No escribas como Terry Pratchett aconseja Terry Pratchett

Rincewind y cía, personajes nacidos de la pluma de Terry Pratchett. Fuente.
Esta semana habría cumplido años el escritor Terry Pratchett, padre de Mundodisco y coautor de obras inolvidables como Buenos presagios. Leí muchísimo a este creador al principio de mis veinte años y, de vez en cuando, lo retomo con muy buenos recuerdos.

Ahora, me doy cuenta gracias a él de cómo cambia la percepción sobre una obra con una relectura. Cuando empecé a leerlo, pensaba que era humor. Ahora, me doy cuenta de que hay muchísimos elementos satíricos y que Gaiman tenía razón: Pratchett estaba enfadado y lo mostraba a través de su obra. Como detalle, el propio Pratchett comentó como sus primeras obras estaban basadas en el humor, mientras que las siguientes se basan más en las historias, los personajes, los conceptos...

Como desde hace unas semanas he creado una especie de sección donde hablo de los consejos literarios de autores como Stephen King o Anne Rice, o profundizo en la concepción del arte de otros como Clive Barker, esta semana le toca turno a Pratchett, un autor que aunque ha partido, siempre nos acompañará con su extensa obra. Como ya comenté al hablar de Stephen King y Anne Rice, cada autor tiene su forma de escribir su libro. Cada maestrillo tiene su librillo, nunca mejor dicho. El modo que tiene Pratchett de escribir es muy interesante y me recuerda al entusiasmo que sentíamos cuando empezamos a escribir, pero acompañado de la experiencia de muchas lecturas y horas de escritura.

Para escribir este post he partido de estos dos trabajos (primero, segundo) que os recomiendo leer también. He añadido una serie de reflexiones y comparaciones propias. Como anotación, considero tremendamente útil descubrir el proceso creativo de esos autores que nos han marcado y no puedo dejar de lado al gran autor de Mundodisco.

El todopoderoso Terry Pratchett en uno de los cameos que hizo para la adaptación televisiva de su obra. Fuente.
1. No "planificar" es el plan
“Creo en la diosa Narrativa. Generalmente, no tengo un plan, pero sí que tengo instinto. Si pongo al comandante Vimes en una situación que ha ido muy, muy mal, sé que van a suceder cosas muy interesantes”.
En esta época de escritores de mapa y escritores de brújula (y todos esos conceptos que a saber de dónde salen, pero todos tomamos por un hecho irrefutable), Terry Pratchett llevaba la contraria como vemos en esta declaración. Era un experto en llevar la contraria, pero con razón. A través del hábito de la escritura y su deseo de sorprenderse, no es de extrañar que fuese capaz de armar así sus tramas.
 
La planificación suele ser un proceso muy importante en las novelas, pero Pratchett prefería la documentación: tener las ideas en la cabeza y seguir su instinto mientras iba escribiendo. Para mí (y siguiendo lo que dice Pratchett), el instinto se entrena. Es como un portero de fútbol, después de entrenar muchísimo, sabe cómo atrapar un balón de un modo que, seguramente, no sepa explicar y alude al instinto que, en realidad, depende muchísimo del entrenamiento.  

Pratchett hablaba de escribir en piloto automático un primer borrador que era privado, que nadie salvo él leería, y que iría cambiando en los sucesivos borradores hasta convertirse en un libro real. De ese modo, el proceso de planificación y revisión sí existía, aunque con las particularidades del método del escritor.
“Siempre puedes reescribir, corregir las cosas, encontrar la forma correcta de decirlas… Si te sientas y planeas [en vez de escribirlas], te quedas atascado en la planificación. Cuando quiero escribir un libro, me doy cuenta de que mis dedos simplemente empiezan a hacerlo. Sin más. Parece magia. A mí me funciona, pero no diré que le funcionaría a nadie más”.

Hasta las portadas de las obras de Terry Pratchett irradian originalidad. Fuente.

2. El final es el principio

Pratchett, además, veía la escritura como un largo viaje y, aunque no sabía por dónde iría, sí que sabía cuál era su destino. Esto le ayudaba a la hora de saber adónde se dirigía y creo que es un consejo que no suele darse, pero que muchos juntaletras acabamos aprendiendo. Personalmente, si me bloqueo con una historia, intento pensar en el final; en ocasiones, hasta lo escribo. Al menos, tengo el principio y el final, ya solo queda crear el puente y, muchas veces cuando llego al desenlace preliminar, hago los cambios que se han ido tejiendo en el nudo. Esto se puede hacer con una novela, un relato o incluso un capítulo. Es más, otra de las técnicas que uso es escribir primero el diálogo y luego incluir la etopeya, la prosopografía, la acción, etc., e ir reescribiendo el diálogo preliminar. Me desbloquea.
“Si es necesario, escribiré el final al principio del proceso de escritura. Ahora bien, ese final puede no ser el verdadero final para cuando haya terminado. Pero al principio, escribiré la que creo que será la conclusión del libro. Es toda una técnica, no para superar el bloqueo del escritor, sino para obtener 15.000 o 20.000 palabras de texto que tendré conmigo. Cuando tienes ese texto, puedes trabajar en ello, entonces empiezas a darte ideas”.
Terry Pratchett creó un mundo único, pero no olvidemos las fantásticas ilustraciones de Josh Kirby, las cuales parecían arrancadas de la imaginación de los lectores. Fuente.
3. Crea personajes por los que no te puedan demandar

Siguiendo este estilo, Pratchett hablaba de la necesidad de unir personajes que sabe que van a crear una situación divertida o dramática. A veces pongo personajes juntos, para saber que hay una situación que va a ser divertida”. Para ello, Pratchett siempre buscaba lo real de lo fantástico en cada concepto y caracterizaba a sus personajes con cuestiones que podían resultarnos familiares, pero no basándose directamente en personas que conocía (esta es una buena estrategia para evitar litigios, recordemos que los escritores no podemos lidiar con abogados… Entramos en un bucle digno de un nudo gordiano). 

Aparte de para evitar denuncias, en realidad es más interesante basarse en un tipo de personaje o en características familiares que pueden resultar llamativas para el lector y fácilmente reconocibles frente a centrarlas solo en una persona real. Existen unos personajes universales que, lejos del simple estereotipo o arquetipo, funcionan con casi todas las culturas.

Que no te demanden debería ser prioritario para no acabar teniendo que huir como Muerte y compañía. Fuente.
4. Y revisa

Frente a “escritores” como Ken Follet que fardan de no revisar (de eso se encargan sus lacayos, a los que imagino como minions que viven en los libros de Historia), Pratchett sí era partidario de la corrección y, a menudo, hablaba sobre cómo leía sus novelas en voz alta a su mujer (algún día, deberíamos repasar cómo el apoyo de muchas personas cercanas a los autores hace que las obras surjan (recordemos cómo Mercedes Barcha empeñó todo para que Gabriel García Márquez pudiera publicar su obra Cien años de soledad).

Pese a las circunstancias, el autor nunca abandonó sus ganas de crear. Recordemos que Pratchett sufrió una grave enfermedad en sus últimos años y defendió la muerte asistida. Esa situación diezmó su hábito de escritura diaria, pero eso no lo detuvo.
Lo que comentaba Pratchett de meter a sus personajes en un lío. Fuente.
5. Lee de todo

El “entrenamiento” de Pratchett no era baladí. ¿De dónde sacan los escritores sus ideas? Es una pregunta muy temida por los juntaletras, pero Pratchett llegó a afirmar que, de cualquier parte, que lo importante era leer y nutrirse sobre cualquier cosa. Era un ávido lector, leía todo lo que podía, porque no sabía de dónde podía salir una idea interesante. Cuando la hallaba, Pratchett la colocaba en su mente junto a una nota de “esto puede ser útil” para el momento oportuno de su obra. Lo sabría mientras escribía. Resumía su filosofía con: "Lee con la mentalidad de un carpintero mirando los árboles". Si os sirve el dato, yo utilizo una libreta para ir apuntando esas ideas, palabras, expresiones que considero madera de los buenos árboles que son los libros. Os lo recomiendo.

Pratchett no es el único que lo hace. Afirmó que su compañero de letras en Buenos presagios (que hoy cumple treinta años de su publicación), Neil Gaiman, hacía lo mismo. Recordemos que Gaiman dijo que era importante que los escritores tuviesen mente de urraca y “robasen” todo lo brillante por si alguna vez les podía servir para escribir. Atentos a las siguientes palabras del creador del torpe hechicero Rincewind:
“Para escribir buena ciencia ficción y fantasía (o cualquier otra cosa), debes haberlas estudiado. No consiste en “oh, creo que esto queda bien”, sino que tienes que saber cómo funciona. Tienes que saber lo que se ha hecho antes, lo que escribió Poe, lo que escribieron otros. Tienes que leer a Brian Aldiss. Pero tienes que leer a todos, no solo a los autores de ciencia ficción. Sigue a los maestros. Mira como lo hacen los mejores. Y no intentes copiarme”.
Muerte de Mundodisco Terry Pratchett
Muerte es uno de los personajes preferidos de los seguidores de Mundodisco, la emblemática obra de Pratchett. Fuente.
6. No copies a Terry Pratchett

Sin embargo, cuando se le preguntaba por consejos, solía tener uno muy evidente:
“Cuando alguien está tratando de escribir como yo, lo hace mal. Intenta ser gracioso cuando ser gracioso no funciona. No hay una fórmula para conseguirlo. En realidad, es como jugar al tenis: solo tienes que golpear la pelota en el momento correcto”.

Personalmente, allá por 2011, me encantaba homenajear a Pratchett en mis relatos. Tengo uno llamado Mortimer Mortis Magister (memorias de un mal mago malo) que va sobre eso. Honestamente, no me tomaba nada muy en serio. Tenía personajes estrafalarios, nombres raros e inmensas notas a pie de página con chistes. Esos guiños me perduraron hasta la primera novela de Devon Crawford y los Guardianes del Infinito. A partir de ahí, aunque no perdí sobre todo en la saga de Devon mi modo pratchettiano de ver el mundo, sí que fue cambiando por la lectura de más autores.

Pienso que es importante encontrar nuestra propia voz y esa voz al principio surge de seguir el modo de escribir de otros autores. Lo importante es lograr llegar a esa voz, a ese estilo propio e inconfundible, que, a veces, ni siquiera sabemos que tenemos. Para ello, es importante que leamos a los grandes como Pratchett y escribamos, no como él, sino teniendo en cuenta todo lo que aprendimos de él.

Para finalizar este pequeño homenaje, os recomiendo que leáis sus obras. Tengo varios comentarios sobre ellas y creo que podrías disfrutar muchísimo de ellas (os dejo con la guía de Vanfunfun donde habla de Pratchett, ya que... ¡se merece muchos patitos!). Rincewind, Muerte y compañía os esperan.



2 comentarios:

  1. Eliah L. Ashborn3 de mayo de 2020, 2:42

    Bastante interesante. Es curioso como son tan comunes, y al mismo tiempo, tan diferentes las experiencias de los escritores. Me ha pasado demasiadas veces que lo que creo va a ser un relato corto se me convierte en una novela (arreglar el escrito luego me quita años de vida) y vivo con esa misma filosofía de carpintero, cada cosa con la que me entretengo es parte de la alimentación a mis historias. ¡Gracias por tu artículo!

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    Respuestas
    1. ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TU COMENTARIO! :)

      Me alegro de que te haya gustado. Como a ti, más de un relato se me ha convertido en novela. Ahora bien, donde muchos justifican cortas sin más, yo pienso que hay que cortar lo innecesario, pero que, de vez en cuando, perderse y desarrollar la historia es necesario.

      Sobre la filosofía del carpintero, mis cuadernos también dan fe de ello. Me alegro de que haya más gente así, jeje.

      ¡Muchísimas gracias a ti por leerlo y comentarlo!

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