Planeta nos trae un nuevo tomo de Star Wars, esta vez dedicado a los héroes de la época de la rebelión. Fuente. |
«Conozco un montón de maneras entretenidas de evitar tener que pensar, pero irse de vacaciones es la mejor de ellas», Biggs Darklighter (piloto, amigo de Luke y fiestero galáctico).
No soy objetivo con Star Wars. Para mí, es como un amor platónico: te da igual que a veces no sea lo que esperas, pero lo amas igual. Me ocurre también con los cómics de la saga. Leo casi todo lo que se publica ahora de la saga y reconozco obras notables como la Doctora Aphra o Darth Vader y cómics que resultan ser poco más que historias simpáticas dentro de una galaxia muy, muy lejana como es el caso de Star Wars. Era de la Rebelión: Héroes, publicado recientemente en nuestro país por Planeta Cómic. Este tomo se compone de una serie de historias cortas dedicadas a varios de los personajes de la trilogía original de George Lucas, siguiendo el estilo de los ya publicados Héroes y Villanos de la Era de la República, que nos dieron historias de Anakin, Qui-Gon Jinn, Darth Maul, el Conde Dooku, etc.
Star Wars es tan grande que siempre podemos contar nuevas historias de una galaxia muy, muy lejana. Fuente. |
Aventurillas en una galaxia muy, muy lejana
Para arrancar este tomo, tenemos un número dedicado a la Princesa Leia, que nos cuenta cómo se hizo con el atuendo del cazarrecompensas Boushh (sí, el del detonador termal de El retorno del Jedi) y se narra una pequeña aventura, donde junto a Lando (más o menos), se enfrenta a un auténtico asesino a sueldo como es nuestro seseante trandoshano Bossk. A mí ponme a Bossk donde quieras, que ya me gusta. Es más, ponme a Bossk en una película donde salga Meryl Streep y así conseguirías que me gustase (no, es broma, ni un trandoshano iba a hacer que me cayese bien esa señora).
A continuación, la historia de Han Solo nos conduce a los dilemas de nuestro caradura favorito sobre unirse o no a la rebelión y su pasado como contrabandista. ¿Seguir ganando pasta o ayudar a una panda de rebeldes desarrapados? Aunque tiene algún momento divertido (porque siempre es divertido enfrentarse a la gentuza de la galaxia y que aparezca un contrabandista que se me ha parecido a Orlando Bloom en Piratas del Caribe), puede que solo insista en lo que ya hemos visto con más claridad y calidad en otros cómics del nuevo canon, como la serie de Star Wars de Jason Aaron o la miniserie de nuestro chaval de Corellia que soñaba con las estrellas. Qué lástima que no se le haya sacado más partida a Solo en este nuevo canon pese a su película, por cierto.
Y si por un lado tenemos a Han, por otro tenemos que tener a quien le ganó el Halcón Milenario. Sí, hablamos de Landonis Balthazar Calrissian, ¿puede haber un nombre más maravilloso? No, claro que no. El cómic dedicado a Lando es entretenido por las intervenciones de Lobot y los arranques de Lando de eterna bondad pese a ser un poco chapucero y traidor. Me gustó más la miniserie de Lando que este tomo, pero aquí nos resuelven la pregunta: ¿cómo se mantiene Bespin sin ingresos? Pues ya tenemos la respuesta y entendemos por qué Lando odiaba tanto de joven a los mineros, como decía en la película de Solo. Debería haberse quedado vendiendo aquellos cerdos hinchables de Rebels.
Ocurre de un modo similar con el número dedicado a Luke. No, no me refiero a cerdos hinchables o mineros odiosos, sino al ritmo de la obra: no aburre y el inicio recuerda a su cameo que nos volvió locos en The Mandalorian, con Luke destrozando robots (recordemos que la Fuerza es lo orgánico, el robot lo artificial que no puede poseer la Fuerza… y Luke suele ser el único que sí siente empatía por los robots, tanto que él mismo está mancillado por su mano robótica), pero aunque se habla del simbolismo de Luke (¡una nueva esperanza!) y me parece interesante que cierto líder rebelde (de Utapau) relacione las habilidades de Luke con las de Vader, no la considero tan extraordinaria como debería o como podría haber sido.
Todas
estas historias han sido escritas por un Greg Pak cumplidor, aunque no
sobresaliente. El dibujo cuenta con diversos dibujantes, aunque se repite sobre
todo Chris Sprouse (con ayuda de otros ilustradores, ¡que hay que
cumplir con el deadline!) en el interior y Terry y Rachel
Dodson en las portadas. Ni unos ni otros hacen un trabajo por el que vayan
a pasar a la historia y tampoco parece que este fuese su objetivo, ni siquiera
para la historia de Star Wars. O quizá, simplemente, Lucasfilm o los
editores de Marvel no les dejan, pero como dice un viejo refrán: «a llorar a
la llorería a Mustafar»).
Para terminar el tomo y que no se quede demasiado corto, contamos con dos historias más: La prueba de Dagobah y El valor robado. Y da que pensar que este relleno sea incluso mejor que algunas de las otras historias.
El primer título es una obra introspectiva sobre cómo Yoda afronta su exilio en Dagobah como una forma de expiar el pecado de la arrogancia que llevó a la caída a los Jedi y al poder al Lord del Sith. Está escrita por Marc Guggenheim, el hombre tras el Arrowverse y series como Trollhunters, aparte de varios cómics dedicados a Flash o Spider-Man, y dibujada por Andrea Broccardo, que quizá debería haberse basado más en el Yoda de Frank Oz que vimos en El Imperio contrataca (ya que la historia transcurre en ese tiempo), que en el Yoda de El ataque de los clones (recordemos la cualidad de los planetas Jedi para quitarle el CGI a Yoda: ya sea en Dagobah o en Ahch-To… sin contar escenas eliminadas de La venganza de los Sith). Es un cuento interesante para rellenar un pequeño hueco, pero no cambiará la vida de nadie (salvo los que quieran ver a Yoda con arco. Entonces, sí).
La gloria en forma de cómic de Star Wars. Fuente. |
Irff, ciudad de vacaciones
No me ocurre lo mismo con El valor robado, dibujado y escrito por Jon Adams (que no, no es el de «John Adams?/I know him/That can't be/That's that little guy who spoke to me/All those years ago/What was it, eighty-five?/That poor man, they're gonna eat him alive!»). Y esta opinión puede resultar bastante polémica (si alguien fuese a leerse esto o el cómic). Que conste lo siguiente, señoría: no estoy en contra de la sátira ni de la parodia y es más, de vez en cuando siempre está bien reírte de aquello que te gusta. Mi ejemplo claro con Star Wars está en el diálogo de Clerks de Kevin Smith cuando sabía hacer pelis, en ella se hablaba de todos aquellos curritos que habían muerto en la Estrella de la Muerte: es una broma, pero nos hace pensar y percatarnos de una cuestión que, tal vez, hubiésemos pasado por alto en plena euforia rebelde (y que rescatan en el diálogo con el piloto pirado del inicio del capítulo de El rescate de The Mandalorian). Me ocurre de un modo similar con esta pequeña historia que aparece casi como detalle juguetón sin más en el tomo y que… francamente, por lo delirante que es, me parece la mejor. Los protagonistas son Biggs Darklighter, colega de Luke que se unión a la academia de pilotos del Imperio hasta que desertó y se unió a los rebeldes (y que muere tras reencontrarse con Luke, cuando interviene en el ataque a la Estrella de la Muerte) y Porkins (otro de los pilotos del escuadrón que ataca a la estación de combate del Emperador). Empezamos con ambos atacando cazas TIE hasta que a Porkins le entran remordimientos al ver un holograma de uno de los pilotos imperiales abatidos, en él lo ve como un tipo normal y corriente, con su familia y demás. ¿Qué se le ocurre a Biggs? Pues irse de vacaciones al planeta vacacional de Irff. Sí, sí… como estás leyendo. El resto del número es una sucesión de divertidas y satíricas viñetas donde vemos a nuestros pilotos en un complejo vacacional donde flipan de todas las maneras que pueda uno imaginarse. Es como Resacón en Las Vegas, pero en Star Wars, incluyendo el momento en que se topan en el complejo vacacional con una capitana del Imperio e intentan secuestrarla (con dramáticas y descacharrantes consecuencias) y, al final, lo mejor es que una historia tan pequeña, nos deja con algún poso de reflexión inesperado. Si Jon Adams vuelve a escribir algo sobre Star Wars, lo compraré. Si es una historia con Klaud, es que declararé mi amor incondicional a este señor y esto es así y nadie lo podrá cambiar.
¿Qué balance sacamos de este tomo? Si eres un fan de Star Wars, disfrutarás de saber algún momento más de la historia de estos personajes. Si no eres fan, pues ni siquiera creo que te quedes con las historias. Si esperabas algo trascendental, no es tu tomo. Si quieres algo de entretenimiento galáctico que incluya las vacaciones de dos pilotos que viste morir en la Estrella de la Muerte… ¡Bingo! Este es tu tomazo.
En definitiva, Star Wars. Héroes de la Rebelión nos recuerda que, aunque los amores platónicos no sean perfectos (salvo si es Klaud), cuando alguna vez nos dicen algo o nos guiñan el ojo, significan todo para nosotros (sobre todo, si incluye holofotos vacacionales donde, con arena, finges ser un hutt… Sobre todo ahí).
¡Que Klaud os acompañe! Fuente. |
Parecen historias interesantes.
ResponderEliminarEl mayor pecado de Yoda es esa frase, ya famosa de Tienes que aprender a librarte de lo que temes perder.
Saludos.
¡Lo es! Gracias por el comentario.
EliminarDe momento no ha caído en mis manos ningún cómic de Star Wars, pero ahora mismo estoy terminando la segunda temporada de "Rebels" -que me imagino que habrás visto, voy con un poco de retraso, tengo que ponerme también con Clone Wars". Los personajes de Ezra Bridger y Kannan Jarrus se han convertido en parte de mis favoritos del universo.
ResponderEliminar¿Me recomiendas algún cómic en concreto para empezar a leer?
¡Aaaah, Rebels me encanta! No dejes de ver The Clone Wars, que a través de ellas conocerás más a Ahsoka y algunos conceptos que se recuperan en Rebels. Ya me contarás, me encantaron ambas.
EliminarSi buscas cómics, la serie de Darth Vader, pese al dibujo, está muy bien y de ahí sale el personaje de la Doctora Aphra, una arqueóloga charlatana que creo que te encantará. En marzo creo que se publicará de nuevo, por cierto, la miniserie de Kanan en formato cómic, donde se narra cómo escapó de la Purga. Tengo muchas ganas de leerlo.
¡Muchísimas gracias por el comentario! ¡Ya me contarás!