Basado en el mundo creado por J. K. Rowling.
La Historia tiende a repetirse con frecuencia.
Los cuadros de Hogwarts, los fantasmas y otros habitantes del reconstruido castillo lo sabían. Año tras año, las mismas caras de desconcierto intentaban buscar su sitio dentro de Hogwarts.
Los alumnos de primer año recorrían los laberínticos pasillos de su nuevo hogar. Buscar la clase de “Defensa contra las Artes Oscuras” parecía un reto mayor que encontrar el aula de la profesora McGonagall. Los primos Albus Potter y Rose Weasley caminaban entre las docenas de estudiante buscando la clase.
—No creo que el profesor de “Defensa contra las Artes Oscuras” sea tan benevolente como el profesor Longbotton en "Herbología"– dijo Rose, muy preocupada.
—Ni siquiera sabemos quién es el profesor de "Defensa contras las Artes Oscuras"– dijo Albus, quitándose aún la tierra de las manos–. No estaba en el inicio del curso en el Gran Comedor. Quizás es alguien simpático... Tal vez han ascendido a Hagrid.
—No lo veo posible– habló Rose.
Albus se calló. La fría lógica de su prima, heredada de su madre, Hermione Granger, sacaba de sus casillas al hijo del famoso Harry Potter.
—Renacuajos perdidos, renacuajos perdidos en todos lados– musitó con una sonrisa uno de los alumnos mayores–. Todos los años lo mismo… Hasta cuando yo estaba en primero, pero entonces no hacía tanta gracia.
Rose Weasley suspiró con alivio cuando vio quién les había hablado. Por suerte no era aquel poltergeist que se paseaba de vez en cuando haciendo bromas y cantando sobre un tal Voldy. Ante ellos, sentado en uno de los escalones de los arcos cabalgados del pasillo, estaba James Potter, el hermano mayor de Albus.
—Estamos buscando “Defensa contra las Artes Oscuras”, James– dijo Albus, intentando encontrar ayuda en su hermano mayor. Supo que eso podía ser difícil.
—Defensa contra las Artes Oscuras– repitió James, rascándose la barbilla–. No hay nada de lo que preocuparse… Salvo terribles consecuencias si los conjuros os salen mal.
—¿Eso lo has dicho para calmarnos?– preguntó Rose, inquieta.
—¡Claro que no!... Y preparaos, hermanito, primita, porque que hayáis conseguido formar parte de Gryffindor no es nada si acabáis muertos en esa clase, que es lo más posible que ocurra cuando sepáis quién es el nuevo profesor– dijo James, despreocupado–. Seguid al final del pasillo. Esa marabunta de enanos de Slytherin se supone que tiene la clase con vosotros. Oh, Slytherin… No olvidéis meteros con ellos todo lo que podáis y tú, Rose, tu madre estaría orgullosa de que contestases lo más rápido posible a cualquier pregunta, aunque sea retórica.
Rose asintió.
—¿Qué clase tienes tú?– preguntó Albus a su hermano, por curiosidad.
—Quiddith. No es una clase, pero ¿a quién le importa?– preguntó James, levantándose. Señaló a Rose para que no respondiese, aquella pregunta retórica estaba respondida. Se dirigió hacia los jardines hasta que se detuvo en seco... Fue cuando se topó con alguien que regresaba.
—¿No debería estar en su clase de Historia de la Magia, señor Potter?– dijo la directora, Minerva McGonagall.
—Oh, sí, profesora… Estaba… Tomando algo de aire fresco para… Eh– la mirada de la directora McGonagall debía estar encantada, ¿cómo impedía la mentira?–. Eh… Bueno, voy a clase…
—Las pruebas para el nuevo buscador del equipo de Quiddith de Gryffindor serán a las diez, Potter– dijo la maestra.
James Potter se despidió de su prima y de su hermano sobre la marcha. Albus juraría que escuchó susurrar a su hermano algo parecido a:
—Mapa del Merodeador… No te olvides de ese Mapa…
Rose y Albus vieron cómo James desaparecía por el pasillo tras saludar a Nick Casi Decapitado. No sabían si a James estaba diciendo la verdad con respecto a "Defensa contra las Artes Oscuras". Con James nunca se sabía, había heredado la sed de hacer bromas de su tío, Fred. Daba igual, lo importante para ellos es que no estaban tranquilos.
—¿Y ustedes, señor Potter, señora Weasley?– preguntó la directora McGonagall.
—Íbamos a “Defensa contra las Artes Oscuras” y… Nos perdimos, pero…– musitó Rose. La directora señaló con un papiro hacia los alumnos de primero que estaban yendo a esa aula. Los niños asintieron con la cabeza y desaparecieron.
La profesora McGonagall tuvo la misma impresión que cuando conoció a Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley: Rose y Albus atraían a los problemas.
Los dos estudiantes al fin encontraron la clase.
Antes de entrar se fijaron en un muchacho de pelo rubio, casi blanco, repeinado. Su tez pálida le hacía parecer un cadáver. La mirada era sombría. Era un alumno de Slytherin y Albus y Rose lo conocían.
Albus miró a su prima y vio sus intenciones:
—Déjale, si está solo se lo ha buscado él y su familia– susurró Albus, pero Rose le ignoró y se acercó al muchacho de cabellos casi blancos.
—Scorpius, ¿te pasa algo?– preguntó Rose.
El hijo del tristemente célebre Draco Malfoy les dirigió una mirada fría y entró sin responder.
—Todo un genio haciendo amigos– respondió Albus, irónico. Rose le dio un codazo y fueron hacia el interior de la sala, donde ya se habían ocupado muchos asientos. Por suerte, encontraron dos libres.
Un hombre joven descendió por una de las escaleras del interior de la clase, llegando desde su despacho. Vestía un traje algo aviejado y el pelo negro caía por su rostro, encrespado. Dejó su maletín sobre la mesa y se dio la vuelta para ver a sus alumnos.
Rose y Albus lo conocían bastante bien.
—Defensa, Defensa contra las Artes, Defensa contra las Artes Oscuras– susurró el profesor–. ¿Veis lo bien que puede quedar algo dicho de una manera más remilgada aunque no estéis diciendo nada? Eso es un arte– dijo. El chiste no fue entendido por muchos. El pelo castaño cobrizo- ¿no era negro?- pasó a hacerse rojo–. Debería tener un discurso o algo para este momento, pero mi padre no guardó ninguno ni yo hice alguno y… ¿Qué más da? ¿Quién quiere enfrentarse a un boggart?
En la pizarra del fondo de la clase relucía un nombre escrito con tiza: “TED LUPIN”.
Rose y Albus no podían creer que Ted fuera el nuevo profesor de “Defensa contra las Artes Oscuras”, pero les pareció una buena elección. Por algo había sido uno de los aurores más jóvenes del Ministerio.
Mientras preparaban la clase para el enfrentamiento contra el boggart, Lupin les guiñó un ojo a los primos, Rose y Albus, que no tenían idea de lo que pasaría a continuación.
Aún preguntándose si no era demasiado arriesgado enfrentarse a un boggart, alguien les habló:
—Lo siento por lo de antes. No era mi intención. Sólo intentaba… Hacer caso a mi padre– dijo Scorpius Malfoy a Rose y Albus.
—No te preocupes, alguien con un nombre tan feo debe ser un alma torturada– dijo Albus. Sí, desde luego pasaba demasiado tiempo con su sarcástico hermano.
-¿Me está diciendo eso alguien que se llama "Albus Severus?
Parecía que la rivalidad entre los Malfoy y los Potter iba a continuar una nueva generación...
No obstante, Scorpius y Albus rieron. Malfoy emitió una leve risa algo triste y Potter una contagiosa, muy similar a la de la familia de su madre, los Weasley.
Minutos después, Rose se preparó para responder a la pregunta qué es un boggart y Albus comprendió algo más importante.
Lo que Albus Severus Potter comprendió fue que todas las historias no están condenadas a repetirse. Siempre pueden cambiar… Y es bueno que cambien. Quiere decir que el futuro no será un libro que ya esté escrito.
Valía la pena.
Hacía la historia - o la Historia- más divertida.
Fuente. |
Los cuadros de Hogwarts, los fantasmas y otros habitantes del reconstruido castillo lo sabían. Año tras año, las mismas caras de desconcierto intentaban buscar su sitio dentro de Hogwarts.
Los alumnos de primer año recorrían los laberínticos pasillos de su nuevo hogar. Buscar la clase de “Defensa contra las Artes Oscuras” parecía un reto mayor que encontrar el aula de la profesora McGonagall. Los primos Albus Potter y Rose Weasley caminaban entre las docenas de estudiante buscando la clase.
—No creo que el profesor de “Defensa contra las Artes Oscuras” sea tan benevolente como el profesor Longbotton en "Herbología"– dijo Rose, muy preocupada.
—Ni siquiera sabemos quién es el profesor de "Defensa contras las Artes Oscuras"– dijo Albus, quitándose aún la tierra de las manos–. No estaba en el inicio del curso en el Gran Comedor. Quizás es alguien simpático... Tal vez han ascendido a Hagrid.
—No lo veo posible– habló Rose.
Albus se calló. La fría lógica de su prima, heredada de su madre, Hermione Granger, sacaba de sus casillas al hijo del famoso Harry Potter.
—Renacuajos perdidos, renacuajos perdidos en todos lados– musitó con una sonrisa uno de los alumnos mayores–. Todos los años lo mismo… Hasta cuando yo estaba en primero, pero entonces no hacía tanta gracia.
Rose Weasley suspiró con alivio cuando vio quién les había hablado. Por suerte no era aquel poltergeist que se paseaba de vez en cuando haciendo bromas y cantando sobre un tal Voldy. Ante ellos, sentado en uno de los escalones de los arcos cabalgados del pasillo, estaba James Potter, el hermano mayor de Albus.
—Estamos buscando “Defensa contra las Artes Oscuras”, James– dijo Albus, intentando encontrar ayuda en su hermano mayor. Supo que eso podía ser difícil.
—Defensa contra las Artes Oscuras– repitió James, rascándose la barbilla–. No hay nada de lo que preocuparse… Salvo terribles consecuencias si los conjuros os salen mal.
—¿Eso lo has dicho para calmarnos?– preguntó Rose, inquieta.
—¡Claro que no!... Y preparaos, hermanito, primita, porque que hayáis conseguido formar parte de Gryffindor no es nada si acabáis muertos en esa clase, que es lo más posible que ocurra cuando sepáis quién es el nuevo profesor– dijo James, despreocupado–. Seguid al final del pasillo. Esa marabunta de enanos de Slytherin se supone que tiene la clase con vosotros. Oh, Slytherin… No olvidéis meteros con ellos todo lo que podáis y tú, Rose, tu madre estaría orgullosa de que contestases lo más rápido posible a cualquier pregunta, aunque sea retórica.
Rose asintió.
—¿Qué clase tienes tú?– preguntó Albus a su hermano, por curiosidad.
—Quiddith. No es una clase, pero ¿a quién le importa?– preguntó James, levantándose. Señaló a Rose para que no respondiese, aquella pregunta retórica estaba respondida. Se dirigió hacia los jardines hasta que se detuvo en seco... Fue cuando se topó con alguien que regresaba.
—¿No debería estar en su clase de Historia de la Magia, señor Potter?– dijo la directora, Minerva McGonagall.
—Oh, sí, profesora… Estaba… Tomando algo de aire fresco para… Eh– la mirada de la directora McGonagall debía estar encantada, ¿cómo impedía la mentira?–. Eh… Bueno, voy a clase…
—Las pruebas para el nuevo buscador del equipo de Quiddith de Gryffindor serán a las diez, Potter– dijo la maestra.
James Potter se despidió de su prima y de su hermano sobre la marcha. Albus juraría que escuchó susurrar a su hermano algo parecido a:
—Mapa del Merodeador… No te olvides de ese Mapa…
Rose y Albus vieron cómo James desaparecía por el pasillo tras saludar a Nick Casi Decapitado. No sabían si a James estaba diciendo la verdad con respecto a "Defensa contra las Artes Oscuras". Con James nunca se sabía, había heredado la sed de hacer bromas de su tío, Fred. Daba igual, lo importante para ellos es que no estaban tranquilos.
—¿Y ustedes, señor Potter, señora Weasley?– preguntó la directora McGonagall.
—Íbamos a “Defensa contra las Artes Oscuras” y… Nos perdimos, pero…– musitó Rose. La directora señaló con un papiro hacia los alumnos de primero que estaban yendo a esa aula. Los niños asintieron con la cabeza y desaparecieron.
La profesora McGonagall tuvo la misma impresión que cuando conoció a Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley: Rose y Albus atraían a los problemas.
Los dos estudiantes al fin encontraron la clase.
Antes de entrar se fijaron en un muchacho de pelo rubio, casi blanco, repeinado. Su tez pálida le hacía parecer un cadáver. La mirada era sombría. Era un alumno de Slytherin y Albus y Rose lo conocían.
Albus miró a su prima y vio sus intenciones:
—Déjale, si está solo se lo ha buscado él y su familia– susurró Albus, pero Rose le ignoró y se acercó al muchacho de cabellos casi blancos.
—Scorpius, ¿te pasa algo?– preguntó Rose.
El hijo del tristemente célebre Draco Malfoy les dirigió una mirada fría y entró sin responder.
—Todo un genio haciendo amigos– respondió Albus, irónico. Rose le dio un codazo y fueron hacia el interior de la sala, donde ya se habían ocupado muchos asientos. Por suerte, encontraron dos libres.
Un hombre joven descendió por una de las escaleras del interior de la clase, llegando desde su despacho. Vestía un traje algo aviejado y el pelo negro caía por su rostro, encrespado. Dejó su maletín sobre la mesa y se dio la vuelta para ver a sus alumnos.
Rose y Albus lo conocían bastante bien.
—Defensa, Defensa contra las Artes, Defensa contra las Artes Oscuras– susurró el profesor–. ¿Veis lo bien que puede quedar algo dicho de una manera más remilgada aunque no estéis diciendo nada? Eso es un arte– dijo. El chiste no fue entendido por muchos. El pelo castaño cobrizo- ¿no era negro?- pasó a hacerse rojo–. Debería tener un discurso o algo para este momento, pero mi padre no guardó ninguno ni yo hice alguno y… ¿Qué más da? ¿Quién quiere enfrentarse a un boggart?
En la pizarra del fondo de la clase relucía un nombre escrito con tiza: “TED LUPIN”.
Rose y Albus no podían creer que Ted fuera el nuevo profesor de “Defensa contra las Artes Oscuras”, pero les pareció una buena elección. Por algo había sido uno de los aurores más jóvenes del Ministerio.
Mientras preparaban la clase para el enfrentamiento contra el boggart, Lupin les guiñó un ojo a los primos, Rose y Albus, que no tenían idea de lo que pasaría a continuación.
Aún preguntándose si no era demasiado arriesgado enfrentarse a un boggart, alguien les habló:
—Lo siento por lo de antes. No era mi intención. Sólo intentaba… Hacer caso a mi padre– dijo Scorpius Malfoy a Rose y Albus.
—No te preocupes, alguien con un nombre tan feo debe ser un alma torturada– dijo Albus. Sí, desde luego pasaba demasiado tiempo con su sarcástico hermano.
-¿Me está diciendo eso alguien que se llama "Albus Severus?
Parecía que la rivalidad entre los Malfoy y los Potter iba a continuar una nueva generación...
No obstante, Scorpius y Albus rieron. Malfoy emitió una leve risa algo triste y Potter una contagiosa, muy similar a la de la familia de su madre, los Weasley.
Minutos después, Rose se preparó para responder a la pregunta qué es un boggart y Albus comprendió algo más importante.
Lo que Albus Severus Potter comprendió fue que todas las historias no están condenadas a repetirse. Siempre pueden cambiar… Y es bueno que cambien. Quiere decir que el futuro no será un libro que ya esté escrito.
Valía la pena.
Hacía la historia - o la Historia- más divertida.
Awww ^////^
ResponderEliminarMe encanta este relato. Me parece muy tierno. Si es que Albus Severus es el mejor... ya lo digo yo. Y Teddy de profesor de DCLAO genial jeje.
Cada vez que me acuerdo del epílogo tengo más ganas de ver y oir a Harry decir esas frases que le dice a su hijo para calmarle en el expreso... Me pareció muy buena conclusión para los pobres Slyths, que siempre parecen condenados a ser mortífagos jaja
¡Un saludo!
Me encanto, es re genial tu relato. Un muy buen final y una buena manera de dejar abierto el epilogo (Que no me gusto). =)
ResponderEliminarEs de mis favoritos.
Un beso
Lu
Hola, Elisa :)
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. En primer lugar, pensé en presentar a Harry como profesor, pero viendo su historial después de "Las Reliquias de la Muerte. Parte II", Ted Lupin era una elección mejor =)
Sobre la gente de la casa Slytherin, la única salida profesional que parece ofrecer es ser mortífago jeje
Con respecto al epílogo... Yo también tengo muchísimas ganas de verlo =) Menos mal que ya va quedando menos.
Como siempre, muchísimas gracias por tu comentario, por tu visita y por seguir el blog. Hasta pronto =D
Hola, Elisa =)
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado el relato. Sobre el epílogo, a mí lo que no me gustaron mucho fueron la combinación de nombres y un poco el aire de fan-fic, pero creo que es un final curioso: un regreso al principio.
Muchísimas gracias por tu comentario y por la visita, hasta pronto :D
NO estaba segura de si había comentado (y veo que no) después de leerlo... ¿pero ves como no son tan malos los Slytherin? xD
ResponderEliminarDepende del punto de vista que les des, desde luego, y los cierto es que Rowling no los aprecia mucho xD
Pero esto parece un perfecto inicio de curso en hogwarts
Hola, Misery
ResponderEliminarSiempre he pensado que da bastante igual de dónde seas o qué te hayan hecho, tú eres el que decides si ser una buena persona o alguien horrible. Nadie más.
Rowling no le tiene mucho aprecio a Slytherin dentro de lo que cabe, la verdad... Pero la historia siempre puede cambiar =)
Muchísimas gracias por tu comentario y un saludo, hasta la próxima visita. =)
Gran relato y gran final. Menos mal que yo soy griffindor según el test que pusiste ahace algunos posts...
ResponderEliminarHola, superñoño
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Me alegro de que te haya gustado el relato y sí, Gryffindor somos los mejores jeje
Muchas gracias y hasta pronto =)