Entonces, lo dijo con toda su sinceridad, plena, absoluta:
—Construiría un mundo y lo quemaría para volverlo a forjar y devastarlo.
Me arrancaría el corazón y haría que ardiese para que en mi último suspiro, esparciese sus cenizas.
Caminaría por mil mundos hasta que mis zapatos se deshicieran, la piel ardiese, la sangre se terminase y el hueso chirriase.
Daría cada palabra que he dicho, cada pensamiento que he tenido y segundo que he vivido con tal de cumplir lo que me sea ordenado.
Mi vida no valdría nada, pero si muero viéndote, harás que mi muerte y mi vida tengan para mí todo el valor que quiero, deseo, necesito.
Haría todo eso sólo por alguien.
Por ti.
Y el reflejo en el espejo le devolvió la sonrisa.
Hola =)
ResponderEliminar¿Debo decirte que me encantó? Supongo que sí, me encantó.
Siempre me sorprendes con un final distinto al que me esperaba y la verdad es que este es realmente bueno.
Hay personas que son incapaces de hacer cosas por ellas mismas y siempre hacer todo lo posible porque esa felicidad esté en las personas que quieren...
A veces estaría bien hacer cosas por uno mismo =)
Bueno no sé si eso tenía mucho que ver, pero bueno, ahí se queda...
Me gustó mucho.
Els.
Hola, Elsbeth.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Por un lado está la visión egocéntrica y, por el otro lado, está que muchas veces tienes que salvarte tú a ti mismo. Nadie más te salvará.
Gracias por el comentario.
Comparto la misma opinión que Els. Me encantó. Final sorprendente, ligero y buena narración. Muy buen trabajo.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Bohemia.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario. Lo pensé mientras volvía a casa una noche. La verdad es que es tan cursi que sólo había una manera de enderezarlo y era con ese final.