Los Eternos pronto llegarán a la gran pantalla, pero ya a principios de los 2000 se intentó revitalizar la posible franquicia en los cómics. Fuente. |
A veces, el mayor supervillano no es Galactus o Thanos. A veces, el mayor supervillano es el hype. Cuando a mediados de los 2000 se anunció que Neil Gaiman escribiría una serie para Marvel basada en los Eternos de Jack Kirby (no confundamos con los Eternos de Morfeo de Sandman, obra emblemática de Gaiman), los aficionados se alegraron y esperaron otra obra maestra del escritor británico.
Por desgracia, no lo es.
Es más, sin la fama de Gaiman o la inminente película, esta serie seguramente yacería en el más que merecido olvido. No pasa de ser un cómic curioso, pero poco más, con un Gaiman hasta cierto punto en modo automático, salvo con los personajes como Duende, aquel que realmente le gusta. Y duele, porque sabiendo quién es Gaiman, sentimos que podría haber sacado mucho más de esta obra. Lástima.
Como muchos otros críticos han señalado y ya hemos afirmado, estamos ante una de las obras menores del creador de Sandman dentro del cómic. Es un trabajo de encargo realizado para Marvel donde observamos al autor de un modo más anodino, cumpliendo con un guion que va de a A a B, pero que no tiene final, porque continúa en otra etapa con otros autores; una etapa que, por cierto, acabó siendo cancelada y que, me temo, no ha sido ni quiera editada en nuestro país. Mientras que ocurrió algo similar como la disfrutable etapa de los Thunderbolts de Ellis (que sí fue continuada con éxito y por otros autores), en el caso de los Eternos llega a ser más frustante ese final obligatoriamente abierto. No obstante, podemos pensar que será de esos cómics que se reeditarán cuando la película de Marvel basada en estos personajes se estrene. Eso sí, avisados quedan: se disfruta más de la lectura en tomo (con todo el arco) que en grapa, como se editó por primera vez.
Una de las impresionantes viñetas de Romita, haciendo gala de su estilo. Fuente. |
¿Y de qué va? Partiendo de la idea de unos seres llamados los Celestiales que crearon a los Eternos para proteger la creación de los terribles desviantes (una idea de Kirby), nos situamos en la época actual, donde una serie de Eternos han olvidado quiénes son y se han convertido en personas normales y corrientes... hasta que los desviantes planifican resucitar a un Celestial que podría ayudarles en sus planes y, para ello, deben acabar con los antiguos Eternos.
La idea de unos seres todopoderosos que han olvidado su origen me recuerda al magistral e influyente Miracleman de Alan Moore, salvando las diferencias (Moore es mucho Moore). No obviemos que Gaiman acabaría haciendo una etapa de Miracleman en su día, cuando el Bardo de Northampton concluyó la suya. Pero más allá de estas reminiscencias, ¿cuál es el problema de sus Eternos de Marvel? Que, aunque el inicio es interesante, la historia es lenta y le falta más chispa, vida, ingenio y, sobre todo, cuando sabemos de las habilidades del escritor de Neverwhere o Coraline. Es curioso que más allá de los alardes de maldad de Druig o el plan del niño eterno Duende, todo lo demás resulte apagado, igual que las referencias al resto del Universo Marvel (metidas a calzador), con esas apariciones de Iron Man, Chaqueta Amarilla o la Avispa en medio de la Civil War (ahí se nota al editor asesorando a Gaiman de cómo vincular más esta historia al Universo Marvel). Error de Marvel al intentar conectar su universo como sea: puede que esas alusiones afecten más al lector que se halle perdido, ya que, de lo contrario, con el punto de partida que tiene, resultaría muy bueno para cualquiera que empiece con estos personajes sin tener que estar estudiándose la mitología de Marvel.
Aunque la historia se queda abierta a juicio de cierto personaje y del lector, lo que también puede generar debate está en el apartado gráfico. El dibujo de John Romita Jr. sí resulta sorprendente en algunas viñetas donde despliega el poder de los Celestiales. Es curioso que brille más el dibujo de Romita que el guion de Gaiman. Ojo, Romita no es Jack Kirby, pero sí es John Romita Jr. y eso siempre (o casi siempre) inspira. Puede que el lector no acostumbrado a Romita deba superar algunos rasgos o tics del dibujante, pero todos los demás disfrutamos del trabajo del estadounidense.
En definitiva, este reboot fallido nos demostró que los grandes autores no sin infalibles y que ese gran supervillano que es el hype puede llegar a destrozar obras correctas cuando lo esperamos todo de ellas. Los Eternos de Marvel, escritos por Gaiman e ilustrados por John Romita Jr., no pasarán a la historia del cómic, pero sirven para conocer a estos personajes de los que ya se prepara una película y recordarnos otros trabajos más inspirados de sus autores.
La etapa de los Eternos de Gaiman y Romita si que fue publicada en España y en varios formatos diferentes.
ResponderEliminarHola,
EliminarMe refería a la continuación de la etapa con otros autores. Esas creo que no se editaron.
“ continúa en otra etapa con otros autores; una etapa que, por cierto, acabó siendo cancelada y que, me temo, no ha sido ni quiera editada en nuestro país. Mientras que ocurrió algo similar como la disfrutable etapa de los Thunderbolts de Ellis”.
La de Gaiman sí, recuerdo grapas con portadas brillantes y tomo.
Gracias por comentar.