Crítica de The Lost Boys, los Niños Perdidos de ultratumba

Los protagonistas de The Lost Boys. Fuente.
Vampiros como metáfora de las bandas de jóvenes, el rock, las malas influencias, las drogas, el alcohol, los adolescentes problemáticos, los movimientos alternativos… Y todo en una sola película que, de forma acertada, mezcla terror, drama, aventuras y comedia y lo hace perfectamente. ¿Su título? The Lost Boys (Jóvenes Ocultos), dirigida por Joel Schumacher.

The Lost Boys cuenta la llegada de los hermanos Michael y Sam Emerson, junto a su madre, a la idílica ciudad de Santa Carla para vivir con su excéntrico abuelo. Sin embargo, pronto descubren el lado más oscuro de ese soleado lugar cuando la amenaza de una banda de vampiros se hace más que real. Y jugar con los chupasangre jamás es una buena idea…




Los Niños Perdidos de David


Pocas películas son capaces de moverse entre géneros con la habilidad con la que lo hace esta cinta sobre vampiros que todavía puede verse y disfrutarse, gracias a algunas escenas que siguen funcionando y esos vampiros macarras con los que uno no sabe si quiere cruzarse. Además, la metáfora que se hace de la adicción a la sangre como la adicción a una droga convierte esta obra en una comparativa bastante ingeniosa.

The Lost Boys o los Niños Perdidos es una referencia a los críos que comandaba Peter Pan en su novela. En el clásico, aquellos niños inmortales de J.M. Barrie demostraban que alguien es capaz de nunca crecer si lo decide. Los guionistas de The Lost Boys (Janice Fischer, James Jeremias y Jeffrey Boam) decidieron homenajear a aquellos pequeños, pero transformándolos en crueles vampiros que demostrarían que la eternidad podía ser algo más que un mero concepto para un poeta. No ignoramos que Nanuk, el perro, es una referencia a la niñera Nana del libro o que el vampiro David estuvo a punto de llamarse Peter.

El escuadrón de cazadores de vampiros. Fuente.
Ese reflejo de la niñez atemporal, como la poseída por Peter Pan o la vampiresa Claudia de Entrevista con el vampiro, queda clara desde las primeras escenas, donde vemos a los vampiros aparecer en un tiovivo de la feria como una especie de generación perdida que nunca ha dejado de ser lo que quieren ser.

El responsable de que los críos de los primeros borradores se transformasen en jóvenes fue Joel Schumacher, un director capaz de lo mejor (un ejemplo es esta película) y lo peor (basta ver su Batman). No obstante, contando con la producción de Richard Donner, Schumacher entregó una cinta que es un retrato de una época y un tipo de cine que muchos echamos de menos.

Los vampiros de The Lost Boys. Fuente.

Dando vida al monstruo


The Lost Boys resulta ser una revitalización del mito vampírico que no tiene que traicionar a sus raíces para adquirir un significado propio. Aquí tenemos vampiros crueles, algo melancólicos, salvajes y capaces de estallar en llamas. Y también tenemos a unos adolescentes pandilleros que intentan encontrar su camino en el mundo. Hay algo antiguo, pero en un tiempo moderno y eso el espectador aficionado a las criaturas de la noche lo agradece.

La cinta avanza porque, a las dosis de cine ochentero y la huella de películas como Noche de miedo, se le añaden unos personajes interesantes como los hermanos Michael (Jason Patric) y Sam (Corey Haim), su madre Lucy (Dianne Wiest, experta madre de monstruos, como recordamos por Eduardo Manostijeras) o el abuelo (Barnard Hughes).

Un punto y aparte para los hermanos Frog, Edgar y Alan, referencia al escritor Edgar Alan Poe y que roban más de una escena a lo largo del film, con ese Corey Feldman que es un emblema viviente del cine de los ’80 con películas como Gremlins, Cuenta conmigo, Los Goonies… La idea de que utilicen los cómics como método de supervivencia me parece estupenda. Con esa mordacidad y esa dosis de fantasía juvenil, se da a la lectura ese valor que de por sí posee. A lo que sumar que es genial que tengamos algunas referencias a Superman o esos cómics sobre vampiros puedan llegar a recordarnos a esos chupasangres de Marvel a los que personajes como el Doctor Extraño o Blade han hecho frente durante toda su historia.

Sin dejar de lado a esos interesantes vampiros, liderados por David (Kiefer Sutherland) o la joven Star (Jami Gertz). Hace poco lo comentaba y, con esta cinta, me aseguro de ello: los vampiros son las estrellas del rock de los monstruos. A lo que se añaden geniales escenas como la presentación, la tienda de cómics, las burradas de los vampiros en las vías del tren, esa guarida presidida por Jim Morrison, esos platos de gusanos que son fideos (¿no?) y más.

Los vampiros como niños eternos. Fuente.

Vampiros de los '80 


Pese a que, a la mitad, el film pueda hacerse algo más lento, The Lost Boys es increíblemente entretenida; se hilvanan bien las buenas escenas, una con otra. Los giros del tercio final continúan funcionando: tenemos una pelea y también un par de interesantes revelaciones que nos conducen a una sorpresa final y una despedida bastante interesante con ese abuelo harto de todo.

La banda sonora de Thomas Newman es un acierto, pese a que quizás los ochenta la hayan devorado de mala manera. Hay unos temas bastante interesantes como es el Cry Little Sister de Gerard McMannPeople are strange, cuyo cover se marcan Echo & the Bunnymen. Otros temas puede que sean puramente de la época, pero cumplen para aquello que pretenden: ser un detalle estético que retrata su tiempo. Un aporte, sin duda, perfecto para su estética.

Ese halo de mitificación y nostalgia por los ’80 llevó a que se hicieran las tardías secuelas, The Lost Boys 2: The Tribe y The Lost Boys 3: The Thirst; además de cómics, como la anunciada futura miniserie o la posibilidad de un reboot con chicas, ¿The Lost Girls? Por si fuera poco, The Lost Boys se convertiría en una referencia a la hora de mezclar la adolescencia con los vampiros, como se puede apreciar en la fallida película Buffy Cazavampiros que, luego, daría lugar a su acertada secuela televisiva de manos de Joss Whedon y donde bien Spike podría haber sido uno de los colegas del vampiro David y compañía.

The Lost Boys es como los buenos vampiros: inmortal e imperecedera, y se disfruta tanto hoy como en su día (o en su noche), cuando se nos demostró que los vampiros de verdad nunca mueren.

¿No te gusta el arroz? Fuente.

2 comentarios:

  1. Película cuyo título fue traducido como Jovenes del mal o Que no se entere mamá.
    Es una de las películas que sigo recordando, aunque hace tiempo que no la he vuelto haber. Recuerdo que la pasaron por la televisión y la volví a ver un par de veces.
    Toda una película ochentera. Que tal vez haya traído alguna renovación, con la variante de jovenes vampiros, con gusto por Aerosmith. Lo que sospecho ha dejado influencias, originando personajes como Spike en Buffy La cazavampiros, que ha sido comparado con Billy Idol.
    Y por supuesto, tenía que haber una chica, que la razón que el protagonista frecuente ese grupo.
    Otro hallazgo es la forma burlona en que la transformación del personaje es tomada. Por el hermano. Es aprovechado el tema del líder de los vampiros, cuya identidad se desconoce.
    No sabía las alusiones a Peter Pan, que dicen que se trata de un psicopompos, un guía al más allá.
    Muy acorde esta película con el título de tu blog.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Voy a ver si, siguiendo con el tema de que sea acorde con el blog, durante los próximos fines de semana voy rescatando algunos comentarios sobre las películas de vampiros que voy viendo y así os hablo de alguna de mis favoritas, como esta, y no tan favoritas.

      Gracias por el comentario, un saludo.

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