Soul, porque no toda la animación tiene que ser infantil ni ser infantil es algo malo

 

Soul, la nueva película de Pixar, reflexiona sobre los sueños y la vida. Fuente.

Hace poco, leí una crítica de Soul bastante trasnochada. En ella se criticaba a Pixar por hacer películas complejas y reflexivas sobre temas como la vida, la muerte, los sueños incumplidos, el vacío existencial… Básicamente, se defendía que si una película era de animación, debía ser infantil y que si era infantil, debía ser un mero entretenimiento a poder ser lo más banal, simplista y vacío posible. Fue tal la sarta de falacias de esa reseña y se generó tal revuelo que me dispuse a ver Soul por el mero hecho de llevar la contraria.

Primero, no todo el cine de animación tiene que ser infantil. La animación es una técnica con la que se pueden contar muchos tipos de historias. Hay películas de animación que son bastante adultas (si se desea ese término): Colorful, Perfect Blue, When the wind blows, Fritz the cat, Fantastic planet… ¿Puede un niño disfrutar de alguna de ellas? Por supuesto, igual que la lejía no se debe beber, pero hay gente que se la bebe. De crío, yo me veía Pesadilla en Elm’s Street y soy una persona casi normal (bueno, más o menos). Nunca me ha gustado segmentar una obra por edad basándome en posibles futuros traumas, pero entiendo que Fritz the cat no sea lo más adecuado si tienes cinco años (espero).

Segundo, no todo lo infantil es malo. Esto nace del cinismo de intentar ser adulto. Un consejo: desconfía de la gente que ha matado a su niño interior (ten cuidado con aquellos cuyo niño interior sea un niño maleducado o mimado, por otra parte). Se atribuye a Stephen King la frase de que él tenía el corazón de un niño (guardado con formol en una jarra), pero creo que lo de mantener viva la llama de la juventud es algo loable; no obstante, el mundo busca siempre como apagarla. Centrándome, hay multitud de grandes obras destinadas a un público infantil o juvenil, pero encandilan a adultos y eso no es bochornoso. Con cierta condescendencia, Chesterton defendía en sus ensayos la lectura juvenil e infantil y Carlos Ruiz Zafón nunca renegó de sus primeras obras para un público joven. Para mí, hay grandes obras dentro de este campo: Peter Pan es una de las mayores joyas de la literatura, El Hobbit nació como un cuento de Tolkien a sus hijos y Star Wars siempre ha sido vista por George Lucas como una obra infantil. La lectura y el cine forman una parte muy importante de los primeros años de las personas.

La idea de que lo infantil es malo o debe ser unineuronal es una idea no solo estúpida, sino perjudicial. Las fábulas tienen moraleja, toda historia puede tener una enseñanza. Fuente.

Tercero, un adulto no debe sentir vergüenza de que le guste una obra infantil o juvenil. Te voy a decir una gran verdad: la vida es demasiado corta como para pasártela pensando en qué dirán de ti o qué pensarán sobre ti; una vez te olvides de eso, la vida se hace más llevadera dentro de su insoportable suplicio. Entonces, ¿por qué sonrojarnos por disfrutar de este cine considerado infantil? Esto podemos relacionarlo con aquella época en que cierta saga de un niño mago estaba de moda y las editoriales la publicaron de nuevo con portadas menos “infantiles” (es decir, oscuras y sin dibujos... la "adult edition") para que los adultos pudieran leerla en el metro, en cafeterías… sin sentir vergüenza. Debe haber un momento muy triste en nuestras vidas donde se nos dice que debemos matar la infancia.

Cuarto, una obra infantil no tiene por qué estar vacía. Aunque sé que algunos son partidarios de que los niños disfruten de películas como Los Minions donde la moraleja es tan simple que casi ni existe, precisamente la palabra moraleja se enraíza con la fábula: cuentos a menudo protagonizados por animales, donde se trataban temas morales y al final nos encontrábamos con una enseñanza. Ahí tenemos a Esopo o Tomás de Iriarte como grandes exponentes. A su vez, los cuentos de los hermanos Grimm, precisamente, también encerraban moralejas: Caperucita Roja iba sobre no te fíes de extraños ni rompas las normas, por ejemplo. El propio estudioso Vladimir Propp señalaba la importancia formativa que tenían los cuentos.

Voy a ser honesto y voy a decir algo como profesor, como autor con novelas para jóvenes y como persona que piensa de vez en cuando: los niños no son idiotas. Es más, me temo que los idiotas solemos ser los adultos. Los que escribimos para jóvenes sabemos que son un público más duro y sincero que cualquier camarilla de críticos remilgados. Por algo, Friedrich Nietzsche decía que el último estado del superhombre era volver a ser un niño, alguien que realiza las acciones sin prejuicios ni consideraciones morales impuestos para una sociedad contaminada.

Es más, cuando hay artistas que fardan de hacer obras adultas (como si ese adjetivo significase que son mejores) se me suelen revolver las tripas. Como si ser adulto fuese una maravilla, oiga. Ser adulto solo significa que tu grado de putrefacción es mayor y que te acercas a la tumba con más rapidez. Nada más… Y ya es absurdo cuando se entiende que lo adulto es incluir violencia, sexo o palabrotas. Es como cuando un niño aprende a decir palabrotas y se piensa que ya es mayor. Es absurdo.

No obstante, más allá de un error de un axioma cimentado por prejuicios que resultan en falacias, considero que hay cierta maldad perjudicial en ese pensamiento de que todo lo infantil debe ser simple. Por un lado, se busca crear obras carentes de enseñanzas, moralejas o cuestiones que puedan ayudar a los más jóvenes. No hablo de que todo arte deba ser educativo, como pensaba Platón o Voltaire, pero sí pienso que incluso en el entretenimiento puede haber una labor de catarsis que genere nuevos pensamientos, esperanzas, sensaciones… Crear obras carentes de moraleja o catarsis nos lleva a solo tener una montañita rusa que apenas se mueve. Por otra parte, aquellos que defienden las obras vacías suelen caer a menudo en el tema de la censura de ciertos contenidos para el público más joven y eso me hace pensar en el capítulo de Arkangel de Black Mirror. La sobreprotección suele generar lo contrario. En ese capítulo, una madre inserta un chip a su hija para evitarle el dolor: cada vez que ve un acto violento, la imagen se borra y ve la típica bruma de un televisor al que le falla la señal. Con el tiempo, esa cría va creciendo y siente fascinación por aquello que se censura, que no se ve… Y entonces, tenemos a un auténtico monstruo incapaz de empatizar, pues para ella el sufrimiento no existe. El creador de la serie, Charlie Brooker, es uno de los grandes moralistas actuales y lo demuestra en este capítulo.

La idea de que una película de animación no puede ser reflexiva o "adulta" es absurda. Soul lo demuestra. Fuente.

Por tanto, considero que las películas de animación no tienen por qué ser infantiles ni lo infantil tiene por qué ser estúpido. Soul demuestra todo esto. Hace un tiempo, salió un meme en que decía que todas las películas de Pixar seguían el patrón de dar almas a aquello que no la tiene: juguetes, animales, monstruos, sentimientos… Ahora, Pixar les da alma a las almas, podríamos llegar a afirmar, pero sería una simple broma a costa de una película que se atreve a experimentar con su trama y con su forma, solo hay que ver la animación o los diseños de estilo cubista.

Soul nos narra la historia de Gardner, un profesor de Música en un instituto que, por fin, consigue un puesto fijo en el centro donde da clase, pero él siempre ha querido dedicarse al jazz, como su padre. Su madre, sin embargo, no es muy partidaria de ello, pero un día se le presenta a nuestro protagonista la oportunidad de tocar en la importante banda de Dorothea Williams y el músico deberá elegir entre seguir con la enseñanza, cumplir con su fantasía o… dejar de luchar, porque está a punto de morir tras un accidente donde descubrirá el lugar del que vienen las almas (imagino que aquí es donde el reseñador que comentaba que Soul era poco infantil se cogió el berrinche).

Por si alguien lo teme: Soul no es Inside Out, ambas son muy buenas películas, pero son diferentes, aunque traten temas que considero fundamentales. Soul es una exploración sobre el origen de las almas y la personalidad, sobre encontrar la chispa que motiva a vivir o, simplemente, encontrar la alegría de eso: vivir. Eso lo necesita un niño de diez años, un adulto como yo de veintinueve o un anciano de ochenta. Además, Soul no teme meter pinceladas de un humor más macarra y algunos momentos emotivos que buscan respuesta a ¿qué es vivir? Esa pregunta y más en un año tan horripilante como el que dejamos atrás, cobra tanta importancia como para que Soul no sea una película que desdeñar.

Sobre la construcción de su mundo (algo que lo que me gusta detenerme), Soul me encanta. Desde la escalera al Más Allá hasta el espacio entre lo físico y lo espiritual, pasando por el Más Atrás, todo está creado para responder a nuestras inquietudes. Los segmentos donde aparecen los personajes históricos a los que ha desquiciado el alma de 22 (aquella que no quiere vivir) me parecen desternillantes.  Y, además, la película no se queda en una exploración de ese mundo como Inside Out, sino que también viaja al nuestro a través de esos místicos que una vez meten la pata desaparecen, ese metro que representa la monotonía o con ese gato donde se reencarna el protagonista por error y cuyo cuerpo es ocupado por 22.  

¿Qué hace que seas como eres? Soul busca respuesta a esa y otras preguntas y eso hace que la película importe mucho, tengas la edad que tengas. Fuente.

Soul no está vacía y eso puede que le duela a los que esperan una película tontorrona. Añadimos que la trama de las almas perdidas (gente que ya no tiene ganas de vivir o se ha perdido en su obsesión) me parece fascinante y atrevida por cómo busca dar respuesta a varios temas sin quedarse con una versión maniquea. A menudo, cuando vemos una charla del TED, aparece alguien que dice: ve tras tus sueños, no dejes de luchar, sigue con tu ilusión… Bonito, ¿eh? Digno de los chamanes que aparecen en el mundo de Soul, pero la vida no es tan fácil. Es un discurso tan simplista, que me alegra que no se repita en Soul. El film no teme en centrarse en diversos aspectos que otras películas hubiesen obviado para hacer algo meramente palomitero. Encontrar lo que te apasiona es tan difícil como lo que lo ocurre al personaje de Connie, la niña que ha perdido la confianza en la música. ¿Cómo descubres qué es lo que te gusta? ¿Te puedes quedar atrapado en ello? ¿Puedes ser bueno en algo que no es lo que realmente te gusta, como le ocurre al peluquero? ¿Qué pasa cuando logras lo que te propones, tu océano?

Técnicamente, además, Soul es maravillosa, con una animación, una iluminación y nos detalles que hacen que este mundo sea fascinante. ¿Y qué decir de la banda sonora? Dicen que el jazz es una forma de comunicación y que no hay nota mala, mientras que la siguiente tenga lógica con la anterior. La banda sonora de la película mezcla algún estilo más minimalista en el mundo de las almas del Más Atrás para dar paso a la candidez y la fuerza del jazz en el mundo de los vivos.

«Prepárate, Gardner, la vida está a punto de empezar» dice el protagonista en cierto momento y, al final, cuando aprende que el propósito de la vida no es otro que vivir, es cuando nosotros también pensamos en algo similar. ¡Pensar! ¡Pensar en 2021! ¡Qué crimen para algunos! ¡Qué delito debe ser que lo haga un niño para algunos! Por suerte, hay gente que sigue saltándose el Ministerio de la Verdad y se centra en crear obras reflexivas para todas las edades. Y eso hace que la película de Pixar no sea baladí a ninguna edad. Como una buena canción de jazz, cualquiera la puede disfrutar. Y a cualquiera le podría cambiar la vida.

2 comentarios:

  1. ¡Hey! ¿Qué tal?

    Me ha gustado mucho tu crítica o reflexión sobre Soul^^

    Sobre lo que comentas de personas que entienden la animación como un mero entretenimiento para niños, la verdad es que son un poquito o más cortitos de mira. Es totalmente una tontería que alguien siga pensando de esa manera y tampoco merece el tiempo en leer lo que piense ese tipo de público.

    A mi me pareció una película muy interesante y me gustó mucho, explora las almas y cómo una persona llega a desarrollar su personalidad o simplemente buscarle sentido a lo que haces con tu vida.

    Me parece una visión interesante de poder explorar y disfrutar de una película que está hecha maravillosamente.

    Me gustan las películas de Pixar por eso, no se tiene que quedar siempre en películas banales con las que pasar el rato, también pueden enseñarnos algo^^

    Maravillosa crítica, ¡hasta pronto!

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    Respuestas
    1. ¡Hola, Elsbeth!

      Me alegro mucho de que te haya gustado esta reseña que he escrito, a medio camino de una reflexión sobre lo infantil, la animación, los prejuicios, etc. Me alegra saber también otra cosa: que no soy el único que comparte esta visión sobre el cine de animación.

      A mí también me ha parecido una película muy interesante por los temas que toca y por todo lo que nos ha aportado como espectadores. No se queda en el recurso más fácil, como habrían querido algunos.

      Sobre Pixar, creo que siempre que no cae en las secuelas (salvo en Toy Story 3 y algún caso más), nos suelen ofrecer buenas películas que no tienen que limitarse a ser cascarones vacíos.

      Muchas gracias por tus palabras hacia mi crítica, me alegro de que te haya gustado.

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