Los giros, las sorpresas y George R. R. Martin

¿Por qué Canción de hielo y fuego todavía no se ha terminado? Puede que aquí esté la respuesta / Pixabay.
 
Hace unas semanas, escuché un podcast donde se comentaba cómo George R. R. Martin había dejado morir su saga por ser un escritor que no cumplía con esos preceptos sobre ser un creador que planificase toda su obra (como si eso asegurase que seas mejor escritor). 
 
Como bien sabrán los que a través del canal de Maglor han descubierto la carta con la premisa original de Canción de hielo y fuego, George R. R. Martín se considera un escritor jardinero: planta una semilla, ve cómo va creciendo el bosque y se pierde en él (de ahí que la saga haya cambiado tanto desde aquella carta que la planeaba como una trilogía). 
 
Martin puede tener una idea o un esbozo para su historia, pero, a continuación, deja que evolucione de un modo natural. Eso es lo que hace que ahora se vea en medio del llamado Nudo de Mereen (como bien se relata en el recomendable libro Todos los hombres deben morir), intentando ver cómo es capaz de salir de él y terminar las dos últimas novelas de la saga, pero es también, desde mi punto de vista, este "defecto" (así lo consideran los gurús) lo que ha hecho de la obra de Martin una de las más deliciosas de los últimos años. No sabías por dónde iba a ir. Él tampoco. Era parte de su encanto
 
"Creo que escribes lo que quieres leer. He sido un lector, un lector voraz, desde que era un niño en Bayonne. “George con la nariz en un libro”, siempre me decían. Así que he leído muchas historias en mi vida, y algunas me han afectado de forma muy profunda; otras las he olvidado a los cinco minutos de dejarlas. 
Una de las cosas que he llegado a apreciar es algún tipo de impredecibilidad en mi ficción. No hay nada que me aburra más rápido que un libro que parece que sé hacia donde está yendo. Los has leído también. Abres un nuevo libro y lees el primer capítulo, puede que los dos primeros, y no tienes ni que leer el resto. Puedes ver exactamente a dónde va a ir a parar. Creo que tengo algo de eso de cuando estaba creciendo y veíamos televisión. Mi madre siempre podía predecir a dónde iban las historias, ya fuera I Love Lucy o algo similar. “Bueno, esto va a pasar”, decía ella. Y, casi siempre, ¡ocurría! Y nada era más delicioso que cuando pasaba algo diferente, cuando había un giro. Siempre que el giro fuera justificado. No puedes hacer giros arbitrariamente y cosas que no tienen sentido. Las cosas tienen que ser coherentes. Quieres algo al final donde digas, “Oh Dios mío, no vi venir eso, pero había presagios; había una pista ahí. Debería haberlo visto venir”. Y eso, para mí, es muy satisfactorio. Busco eso en la ficción que leo e intento ponerlo en mi propia ficción". 
 
Estas palabras fueron recogidas en la web de Sona Unleashed en su día y vuelven a mí cada cierto tiempo. Primero, para comprender a Martin y no empezar a criticarlo sin más (el deporte nacional de Twitter). Puedo entender la indignación de los fans, que nace de su amor hacia los libros, aunque de vez en cuando se sume algún envidioso que pretende hacer leña de un árbol que consideran caído (creo que hace falta más que un par de comentarios de troles para hacer que alguien como Martin caiga). Me conformo con esperar, ¡hay tantos libros, cómics y obras que disfrutar mientras él continúa escribiendo! Segundo, porque yo mismo, aunque intente planificar, al final me veo muchas veces improvisando, porque no quiero hacerme "autospoiler". Quiero sorprenderme.
 
Estoy muy, muy lejos de los titanes de las letras que cito en este post, pero como alguien a quien le gusta escribir historias, me siento reflejado vagamente en sus experiencias. Disfruto de aplicaciones como Milanote donde puedo ordenar mis historias, pero soy el mismo que sabe que estos rumbos pueden cambiar mientras hago el viaje. Me gusta sorprenderme. El propio Stephen King decía que casi nunca preparaba un esqueleto de sus novelas para sentir así que todavía tenía interés en contarla; eso nos explicaría sus finales (a veces tan forzosos), pero, en otras ocasiones, creo que es parte de la gracia de su obra.
 
Así que parte de los giros que tanto nos gustan de las obras nacen de la eterna sorpresa que acompaña al lector y al escritor; puede que el juntaletras, no obstante, sea su primer escritor. Y puede que, como decía Borges, escribamos para buscar una salida a ese laberinto lleno de giros que nosotros mismos construimos.


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