Un gato podría conquistar el mundo si lo quisiera... Imagen libre de derechos. |
Esta semana conocí a un gato negro de mi tía. El pequeñajo está ciego de un ojo, pero no dudó en intentar raptarme y convertirme en su lacayo para llevar a cabo sus funestos planes malignos (si un gato te elige como secuaz para sus planes malignos, acepta. Es lo mejor que te puede pasar como persona). Este felino me recordó a Nada, que es uno de los personajes secundarios de La Historia: un gato negro y ciego que vive en el cementerio. Y me he acordado de esta frase de Alicia en el País de las Maravillas:
"Un gato puede mirar a un rey".
Lewis Caroll sabía de lo que hablaba.
Y ya sabéis que adoro a Neil Gaiman y hay muchos gatos en sus obras, como ese que le marca el camino a la pequeña Coraline, uno de mis personajes favoritos del libro. Hay muchísimos gatos en la historia de la literatura, lo sé (El Gato con Botas, por ejemplo), pero dejadme que vagabundee por la realidad y la ficción con Nada.
Me encantan los gatos. Es una pena, porque aunque me crié con muchos (docenas y docenas), creo que me he vuelto alérgico a ellos. ¿Qué clase de vida puede tener alguien que no puede convertirse en esclavo de un señor felino en sus intentos de conquistar el mundo?
Brillante y divertido, pero, sobre todo... completamente cierto. Mucho cuidado con los felinos: desde sus atronadores silencios, son los reyes de la creación. Un abrazo ;))
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