Imagen de dominio público. |
Parecía un cuervo. Su pelo negro caía baboso sobre su cara pálida, plagada de cicatrices. Sus ojos pequeños y astutos te escudriñaban, brillando la negrura en ellos. Su nariz parecía un pico y su boca era “digna” de escupir tanta miseria.
Era yo.
Vaya, acaba de romperse el espejo... Otra vez.
Hey!
ResponderEliminarTe has lucido con este microrrelato, sempre terminas dándole un giro a todo lo que escribes y eso es lo guay, que al final no sea lo que crees que va a ser y así te sorprende, es increíble.
Me ha encantado, debería plantearte publicar un libro con tus relatos y microrrelatos por que la verdad es que valen la pena.
Como te dice mucha gente por aquí, sigué así! Seguro que llegarás muy lejos =).
Cuídate y besos.
Els^^
Hola, Els.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. El relato original realmente sólo era una descripción, pero decidí darle una vuelta en el último momento antes de colgarlo y releyéndolo la visión del cuervo era demasiado para mí. Dije: "Ahí está"... Y bueno, de eso he escrito. Aunque ¿es un cuervo o no?
Lo bueno es que hago un guiño a tres cosas: "El Cuervo" de Poe, el del tebeo de James O´Barr y a "Una lección de anatomía" de Moore (que a su vez es un homenaje a Rembrandt y su "Una lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp"). Así que me siento feliz de tanto homenaje en tan poco espacio y sólo en un título.
No creo que nadie se animase a comprar o leer tal cosa, pero lo tendré en cuenta.
Muchas gracias por tu comentario y hasta pronto.
Genial. Amo los cuervos.
ResponderEliminarYa somos dos que nos encantan los cuervos, muchísimas gracias por el comentario, Kramer, un saludo =)
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