Así nacen los libros, según el tercer capítulo de The Magicians

The Magicians y su magia. Fuente.

La semana pasada pude ver el nuevo capítulo de The Magicians, una serie que como os dije, me había sorprendido ¡y para bien! 

En estos días en los cuales veo todo con cierto cinismo, disfrutar de una serie entretenida con elementos mágicos sin caer en la decepción (como Las crónicas de Shannara o Shadowhunters) es estupendo. 


En el tercer capítulo, varias tramas se han resuelto (quizás algunas demasiado rápido) y de han dejado ciertos elementos para los siguientes episodios, además de explorar los diferentes tipos de magia. Pero… Vale, no quiero hablar de eso, quiero hablar de un hecho más tontorrón que hay en el tercer episodio: una historia de amor entre libros.


Love story… Book story 



Los libros de magia. ¿A qué suena bien? Neil Gaiman escribió un par de cómics con esos nombres. Y si pensamos en su Timothy, nos acordamos de Harry Potter y de aquellos libros que recorrían la biblioteca de Hogwarts o que gritaban. ¿A qué molaban? Esa cara gritando… Recuerda casi a las tapas del Necronomicón de la trilogía de Evil Dead de Sam Raimi… Ah, libros y magia… Todos ellos eran casi deudores de aquellos libros voladores de Merlín el Encantador. Con todo ello, los creadores planteaban algo muy interesante que cualquier lector enamorado de las páginas sabe: los libros son mágicos. Nos transportan a otros mundos, nos hacen sentir a través de personajes, nos conmueven, nos hacen soñar… 

Encuentros... Fuente.

Y en The Magicians han tomado todos esos elementos para una subtrama que, aunque sirve solo para decidir qué ocurre entre Quentin y Julia (y sus facciones, estilo X-Men y Hermandad de los Mutantes de Magneto), a mí me ha parecido una de esas ideas tan tontorronas que me ha encantado. En el episodio, Eliot descubre que uno de los libros de su hermandad ha sido robado durante una fiesta y si los profesores lo descubren, revisarán las fiestas y eso es algo que Eliot no puede permitir. Con ayuda de Quentin, comienza la búsqueda de ese libro desaparecido, para hallarlo tienen una pista: el volumen que es la pareja del libro desaparecido, el cual vuela de un lado a otro buscando a su alma gemela y que les conducirá hasta el libro. 

Cuando vi la idea en acción, pensé: “vaya, interesante”. No era novedoso ni me dejaba anonadado, pero era interesante y pensaba en cómo utilizarían esa trama. 
Elliot, un romántico. Fuente.

Y al final, lo vi. 

Ambos libros se reencuentran, uno acude al otro, la trama se va a solucionar, piensas que los libros se pondrán juntos y ya está y… 

De repente, los dos volúmenes se entregan a una tórrida, breve y merecedora de un gif: relación sexual. Sí, sí, dos libros practicando sexo. Y Eliot lo define como: "el amor gana".

Sí, sí, hemos visto libros que vuelan, gritan, maldicen… 

Pero, damas y caballeros, por tonta que les pueda parecer la idea, yo nunca había visto (ni imaginado, no tengo una mente tan sucia) semejante idea. 

Y aunque muchos pensarán: “qué absurdo”, por dentro yo pienso que solo porque te entreguen algo que no suelas ver y no esperes, ya merece la pena verlo. 

El origen de los libros 


Esto me ha llevado a pensar que, si algún día acabo alguna de mis sagas y se publican, ya sé cómo voy a responder a la gente que me pregunte cuando sale el siguiente volumen. Diré que cuando los anteriores decidan tener niños. 

Tal vez eso del sexo entre libros nos explica muchos abortos literarios que llegan a nuestras estanterías, también muchas familias interminables como la Dragonlance o La Rueda del Tiempo, muchos fan fics que solo serían hijos incestuosos (aunque que un volumen uno y dos tengan sexo es algo así como un Cercei y un Jaimie, son hermanos, ¿no?)… 

Diréis que todo esto es buscarle trasfondo a algo que no lo tiene, pero soy experto en eso. ¿No os he dicho ya lo mucho que me marcó el capítulo de Misfits sobre el poder de la lactoquinesis y cómo una chorrada podía ser tan importante? 

Es absurdo y extravagante, pero, a menudo, la ficción necesita de esos elementos para hacernos soñar y The Magicians, por ahora, lo consigue. Y de qué manera.

La magia nos llega a todos. Fuente.

2 comentarios:

  1. Hola!!

    La verdad es que a mi también me esta gustando bastante la serie, todavía no he visto el segundo capítulo, pero es de esas series de las que no esperaba mucho y que me ha terminado sorprendiendo gratamente.

    Por cierto, sobre Cazadores de sombras opino como tu, menuda decepción ¡¡que mal actuan todos!!.

    Un saludo.

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    Respuestas
    1. Hola, Kitty,

      Ya somos dos. The Magicians tenía pinta de ser una serie un poco simple y al final me ha enganchado como quien no quiere la cosa :D Ya me contarás cuando te veas el segundo y el tercero.

      Sobre Shadowhunters, la estoy viendo por inercia. La verdad es que deja mucho que desear y creo que el gran problema es el guión y la dirección, simples a más no poder. Los actores no pueden salvarla.

      Muchas gracias por tu comentario, un saludo.

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