Hellboy: Semilla de destrucción, el demonio está en los detalles

Hellboy se ha convertido en uno de los personajes más queridos por los fans. Fuente.

Hellboy: Vete al infierno.

Rasputin: No hay por qué, criatura. ¡El infierno viene hacia aquí!

A principios de los '90, el personaje de Hellboy empezó a aparecer en sus primeras viñetas hasta convertirse en un fenómeno fan que obtendría diversas miniseries e historias cortas donde nuestro demonio redimido se convertía en todo un héroe. Una de las primeras obras fue Semilla de destrucción, una miniserie muy recomendable para el lector de cómics que se sienta atraído por Hellboy y compañía.

En Semilla de destrucción poseemos varios elementos inconfundibles de Hellboy. Somos testigos, brevemente, de la historia del origen de Hellboy. Años después, tres personas que estuvieron allí, entre ellos el científico que Hellboy consideraba su padre, mueren. Hellboy no se queda de brazos cruzados y comienza una investigación junto a la piroquinética Liz Sherman y el anfibio Abe Sapien, que les conducirá hasta la ruinosa mansión Cavendish donde un poderoso mal primigenio, cual Lovecraft, se agita y se muestra la figura de un gran mal: el hechicero Rasputín.

Hellboy, como un crío, junto a los soldados que lo descubrieron. Fuente.

Pasado y presente

Semilla de destrucción es sumamente entretenida y un punto perfecto para que muchos lectores conozcan al personaje. El pulp está en cada viñeta, desde la trama hasta los rituales pasando por ese malo al que le da por explicar su plan en vez de ejecutarlo y punto. La atmósfera está muy lograda y los toques de H. P. Lovecraft resultan estupendos.

En el apartado gráfico, Mignola queda retratado una vez más como un genio, tal y como señalaba Guillermo del Toro en algunas de las introducciones de Hellboy cuando él dirigió las películas que adaptaron al personaje. El trazo de Mignola es digno heredero de Jack Kirby y su fuerza gráfica, su utilización de la oscuridad y su línea simple, que no inexpresiva, son sellos inconfundibles de la imaginación del artista y creador de Hellboy.

En esta primera miniserie cabe mencionar que Hellboy contó con los diálogos escritos por el famoso John Byrne. En las siguientes series, Mignola se haría con los mandos de su creación también a la hora de escribirlo.

Debemos aclarar que el color de Mark Chiarello (en la miniserie), Dave Stewart (en la portada) y Matthew Hollingsworth (en las historias cortas) aportan mucho a la obra y no es tan sencillo colorear bien un cómic de Hellboy, pese a la opinión de muchos. El tono es sumamente importante y da detalles al juego de sombras de Mignola.

Hellboy, Abe y Liz investigan el extraño regreso de un poderoso enemigo. Fuente.

Aparte de la miniserie principal, tenemos dos historias cortas; en una de ellas, Hellboy se enfrenta, en un pueblo desértico, a un extraño perro mutante que bien podría ser el dios Anubis, mientras que en la otra, muy pulp, Hellboy lucha contra el simio controlado por la cabeza del nazi Herman Von Kempt (que volverá en futuras miniseries).

La edición se completa con una introducción de Robert Bloch (el escritor de Psicosis) donde habla del cómic y el pulp, una galería de portadas realizadas por artistas tan conocidos como Simon Bisley, Mike Allred, Art Adams, Frank Miller, Fred Blanchard y Gary Gianni, y diversos bocetos de Mike Mignola donde el autor demuestra su maestría a la hora de crear el universo de este asombroso personaje que ya ha cumplido más de veinte años.

En definitiva, Semilla de destrucción fue el cómic que nos cautivó a muchos y nos atrajo a la figura del legendario Hellboy; por tanto, es una recomendación absoluta para todos aquellos que quieran conocer a este gran ser que nos salva del apocalipsis, mientras intenta no causarlo.

Rasputín, el villano de estos primeros números de Hellboy. Fuente.