Hace poco me tocó revisar la saga cinematográfica de Harry Potter junto a mi pareja (una película cada día durante algo más de una semana, una experiencia fantástica). Se lo comenté a un compañero y me preguntó que si había cambiado de opinión sobre alguna. Le respondí que con Harry Potter no puedo ser objetivo. Esos libros son mi infancia y mi adolescencia, al igual que las películas porque crecí con ellas, igual que esos chavales en los libros y en las adaptaciones cinematográficas. No puedo evitar ser poco objetivo, al igual que tampoco puedo evitar aprender algunas cosillas en cada nuevo visionado.
La labor del diseño de las películas de Harry Potter siempre me ha parecido fascinante y poco reconocida. En cada cinta, teníamos nuevos lugares, criaturas, ambientaciones… Y pocas veces, la gente se sorprendió de que tuviéramos una adaptación que consiguiese ser tan mágica.
La lectura de El Gran Libro de las Criaturas de Harry Potter y El Gran Libro de los Lugares Mágicos de Harry Potter, dos obras fantásticas sobre las películas, me permitió tener una idea de todo el trabajo que había llevado cada película. Cabe decir que, por ejemplo, las tiendas que se ven en el Callejón Diagon, en muchos casos, estaban llenas por dentro aunque solo fuera a verse el escaparate. Y, sin duda, parte de ese trabajo tuvo que ver con el equipo de arte conceptual de las películas.
Viendo una de mis preferidas El prisionero de Azkaban, mi pareja se dio cuenta que en los fantásticos créditos que recrean al Mapa del Merodeador, aparecía un nombre que nos era conocido y que no sabíamos que había trabajado en estas labores: Dave McKean.
Junto a McKean. |
McKean es un artista extraordinario, capaz de mezclar la oscuridad, el surrealismo y una visión muy particular del mundo en cada una de las formas artísticas que suele abordar, desde el cómic pasando por la pintura o los cómics, por ejemplo.
Tuve la oportunidad de conocerle hace unas semanas gracias a que vino a Tenerife a una exposición donde también realizó firmas e incluso dibujos para sus seguidores. Siempre esperas de un artista así que sea huraño o extraño, pero en persona era una persona agradable, un artista que se acercaba al público y conectaba con él.
Ojalá hubiera sabido en ese momento que McKean trabajó en Harry Potter, porque me hubiera gustado preguntarle por sus concept art, ya que no encuentro ninguno por Internet. Una lástima.
No obstante, también este fin de semana, descubrí una web que compartió cien muestras de arte conceptual de Harry Potter y si sabéis de mi cercanía hacia las guías visuales a la hora de escribir, sabréis lo mucho que me ha alegrado este descubrimiento. En cada escena, parece que una historia estalla, ya sea recreando los duelos a muerte entre Harry y Voldemort o dando forma a la maravillosa Escuela de Magia y Hechicería Hogwarts. Por tanto, no podía negarme a hacer un post sobre el arte conceptual del que quería hablar desde que descubrí el asunto de McKean, aparte de compartir mi tablero en Pinterest con algunas de mis obras favoritas:
Por eso, cuando alguien me pregunta si merece la pena ver de nuevo tus películas favoritas y dejar tu imaginación volar a través de la lectura, pienso en lo triste que debe ser no descubrir nunca otros mundos que te hagan comprender más sobre este, sobre otros y sobre uno mismo y la magia que nos rodea. El arte es lo que tiene.
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