Crítica de LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE ALICE COOPER de Neil Gaiman y Michael Zulli

 

Portada del disco The Last Tempation de Alice Cooper, elaborada por Dave McKean, colaborador habitual de Neil Gaiman, quien ayudaría a desarrollar el concepto del disco y escribiría el cómic. Fuente.

«Cuando te conviertes en lo que otros temen, deja de haber cosas que temer».

A mediados de los ’90, el escritor Neil Gaiman recibió una llamada de la discográfica Epic Records que llevaba a una estrella del rock y del espectáculo como era Alice Cooper. El representante del músico, Bob Pfeifer, un gran admirador de The Sandman (la obra que había encumbrado a Gaiman), le habló de la posibilidad de dar trasfondo al disco conceptual que el cantante estaba preparando. Gaiman, que siempre se ha apuntado a hacer de todo (cómics, novelas, libros infantiles, guiones de películas o episodios de Doctor Who) lo vio como una oportunidad, aunque era consciente de la escasa calidad de cómics como los protagonizados por la banda Kiss. Después de un breve encuentro con Vincent Damon Furnier (el nombre real de Alice Cooper), Gaiman aceptó el trabajo y, junto a Cooper creó The Last Temptation, uno de los últimos grandes discos del hombre tras Welcome to my Nightmare. Era lógico que The Last Tempation, aparte de un disco, se convirtiese también en un cómic con aire de ópera rock guionizado por el propio Gaiman.

El Histrión aparece ante Steve. Fuente.

La Última Tentación, más allá de la referencia bíblica de su título (popularizada por la película de Martin Scorsese), toma como principal influencia dos obras literarias del genio Ray Bradbury: La feria de las tinieblas (la aparición de una extraña feria en la novela es sustituida en este cómic por la llegada de un insólito teatro) y El árbol de las brujas (ambas historias tratan sobre el final de la infancia y Halloween). El protagonista de nuestra historia es Steve, un crío a punto de ser adolescente, que halla un teatro secreto que solo aparece en el crepúsculo. Es allí donde conoce al misterioso Histrión, una figura mefistofélica que recuerda al mismísimo Alice Cooper. El Histrión le propone asistir a la función, un gran guiñol donde todo es gratis, a cambio de que Steve se quede para siempre con ellos. Así, como un Niño Perdido, Steve no crecerá, no envejecerá, no morirá, no vivirá… ¿Aceptará Steve el precio?

La historia de Neil Gaiman se compone de tres números que se complementan con la música del disco, desde los títulos hasta la citación de fragmentos de las canciones (leer estas historias sin escuchar la música es como sentarse en una silla a la que le falta una pata). A su vez, el dibujo de Michael Zulli, quien ya había colaborado con Gaiman en The Sandman y adaptaría algunos relatos del autor (véase Criaturas de la Noche), capta la atmósfera oscura de ese showman que es Alice Cooper. Aunque el cómic se lee muy rápido, deja poca huella y posee algunas dosis de moralina que resultan raras en su conjunto, por fortuna, La última tentación no se queda solo en un suplemento para los muy aficionados a Gaiman o Cooper, sino que también es una curiosidad que guarda cierta moraleja: todo el mundo debe enfrentarse a sus miedos, naufragar en las tentaciones donde todo el mundo debe crecer, aunque la vida sea un camino de terror, mientras, en el espejo, aguarda ese oscuro reflejo del Histrión.

En 2017, al cumplirse el vigésimo aniversario del cómic, Planeta editó una versión especial en tapa dura que, además de textos exclusivos, contiene las cartas con las que Gaiman desarrolló el proyecto, el guion, los bocetos de Michael Zulli y las portadas alternativas, entre ellas la del disco, creada por el colaborador habitual de Dave McKean. Sin duda, hasta la fecha, es la mejor edición para descubrir este cómic.

La última tentación es, más que un cómic, una experiencia en diversos medios que añadir al hecho de disfrutar del disco homónimo de Alice Cooper. Gracias a la prosa de Gaiman y el sombrío dibujo de Zulli, es una manera de profundizar en las tinieblas y la pesadilla, una travesía que muchas veces han surcado ya dos almas gemelas como lo son las de Cooper y Gaiman.

¿Quién querría envejecer? Esa es la última tentación... ¿O no? Fuente.

 

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