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Su melena rubia desvaída serpenteaba por su rostro blanquecino. Una sonrisa solemne adornaba su rostro. Mientras que, sus ojos entrecerrados clavaban sus pupilas magenta en los tuyos.
Te sentías el ser más afortunado del mundo.
¿Quién podía imaginárselo?
Yo no.
Es que esa dama, curiosamente, no existía.
¿Cómo iba a existir más allá de la cruel hermosura encantadora de los viejos cuentos de hadas? ¿Cómo?
Por desgracia, no lo sé.
:)
ResponderEliminarMe gustó mucho el micro-relato así que creo que poco más puedo decir.
Sigamos leyendo cuentos de hadas, ahí la belleza está siempre presente de una forma u otra, es algo mágico que nos hace disfrutar, como lo que usted escribe.
Señora Anónima Mortal
Hola, Señora Anónima Mortal.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por su comentario y por sus palabras, como siempre.
Gracias a los cuentos de hadas, tenemos una posibilidad de escapar de lo mundano, donde a menudo, las mejores cosas son imposibles.
Muchas gracias también por decir eso sobre como escribo.
Espero que hablemos pronto =)
Me ha gustado mucho tu microrelato, me encanta que la gente siga escribiendo sobre el mundo de las hadas, me ha gustado muchísimo como la describes, es muy bueno.
ResponderEliminarHola, Briseida
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado mucho el microrrelato. No sé si os imagináis cuanto me animan recibir este tipo de palabras de vosotros =D
Considero que si no se ha escrito al menos alguna vez de las hadas o del país donde ellas viven, no merece la pena que se haya escrito.
Muchísimas gracias por tu comentario, Briseida. Hasta la próxima visita =D