El Cid, según El Ministerio del Tiempo. Fuente. |
La paradoja bootstrap. El Doctor lo explicó en un capítulo de su novena temporada, ¿qué pasaría si un viajero del tiempo quiere conocer a Beethoven, ha aprendido todo sobre él, pero viaja a la época del músico y descubre que no existe y debe él convertirse en Beethoven? Un auténtico bucle espacio temporal donde también ha estado el primer capítulo de la segunda temporada del Ministerio del Tiempo.
Más misterio del tiempo
Como sabéis, no soy mucho de ver series españolas, pero como os dije recientemente en el blog donde comenté la primera temporada del Ministerio del Tiempo: esta serie ha logrado que esté enganchado a una obra que se hace en nuestras propias fronteras.
Su mezcla de aventuras, drama y humor (sin dejar el impresionante background de la historia española) han hecho que se transforme en una de mis series preferidas.
Podíamos llegar a temer que el lapsus entre la finalización de la primera temporada, la renovación de una segunda temporada y el estreno de esta nueva tanda de capítulos hubiera hecho que el equipo tras el Ministerio no hubiese sabido lidiar con su propia historia, que no supiera qué más contar, pero Javier Olivares, su equipo de guionistas, directores y demás, han logrado regresar por todo lo alto con un episodio que merece la pena su visionado y que nos promete una temporada, cuanto menos, tan buena como la anterior.
La idea de un Ministerio del Tiempo que salvaguarda la historia es una premisa riquísima, compleja y plagada de enormes oportunidades. Una de esas posibilidades (de las que hablaba al principio) era ¿qué pasas si vives idolatrando a un héroe, viajas al pasado y, por vicisitudes del destino, tienes que convertirte en él? Es una idea atractiva (y seguramente, por ejemplo, de lo mejor de la segunda temporada de Héroes, donde Hiro se convertía en Takezo Kensei para cumplir con la leyenda que él ya conocía), pero en este caso se hace con un personaje tan español como el Cid, a la vez que se valora la idea de qué pasa con los agentes del Ministerio cuando se sacrifican por este.
Podíamos llegar a temer que el lapsus entre la finalización de la primera temporada, la renovación de una segunda temporada y el estreno de esta nueva tanda de capítulos hubiera hecho que el equipo tras el Ministerio no hubiese sabido lidiar con su propia historia, que no supiera qué más contar, pero Javier Olivares, su equipo de guionistas, directores y demás, han logrado regresar por todo lo alto con un episodio que merece la pena su visionado y que nos promete una temporada, cuanto menos, tan buena como la anterior.
La idea de un Ministerio del Tiempo que salvaguarda la historia es una premisa riquísima, compleja y plagada de enormes oportunidades. Una de esas posibilidades (de las que hablaba al principio) era ¿qué pasas si vives idolatrando a un héroe, viajas al pasado y, por vicisitudes del destino, tienes que convertirte en él? Es una idea atractiva (y seguramente, por ejemplo, de lo mejor de la segunda temporada de Héroes, donde Hiro se convertía en Takezo Kensei para cumplir con la leyenda que él ya conocía), pero en este caso se hace con un personaje tan español como el Cid, a la vez que se valora la idea de qué pasa con los agentes del Ministerio cuando se sacrifican por este.
Los héroes salvando al Cid. Fuente. |
El Cid y el Ministerio
En este episodio Tiempo de leyenda recuperamos a nuestra patrulla del tiempo, aunque con cambios. Amelia y Alfonso deben descubrir por qué hay dos Cid. Mientras, Julián espera regresar con el grupo para, por desgracia, descubrir que ya no tiene cabida en él tras sus problemas para superar la muerte de su esposa. Así que, a falta de Julián, el Ministerio añade al combativo Ambrosio Spínola a la patrulla con la que viajamos a la descarnada época del Cid.
Y descubrimos cómo el arreglo de un problema inesperado (la muerte del auténtico Cid) trajo el nacimiento de un auténtico héroe, con el dolor que todo eso supone para el agente del tiempo que intentó arreglarlo: dejar a su auténtica familia, conocer a la dulce y clemente Jimena…
Por suerte, seguimos teniendo dosis de humor, pero también de drama, como la escena de la muerte de cierto héroe, o épica, con el inicio de esa batalla que nunca llegamos a ver (sí a imaginar) y donde nos damos cuenta de que el Cid gana batallas incluso muerto, porque como los grandes héroes, no es de carne y hueso, sino una idea y las ideas pueden ser llevadas por todos aquellos que creen en ellas.
Las líneas narrativas se "zanjan" mientras aprendemos lo que supone ser un agente del Ministerio: lo es para Rogelio, para Amelia, para Alfonso, para Ambrosio, para Julián… Todos los personajes tienen decisiones que tomar y, si bien, hay cierto aire melancólico en el capítulo, la aventura sigue ahí y es que eso es parte del ADN de la serie (aunque para Ambrosio y Alfonso sea un poco más complicado de entender).
Quizás podamos preguntarnos si el episodio hubiera funcionado mejor sin el prólogo del inicio, haciendo de todo el capítulo un misterio y un rompecabezas sobre el segundo Cid, pero tal vez hubiese funcionado, simplemente, de otro modo que no encajaba con lo que deseaban los creadores.
Quizás podamos preguntarnos si el episodio hubiera funcionado mejor sin el prólogo del inicio, haciendo de todo el capítulo un misterio y un rompecabezas sobre el segundo Cid, pero tal vez hubiese funcionado, simplemente, de otro modo que no encajaba con lo que deseaban los creadores.
Una historia sobre la historia
El Ministerio del Tiempo tampoco se ha olvidado de algo importante: enseñar historia de España sin avergonzarse de ella. Muchos jóvenes (y no tan jóvenes) descubrirán nuestro pasado gracias a esta serie, de un modo que no se había hecho antes. Porque seguro que todos sabemos mucho de la Guerra de la Independencia o de la Coronación de Isabel II (gracias a la ficción), pero sabemos poco de nuestros propios héroes, como el Cid. Por si fuera poco, no caricaturiza a los musulmanes que vivían en la Península, sino que son capaces de hablar con franqueza sobre los diferentes grupos dentro de esta religión. Ya solo por eso, merece la pena, pero, como siempre, hay mucho más.
Por el camino, se tienden los puentes de lo que puede ser el gran arco argumental de esta segunda temporada: ¿qué suponen sus agentes para el Ministerio y qué supone el Ministerio para sus agentes? ¿Quién está filtrando la información del Ministerio? ¿Por qué se ha vuelto a colocar a Irene en su puesto detrás de los eventos de la anterior temporada? Tramas que esperemos que se resuelvan.
También el Ministerio del Tiempo vive de sus guiños y ahí tenemos desde la mención de una serie sobre la propia serie, el grito de guerra de Spínola (no olvidemos que Ramón Langa es el actor de doblaje de Bruce Willis), la aparición de David Sainz-Rozas de Malviviendo como un agente del Ministerio canario, la genial escena en la que Charlton Heston busca documentarse para su película del Cid… Por suerte, los creadores saben quién es su público y juegan con ello.
También el Ministerio del Tiempo vive de sus guiños y ahí tenemos desde la mención de una serie sobre la propia serie, el grito de guerra de Spínola (no olvidemos que Ramón Langa es el actor de doblaje de Bruce Willis), la aparición de David Sainz-Rozas de Malviviendo como un agente del Ministerio canario, la genial escena en la que Charlton Heston busca documentarse para su película del Cid… Por suerte, los creadores saben quién es su público y juegan con ello.
El Cid, ganando batallas incluso tras la muerte. Fuente. |
Recreando al Cid
Aparte de los guionistas, creadores, actores (que cumplen y con creces), mención de honor se merece el equipo detrás de los efectos especiales, el vestuario, la peluquería, el maquillaje… Es complicado trasladar una época concreta a la pequeña pantalla, pero trasladar varias a lo largo de cada capítulo de una temporada puede ser aún más arduo.
Hoy, que el espectador está familiarizado con las recreaciones de épocas medievales que antes solo se podían ver en el cine y que ahora disfrutamos a lo largo de diez capítulos en series como Juego de Tronos, el trabajo de esta parte del equipo del Ministerio del Tiempo ha sido loable, sobre todo a la hora de crear grandes planos de efectos especiales y ejércitos que nunca estuvieron ahí. Sería fácil que esos planos no soportasen el visionado o fueran demasiado frágiles, pero el equipo lo ha logrado a la hora de devolvernos a la época del Cid Campeador.
En definitiva, el Ministerio del Tiempo ha arrancado en su segunda temporada de un modo loable, capaz de seguir evolucionando y contar buenas historias dentro de nuestra historia. Esperemos poder seguir atravesando las puertas de esta galería del tiempo construida por Javier Olivares y todos sus ministéricos.
Malviviendo como parte del Ministerio. Fuente. |
...sobresaliente....
ResponderEliminarEsperemos que dure y que el equipo que la hace siga al mando.
EliminarConozco esos ejemplos, he visto ese capítulo de Doctor Who y de Heroes, una de las series con el guión más plaeneado, con más cuidado en los detalles.
ResponderEliminarTambién ha sido planteado en relatos ce Robert Heilein, Por sus propios meedios y Todos ustedes, zombies, que se adaptó como la película Predestination.
Es para felicitar a quien hace algo nuevo.
Y yo opino que una forma de ser verdaderamente realista es mediante la ciencia ficción.
Héroes tenía muchas cosas buenas (al menos, en sus dos primeras temporadas, que las revisé de nuevo hace poco). No conozco la obra que citas, pero vaya, me la apunto porque estas cosas siempre apuntan a maneras.
EliminarY la ciencia ficción siempre es un cúmulo de oportunidades que no podemos obviar.
Gracias por el comentario, un saludo.
Yo he empezado a ver la serie "por tu culpa". Y me gustó, la verdad. Hasta utilicé el capítulo en una clase sobre la utilización de la imagen de El Cid durante el franquismo
ResponderEliminarEcha un vistazo a los making of que dan después de cada capítulo, suelen insertar una parte documental en la que se recuperan archivos de RTVE bastante interesantes. Me alegro de que te esté gustando. :D
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