The Last of Us: cuando no hay infierno

Nunca he sido muy amigo de cuando una forma cultural necesita el cine o la televisión para reivindicarse. Hace unos años, ocurrió con los cómics (¡los cómics pueden ser tan buenos como las películas! ¡Los cómics son literatura!). Y en los últimos años, ocurre de modo similar con los videojuegos, ¡los videojuegos pueden estar a la altura del cine!

Solo que no lo están.

Ni les hace falta.

Son formas creativas distintas y, en el caso del videojuego, un campo todavía joven y lleno de posibilidades.

Lo que es cierto es que desde que se estrenó The Last of Us en 2013 la idea de que el videojuego es un medios para contar una buena historia está ahí. Ahora, parece que la serie de HBO (encima HBO, la cadena de las grandes series) debe legitimar la historia que tantos y tantos jugadores han amado. Y no le hace falta para entregarnos una buena serie.

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The Last of Us bebe del género posapocalíptico. La carretera, Soy leyenda, El amanecer de los muertos… son solo algunas de sus influencias

Más allá del videojuego

 “When there’s no more room in hell, the dead will walk the earth»- George A. Romero.

En una época poscovid donde todos hemos vislumbrado el apocalipsis, la historia de The Last of Us nos recuerda qué rápidamente podemos perderlo todo. Tenemos a los zombis de Romero, Soy leyenda de Richard Matheson, La carretera de McCarthy, la devastación de No country for old men… y tenemos la historia de un hombre que debe aceptar lo que ha perdido a través de la redención de sus actos, pero ¿puede la violencia salvarle? ¿Qué representa en realidad Ellie en un mundo condenado?

Mientras veía la serie pensaba en cómo podrían realizarse ciertas escenas que hay en ella y no en el videojuego. Parece casi imposible y se agradece que el nuevo formato puede añadir elementos, pero esto tampoco significa que el formato de la serie sea superior al videojuego: en una novela, también se podrían agregar elementos que ni la serie ni el videojuego podrían mantener.

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Pedro Pascal y Bella Ramsey, ambos actores que han trabajado en Juego de Tronos, encarnan a Joel y Ellie en la serie de The Last of Us.

Tras el fin

Parte del éxito está en cómo se ha trasladado el videojuego a la gran pantalla o la misma pantalla, pero que, metafóricamente, es todavía mayor.

Existe una gran fidelidad, sin sacrificar la idea de poder expandir elementos de la historia original. Por un lado, tenemos a Neil Druckmann, creador del videojuego, que ha servido de director de alguno de los episodios y se ha responsabilizado de que los que conozcan la historia por primera vez o los que ya la conociesen no se sintieran decepcionados.

Por otra parte, Craig Mazin, quien nos sorprendió con la magnífica Chernóbyl, aporta su sello del mismo modo que escribió una de las escenas más terroríficas de la historia: el plano final del primer episodio de la serie sobre el accidente de la central nuclear soviética.

Por ahí he leído que las decisiones de casting son fruto de un «algoritmo» y una «autoparodia» porque Mazin estuvo tras una obra sobre un desastre y Pedro Pascal y Bella Ramsey ya habían trabajado en HBO. Hablar de algoritmo en esta época de IAs es una falta de respeto hacia los creadores de la serie. Hablar de autoparodia, un insulto.

Imagino que, desde esta «postura» (¿se la puede llamar así?), sería «mejor» si hubieran cogido a los tres primeros que hubieran pasado por la calle. Ese es el nivel de la «crítica» actual, para aquellos que busquen más, destacar el buen trabajo de Mazin, Pascal y Ramsey a la hora de crear su propia versión del videojuego y de Joel y Ellie respectivamente.

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La humanidad del monstruo

La labor de guion funciona como adaptación, pero también como obra independiente. Las líneas que se conservan del videojuego no quedan lastradas por el nuevo formato y hay varios guiños a este.

Más allá de eso, todo el drama de Sarah o la historia del niño que llega a la zona de cuarentena me parecen fantásticas y dignas de ser estudiadas en las escuelas de cine. La serie logra coger desprevenido al espectador que no conoce el videojuegoy mostrarle cómo la vida se puede ir al traste en un solo instante.

Pese a que hay cierta arritmia en la mitad del episodio, las escenas más humanas son las que nos enganchan a esta obra que es más perfecta si cabe ahora, tras la pandemia. Hace poco, cuando he vuelto a jugar al videojuego, el inicio, con los informativos hablando sobre la pandemia fúngica me ha recordado a las noticias que vimos en nuestro mundo cuando se hablaba del COVID, el confinamiento y la incertidumbre.

Por otra parte, me gusta cómo se retrata a los personajes como héroes rotos, brillando también la siempre fantástica Anna Torv, que es capaz de levantar cualquier escena en la que salga. Lo mismo hacen un Pedro Pascal y una Bella Ramsey magníficos, o la joven Nico Parker como Sarah. Más atrás se me queda la Marlene de Merle Dandridge, que creo que no consigue la fuerza requerida (ese disparo que parece no doler como debería…).

The Last of Us es una serie que no necesita reinvidicar el videojuego, ambas obras son fantásticas por sí mismas. Share on X

El mundo de The Last of Us

No era sencillo llevar esa especie de Carcosa, el aciago mundo del videojuego a la serie, pero se ha conseguido, más allá de por el hecho de calcar planos, con cuestiones más sutiles.

Empezamos con la banda sonora. Era otro elemento fundamental del videojuego y en la serie se han rescatado los temas de Gustavo Santaolalla, a los que se agrega el trabajo de David Fleming. Dudo de que la serie desprendiera su aura de The Last of Us si no fuese por la banda sonora. El rasgueo de su guitarra es parte ya del ADN del videojuego.

A todo esto se agregan los efectos especiales a la hora de destruir el mundo y contar qué ocurre con él. Aparte del maquillaje de los pocos seres fúngicos que vemos en los primeros compases (muy interesante), la ambientación utiliza también efectos prácticos a la hora de crear esa versión de nuestra realidad que se ha ido por el retrete.

Me sigue asombrando como el panorama televisivo ha conseguido cada vez más presupuesto y cómo este es invertido para tener un acabado que ya querrían muchas películas. No obstante, lo crucial es la historia (el efecto especial es un complemento, importante, pero no único). Es en parte lo que hace que nos creamos esta obra que tampoco sacrifica el mensaje cruel de parte de videojuego y todo el género zombi: al final, los malos no son los monstruos sino tú y yo, los humanos.

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La recreación del mundo de The Last of Us es uno de los puntos fuertes de la serie.

Episodio 1: When You’re Lost in the Darkness

Empecemos por lo más importante: estamos ante una buena serie y los treinta primeros minutos del capítulo piloto son brillantes, tanto que era complicado mantener ese nivel en los cincuenta restantes, pero si no son brillantes, al menos son notables o sobresalientes. Aunque se ha prescindido de la escena de los créditos al estilo El Amanecer de los Muertos y considero que hay cierta sobrexplicación en la primera escena (la entrevista), de resto la serie puede incluir escenas que el videojuego no.

Reparto, dirección, guion (salvo en el caso concreto ya citado)… todo lo demás funciona como catalizador de las obras que influyeron el videojuego y el propio videojuego. A su vez, se expanden diferentes subtramas y dan pie a un fantástico episodio piloto que, pese a cierto problema de ritmo o cierta llamativa elipsis que tiene que ver con los luciérnagas, es uno de los mejores de los últimos años y promete que la serie se convertirá en un fenómeno.

Loable el equilibrio y la elegancia a la hora de resolver ciertos momentos, sin considerar al público estúpido (algo cada vez menos frecuente). Tener un director que sabe cuando callar y simplemente filmar, es casi inaudito en estos días.

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Los primeros treinta minutos de la serie de The Last of Us son brillantes

Episodio 2: Infected

Los compañeros del pódcast Viajeros de la Noche comentábamos como hay series que plantean rápidamente su sistema argumental (Vikings, Twin Peaks, True Detective… comentaba Adrián Massanet) y otras que tardan su tiempo. The Last of Us tiene pinta de ser una de estas últimas y deberemos esperar al tercer capítulo para saber qué es lo que realmente se está planteando con la serie y de qué manera.

Este episodio, que parece que avanza poco, sirve para plantear no solo el origen de la pandemia sino qué ocurrió con el mundo tras que el brote se extendiese. A medida que avanzan Joel, Ellie y Tess, vemos cómo los tres personajes se desarrollan y desarrollan su mundo. Y lo hace de un modo más equilibrado si cabe que en el anterior capítulo.

El sacrificio

Con un ritmo formidable, Infected trata sobre los sacrificios realizados y los que están por realizarle. Lo vemos desde la primera escena, con un interesante prólogo que nos trae ecos de lo vivido con el COVID, y lo apreciamos a lo largo de las tramas de los tres principales protagonistas. ¿Cuál es el precio de creer en la esperanza cuando la esperanza se ha perdido?

La ambientación

Si en la anterior entrega no teníamos apenas infectados, aquí tenemos muchos y con un sistema de alerta distinto al que vislumbramos en el videojuego. Escenas como la del hotel o la que tiene lugar en el museo viven más de la atmósfera que del ataque de estos seres.

Una rana caminando por un piano puede ser más espeluznante que el auténtico monstruo… solo que aquí el monstruo también es horripilante, no solo porque nos habla de locura y muerte, sino también de violación y nueva carne, como ocurría en las películas de David Cronenberg.

El silencio

Como mayor “pero” del capítulo, puede que la música sobre en la escena del museo, donde el propio Joel indica que hay que seguir en silencio y se podría haber jugado con este elemento para generar tensión. Además, habría sido interesante, en cuanto a dirección, optar por el plano secuencia, como vimos en la reciente Athena.

Queda por saber si el tercer episodio cumple con todas las promesas y nos desvela realmente si la adaptación de The Last of Us era necesaria.

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Tess es el personaje que, poco a poco, acepta que queda esperanza. La interpretación de Torv está al nivel ya demostrado en grandes series como Fringe o Mindhunter.

Episodio 3: Long long time

Odio la horripilante manía con la que hoy se utiliza el término «relleno» para cualquier subtrama que aparece en una serie, cómic, libro o película. En esta época donde las mentes yacen adormecidas por el efecto de Tik-Tok y los stories de treinta segundos, parece que todo tiene que ir al grano y no se puede narrar nada más. Nos estamos cargando la ficción creando reglas estúpidas sobre el abecé de las historias que se acaba reduciendo a falsas premisas más mascadas que un chicle.

Defiendo la idea de que podemos incluir las subtramas que sean necesarias para una historia y de eso va el tercer episodio de The Last of Us, sin duda, uno de los mejores.

Ellie y Joel

Después de la pérdida de Tess, Ellie y Joel deben continuar su viaje, pero ¿cómo se convertirán en aliados cuando se odian mutuamente? Mientras avanzan por un mundo salvaje, Joel reniega de Ellie porque significa abrir las heridas de la pérdida de Sarah.

A su vez, Ellie contempla un mundo que le es desconocido y siente una fascinación macabra por la violencia que marca su forma de entender la realidad. Es una niña de un lugar muerto y Tánatos la atrae.

Al llegar a la casa de Bill, obtendrán la catarsis para lo que supondrá el resto del viaje y ese cambio solo toma sentido si antes descubrimos quién es Bill.

Bill y Frank

Gran parte de Long long time lo pasamos con Bill, un lunático de las conspiraciones que ha creado su propio búnker. Para él, la pandemia de 2003 supuso una alegría. Nunca le gustó el mundo y ahora puede hacer lo que quiera con su propia ciudad.

Sin embargo, tiempo después conocerá a Frank y, a lo largo de varios saltos, veremos cómo surge y crece el amor entre ambos personajes. Si algún «pero» habría que ponerle está en la caracterización de los personajes, que no siempre cumple; pero eso no significa nada frente a la historia y la historia tiene calidad. Mucha. El propio Bill deberá aceptarse y comprender que nadie pasa por la vida sin perder algo por el camino.  Ambos se complementan durante esta vida tras el apocalipsis.

Como si de Dos en la carretera se tratase, la historia de ambos es la historia de muchas parejas y, mediante los momentos más importantes, comprendemos cómo es ese hogar tras el apocalipsis, uno donde poder dormir en una cama o comer una fresa supone una victoria inconmensurable.

Nuevo rumbo

Mediante la carta que Bill le dejará a Joel, comprendemos el valor de lo vivido por estos personajes y el propio Joel comprende que no puede seguir siendo una sombra, alejado de todos, sino que debe proteger a Ellie como hubiera protegido a Tess. Ellie supone la esperanza para un mundo destruido.

Es precisamente el amor de Bill y Frank el que iluminará a Joel y le permitirá afrontar el cambio y es por lo que este episodio no es relleno; es decir, contenido innecesario sumado para agregar minutaje a la serie. Todo lo contrario, Long, long time es un capítulo más que necesario, no solo para la trama principal, sino también para hablar de la vida, el amor, la lucha cotidiana, la enfermedad y la muerte.

Como si fuera un número aparte de una serie principal de cómics, los creadores de The Last of Us se toman su tiempo para cambiar, ampliar e incluso mejorar este segmento de la historia original y así agregarle capas al drama. En esta época tras el COVID, necesitamos, más si cabe, relatos como este, relatos sobre la esperanza. Y Long, long time enriquece todo lo visto hasta ahora en la serie.

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The Last of Us expande la historia de Frank y Bill, dos personajes secundarios del videojuego.

Episodio 4: Please, hold my hand

Durante el lunes 6 de febrero saltó la noticia de que el quinto capítulo de The Last of Us se estrenaría el sábado por la mañana, varias horas antes de lo que estaba previsto. Una vez visto el cuarto, se entiende debido al cliffhanger con el que acaba y la necesidad de complacer a un público hambriento de maratones como un zombi de cerebros.

Homo viator

El tópico literario del homo viator hace alusión a cómo la vida es un viaje que comienza con el nacimiento y acaba con la muerte. En el caso de Joel y Ellie, esta travesía no es solo metafórica, sino literal y está rodeada de cadáveres y devastación.

Después de la catarsis de Joel a través de la carta de Frank y Bill, acepta su misión junto a Ellie y, poco a poco, crece una especie de amistad entre seres marginales en un mundo posapocalíptico. Entre las cenizas de lo que queda, la relación paternofilial crece entre ambos.

Uno de los momentos más recordados de The Stand (Apocalipsis) tenía que ver con un túnel y aquí tenemos ecos de esa escena. Toda la escena que viene a continuación está bien resuelta, recordando incluso al western y, cuando citamos infectados, posapocalipsis y western, es inevitable recordar The Walking Dead.

Los cazadores

La subtrama que se mueve en paralelo y conecta con Ellie y Joel es la que tiene que ver con los cazadores y Kathleen, personajes que han sido humanizados para no quedarse en los meros revolucionarios. Intentan sobrevivir, como todos, y es comprensible, aunque sus actos hayan caído en la crueldad. A todos nos pasaría. La dirección enfatiza todo esto con la cámara al hombro, recordando a la película Hijos de los hombres.

Sin embargo, pienso que las motivaciones de Kathleen son dependientes del siguiente capítulo y aquí nos quedan muchas dudas. Para saber si han sido resueltas medianamente bien, deberemos esperar. Si lo hace, habrá sido un buen modo de obligarnos a continuar con la serie. Es una opción arriesgada, pero vivimos en la época del descompressive storytelling.

Como decía al principio del comentario del cuarto capítulo, el quinto se ha adelantado para que podamos verlo este fin de semana y conocer a Henry y Sam (se nota con ellos el cariño de Druckmann por el cómic), los dos hermanos que seguro acapararán bastante metraje del próximo episodio. Mientras, seguiremos nuestro camino.

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The Last of Us, en su quinto episodio, profundiza en la relación de Ellie y Joel, y presenta a personajes como Kathleen, Sam o Henry.

Episodio 5: Endure and survive

La serie La maldición de Hill House es catalogada como una de las mejores series de horror de todos los tiempos. Cuando vi la obra de Mike Flanagan basada en la obra de Shirley Jackson, pensé que, en una escala de cero a diez, más que terror, lo que más me causaba era una tristeza que escapaba de esa escala. Lo mismo vuelve a ocurrir con este quinto capítulo de The Last of Us: Endure and survive.

Si algún despistado pensaba que sería una simple serie basada en un videojuego sobre zombis, una obra que ver con el piloto automático (como las adaptaciones cinematográficas de Resident Evil), está terriblemente equivocado. The Last of Us es una serie sobre la supervivencia, las consecuencias y, por supuesto, el drama.

Omnia mors aequat

Desde el inicio, The Last of Us se ha caracterizado por ser gris. No hay héroes ni villanos, sino personas que son capaces de lo uno y de lo otro, para bien y para mal. Parte de la gracia del posapocalipsis es precisamente lo que hacen los personajes para sobrevivir.

Omnia mors aequat. Aquí podemos entender a Ellie y Joel, a Henry y Sam, pero también a Kathleen y el precio de la revolución y la represión. Los infectados, en el fondo, suponen la muerte y los personajes de la obra tienen, ante sí, algo que tenemos todos: el enfrentamiento contra la Parca. Todos somos iguales ante ella y cada uno debe decidir cómo luchar: como cínicos sin esperanza o niños que creen en superhéroes.

Resistir y sobrevivir

Endure and survive es deudor del anterior capítulo. Su primer segmento logra completar lo visto en el cuarto para, a continuación, proseguir y completar la obra. Joel y Ellie y Harry y Sam encajan y se enfrentan juntos a la venganza que representa Kathleen, quien debería parecernos una lideresa loable y, en el fondo, es un monstruo casi peor que los que se ocultan bajo tierra. La incapacidad para perdonar condena a todos estos personajes como veremos en el adrenalítico clímax del episodio.

Las comparaciones son ineludibles. Cada semana, en Internet, vemos cómo aparecen las comparativas entre la serie y el videojuego. Personalmente, me parece innecesario y creo que Druckmann y Mazin consiguen su propósito de pulir algunos elementos del videojuego o, directamente, encontrar en el formato serie, un modo de cumplir con la historia de un modo fantástico. Los cambios me parecen que mejoran el videojuego y no por ello el videojuego es malo.

Enfrentarse a la muerte

El epílogo, que supuestamente debería ser un soplo de aire fresco y esperanza, es devastador. Todo lo que podría ser, toda ilusión, se desvanece de un mazazo cruel. Si Tarkovski nos hablaba de que el arte era el tiempo y gran parte de las obras artísticas hablaban sobre la muerte, esto lo hace Endure y survive y lo hace golpeando al espectador donde más duele. Al final, solo quedará una pizarra con un lo siento sobre una tumba; dibujos de superhéroes perdidos en las ruinas; recuerdos que se desvanecerán en las cenizas de un mundo destruido, donde ni resistiremos ni sobreviviremos.

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Endure and survive es uno de los episodios más duros de la serie: todo se pierde. Una demostración más de la calidad de HBO.

Episodio 6: Kin

«Ve al este».

El western es uno de los géneros más icónicos de la cultura estadounidense, y se ha convertido en una verdadera seña de identidad de la misma. Los habitantes del país de las barras y estrellas tuvieron que inventarse su propia mitología, con el concepto de frontera casi como un espacio mítico donde cualquier pasado parece mejor.

En las últimas décadas, las películas de zombis han experimentado un auge. No son solo películas de tiros, sino también son obras sobre la supervivencia en un mundo hostil y peligroso, y en la lucha contra las fuerzas que amenazan la vida y la libertad. Justamente lo mismo que el western. El sexto capítulo de The Last of Us toma todo ello desde ese momento en que Joel pide consejo sobre cómo ir al oeste. Nada es casual en la ficción.

Sin perdón

El capítulo sexto profundiza en la relación entre los personajes principales de la serie, Ellie y Joel. Muchos echaban de menos este desarrollo en los primeros episodios, pero más vale tarde que nunca. Kin sigue a los personajes varios meses después de los eventos traumáticos del capítulo anterior, en los que Ellie y Joel se enfrentaron una vez más a la muerte.

Aquí Ellie y Joel son interceptados por un grupo a caballo que recuerdan a forajidos y llegan a un refugio en Jackson, donde Joel se reencuentra con su hermano Tommy. Aquí vemos cómo la sociedad intenta reconstruirse, a la vez que Joel se desmorona ante su hermano y Ellie descubre quién fue Sarah.

En este punto se revela la crisis del viaje del héroe que Joel está experimentando. Después de todos los peligros a los que se ha enfrentado, Joel comienza a sentirse bloqueado y se cuestiona su capacidad para proteger a la última esperanza de un mundo devastado. En este sentido, empieza a considerar que lo mejor es que Tommy sea el que lleve a Ellie hasta los luciérnagas.

Hasta que llegó su hora

Una vez superada la crisis del viaje del héroe (y donde quizá se eche de menos el intento de huida de Ellie), Joel y la joven continúan su travesía hasta la universidad que sirve de refugio a los luciérnagas, pero nada saldrá bien. Los últimos minutos del episodio suponen un nuevo mazazo para el espectador, apoyado por la magnífica fotografía del capítulo.

Destaca la dirección de Jasmila Žbanić, capaz de mantener la tensión en todo momento, incluso en aquellos que, en apariencia, deberían ser más cotidianos. La forma en que la cámara sigue a los personajes y cómo utiliza el sonido y la escasa música para crear un ambiente opresivo y tenso contribuyen a que el espectador se sienta inmerso en la historia y en las emociones de los personajes.

Reseña de The Last of Us Kin
Pese al uso de la nieve, todo lo icónico del western aparece en este sexto episodio.

Episodio 7: Lo que dejamos atrás

Una vez cruzado el ecuador de la serie, Lo que dejamos atrás supone una forma de recuperar la trama del DLC homónimo y dar respuestas a lo que acabará haciendo Ellie. Lo logra de un modo similar a cómo el pasado del capítulo 3 marcaba a los dos protagonistas, aunque ni lo supieran.

The Last of Us es, en parte, una historia sobre personajes que no saben superar su pasado o tienen que aprender de él y de todo el dolor que les ha supuesto, para seguir adelante.

Take on me…

El séptimo capítulo de la adaptación de HBO nos presenta la vida de Ellie en los cuarteles de FEDRA, donde se prepara a los más jóvenes para ser carne de cañón en un régimen totalitario. Como docente, considero que el mayor punto de ficción de este capítulo ha sido ver a adolescentes hablar de «fascismo»; por desgracia, a muchos de ellos, esta palabra ni siquiera les suena. Puede que en el fin del mundo, la educación (o la memoria) sea un poco mejor.

Durante la noche, Riley, una amiga de Ellie que ha sido dada por desaparecida, regresa. Tras revelarle que se ha unido a los Luciérnagas, le propone pasar una noche con ella y descubrir el mundo. Una vez sepa qué hay más allá de las fronteras que se han impuesto, Riley defiende que Ellie descubrirá el valor de la libertad por la que lucha el grupo anarquista y no dará vuelta atrás.

Una noche en el centro comercial

Tomándose el tiempo suficiente para desarrollar las relaciones de los personajes (incluso cuando las escenas no acaban de lograr del todo la empatía que se busca), Lo que dejamos atrás es un recordatorio sobre la búsqueda de la libertad del grupo, pero también la de cada uno de nosotros. Ellie debe decidir si quedarse en los cuarteles de FEDRA, si se une a los Luciérnagas, si le dice adiós a Riley, si le confiesa lo que siente por ella…

Aparte de explicar las aficiones de Ellie hacia los videojuegos (curioso homenaje, muy metareferencial) o las canciones de los ’80 (o su conducta enfermiza hacia el chasqueador al que apuñaló en los primeros capítulos), se busca un aire distendido y empático. ¿Lo logra? No del todo.

Golpes y más golpes

Lamentablemente, una vez se entiende cómo funciona la serie, lo que nos imaginamos es que lo peor está por ocurrir, porque siempre que pasa algo bueno en The Last of Us, vienen diez cosas malas encadenadas. Una detrás de otra. Esto debería crearnos tensión, pero la mayoría de las veces solo nos permite ver los hilos que mueven toda la función.

Como ya demostró el tercer episodio, los actos del pasado influyen en el presente y queda por saber si conseguirán la misma fuerza que en el videojuego, cuya conclusión de este segmento lograba una mayor fuerza dramática (y que puede que aparezca en el octavo capítulo).

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Riley y Ellie consiguen una buena empatía en pantalla, pero los momentos elegidos no logran transmitir toda la fuerza que deberían transmitir en algunos momentos.

Episodio 8: When we are in need

Si el género zombi no ha muerto tras tantas décadas desde que George A. Romero crease su propia concepción del monstruo, es porque sigue diciéndonos una terrible verdad sobre nuestra propia naturaleza.

Y ya desde las primeras cintas del director, pasando por reinvenciones como 28 días después o The Walking Dead, el género sirve para profundizar en cómo hay monstruos humanos que son peores que los ficticios. Aquí lo vemos con el líder de la comunidad, David, que se nos presenta en este penúltimo capítulo de la temporada, capítulo que, además, nos lleva a los eventos de invierno del videojuego.

La diabólica simetría

When we are in need arranca con una comunidad que malvive hambrienta en un resort, mientras su líder, el predicador, recita unos versos de la Biblia: «Dios proveerá», pero estas palabras, que deberían albergar esperanza, solo poseen oscuridad cuando las pronuncia un hombre cuyo aspecto de tipo común se quiebra con facilidad para mostrar a una bestia, en una impecable actuación del actor Scott Sepherd. Él no es un pastor, como dice, es un lobo.

Mientras, una niña solloza por la muerte de su padre y se establece un siniestro reflejo de la relación de Joel y Ellie con la forma que tiene este hombre de fe y la niña de actuar. Todo este octavo episodio, precisamente, juega a tender insólitas simetrías entre individuos que se cruzan en un mundo blanco y cruel, salpicado por el carmesí de la sangre.

¿Qué hacemos por amor?

Ellie que intenta salvar a Joel de la muerte. En el bosque, encuentra a dos miembros de una comunidad, David y James (este último encarnado por Troy Baker, quien dio vida a Joel en el videojuego). Ambos son parte del mismo grupo al que pertenecían los individuos que hirieron a Joel en la base abandonada de los luciérnagas. Después de una tensa escena en la que se muestran las cartas del hombre de fe y la joven, Ellie logra penicilina para ayudar a Joel y la infección que lo está matando.

Sin embargo, el líder de la siniestra comunidad reúne a sus hombres para ir a por Ellie para sumarla a su rebaño y ajusticiar a Joel en todo un segmento donde la tensión se masca en el ambiente.

Después de unos momentos agónicos, Ellie es atrapada y Joel, recuperándose a duras penas, emprende la caza contra los hombres de su enemigo y lo hace demostrando que ya no hay salvación para él.

Elegir la violencia

En este punto, el predicador es dibujado como una sombra de Joel: quiere ser el padre de Ellie y de toda su comunidad, pero es un psicópata que se deleita con la carne humana y la sensación de ser un mesías. No es extraño, por tanto, que reciba una herida en el costado, que puede recordarnos a la que le fue realizada a Cristo en la Cruz, pero también a Joel dos capítulos atrás.

En un final agónico y lleno de tensión (que incluso tiende hilos con la sombría Hard Candy), Ellie empapa sus manos en sangre para poder sobrevivir y se produce una oscura catarsis en un personaje que ya no podrá ser una niña en un mundo donde todos los personajes son sombras de lo que pudieron ser.

En conclusión, When we are in need se apoya en el legado de las buenas obras sobre zombis para mostrarnos que, cuando no hay infectados en pantalla, el mundo tampoco mejora. Jamás lo hará, cuando el infierno rebose y deba abrir sus puertas…

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El mensaje religioso resulta tan sombrío en este octavo capítulo como en otras obras sobre zombis.

Episodio 9: Look for the light

Craig Mazin y Neil Druckmann escriben el capítulo final de esta primera temporada, que relata los últimos hechos del primer videojuego. Curiosamente, si de algo me he dado cuenta al ver la serie es que el primer videojuego duraba lo justo, que no tenía una historia demasiado extensa. Y es más, me hubiera gustado que la serie fuese más larga por diversos motivos que detallaré a continuación.

Nacimiento y muerte

El capítulo comienza con un estupendo homenaje metarreferencial. La actriz Ashley Johnson, quien dio vida a Ellie en el videojuego, interpreta a la madre de Ellie en la serie, lo que conecta ambos mundos y se convierte en un aspecto simbólico muy interesante.

En este prólogo, se deja claro hasta qué punto está dispuesta a llegar Marlene y se traza también una línea paralela con la decisión que tendrá que tomar Joel, como ya pasó en el episodio anterior con el personaje del predicador.

Los últimos pasos

Si bien Pedro Pascal y Bella Ramsey están magníficos como Ellie y Joel, me temo que la relación de ambos personajes hubiese ganado enteros si hubiésemos tenido más capítulos donde ambos personajes mantuviesen la unión que tienen en los últimos compases. Con dos o tres capítulos más, centrados en ellos, hubiéramos conseguido que las elecciones de estos personajes tuviesen más calado del que tienen.

Al menos, se mantiene la escena de las jirafas, uno de esos momentos «pequeños» que hacen que algunos videojuegos sean grandísimos.

La pieza final

Todo el segmento final del capítulo es una pieza violenta donde el personaje de Joel acepta aquello en lo que ha tenido que convertirse. La música de Gustavo Santaolalla y David Fleming alzan lo que visualmente podría haber quedado en la mera adaptación de una fase shooter de un videojuego.

Y nace el debate. Los Luciérnagas hacen sus acciones supuestamente para ayudar al mundo; Joel lo hace para salvar a Ellie. Lo que podría ser egoísta e inhumano por parte de los Luciérnagas, lo puede ser también por parte de Joel.

Como en Watchmen, la obra con la que el cómic de superhéroes se debió haber hecho adulto (debió), el desenlace de The Last of Us nos deja con el debate sobre las acciones llevadas a cabo por los personajes. ¿Quiénes son los buenos de la historia? ¿Y los malos? Acaso, ¿los hay?

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El último episodio mantiene el momento de las jirafas del videojuego.

Conclusiones

Ojalá la primera temporada de The Last of Us hubiese durado más. Incluso haya algunas elipsis donde se podrían haber contado más eventos de estos personajes que nos han acompañado semana a semana. Por un lado, hubiese servido para centrarnos más en Ellie y Joel; por otro, podríamos haber sabido más de este mundo devastado. Casi echamos de menos los flashbacks «históricos» de los dos primeros capítulos.

Lejos de lograr la grandeza de Chernóbil (algo casi imposible), lo que sí logra la serie es ser un homenaje al videojuego y una buena pieza de ficción. Pero fuera de estos debates, ¿ha estado a la altura la adaptación del videojuego dirigido Bruce Straley y Neil Druckmann? Porque el prejuicio de que todas las películas o series basados en videojuegos no merecen la pena parece haber sido erradicado gracias a obras magníficas como Arcane o la notable Cyberpunk: Edgerunners (por poner ejemplos recientes).

Por suerte, la respuesta es que The Last of Us entra dentro del selecto grupo que ha demostrado que el salto de la consola al formato de serie o cine ha valido la pena. Queda por saber si conseguirá lo aparentemente imposible: hacer historia y ser leyenda.

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