Esta semana han sido siete días de enfrentarme a la escritura durante horas. No he visto muchas películas ni he terminado de leer muchas obras, pero encontré la frase de Ogden Nash que da título a este post y me gustó para usarla en La Historia. Llevo una semana para terminar tres capítulos que me conducen al final. Si todo va bien, espero acabarlos hoy lunes y lo que me queda de semana dedicarlo a la escritura del final, que espero que, como mucho, sean tres capítulos más.
Hábito de escritura
Pienso que la mayoría de la gente que me dice que es incapaz de escribir es porque no encuentra un momento en su día a día que dedicar a la escritura. Si se propusiera cierto horario, podría tener al menos un par de páginas a final de mes y una posible historia larga o un par de cuentos a final de años. Stephen King decía: cuatro horas leyendo, cuatro horas escribiendo. Sí, sé que eso está fantástico si eres millonario. Murakami suele escribir y correr todos los días y compara ambos procesos, siempre deja de escribir cuando está en lo mejor del capítulo para continuar al día siguiente con ganas. Cada autor tiene su forma de trabajar. En mi caso, intento escribir por la mañana y por la noche, con temporizador, al menos una hora o dos, donde me olvido de redes sociales y otras tonterías.
Sobre el final
He obviado el desenlace de la anterior versión en su gran parte para reciclarlo en el tercer libro. ¿Por qué? Pienso que al cambiar e introducir ciertas subtramas, ya no funcionaba. Eso ha sido un pequeño jaleo, porque he tenido que esbozar un nuevo final y me encuentro todavía en ello.
Flashback
Si hubiera dejado una revelación del pasado de los personajes como una simple conversación, ya habría terminado estos tres dichosos capítulos, pero una voz me decía: estás yendo rápido y creo que ese pasado es demasiado rico como para reducirlo a un par de líneas pronunciadas por el personaje. Bien, eso me ha llevado a intercalar varios flashbacks sobre el pasado.
¿Era necesario?
¿Tenía que hablar del pasado? Al principio, pensaba que no, que solo estaba aportando drama. Sé que hay muchas personas que detestan las novelas largas o que los escritores como George R. R. Martin se regodeen en detalles aparentemente nimios. A mí me gusta, porque considero que la lectura de una novela no es una competición por acabar lo antes posible. Así que, mientras escribía esas partes del pasado que no aparecían en el primer borrador ni en los siguientes, me daba cuenta de que estaba descubriendo hechos muy interesantes que no solo enriquecían el final, sino todo el libro y toda la historia. Si me hubiese quedado en una mera conversación que relatase el pasado, no habría descubierto yo mismo tantas cosas.
Los descubrimientos
Creo que era King el que decía que, a veces, consideraba que las historias ya estaban escritas y él solo se dedicaba a desenterrarlas y que, en vez de hacerlo con palazos, lo hacía al teclear su obra. Puede que esté de acuerdo, porque cuando no me sorprendo con mi propia historia, me aburro. Y me temo que el lector también.
¿Y con el trabajo?
Julio y agosto han sido dos meses de vacaciones entre comillas, pero el próximo lunes vuelvo al instituto con nuevos retos. Me he propuesto convertirme en la mejor versión de mí mismo tanto en las clases como fuera de ellas y sé que va a conllevar reestructurar mi horario y, ante todo, vencer la pereza y el cansancio, pero solo tenemos esta vida y hay que aprovecharla. Me decepciona mucho la hipocresía de ciertas personas y he decidido no ser partícipe de ese juego. Soy lo suficientemente joven como arriesgarme y emprender nuevos caminos. Espero continuar la reescritura y esta sección, aunque todo dependerá de cómo se presente.
P.D.: Las tres canciones utilizadas en este post no han sido elegidas un poco al rollito random... En realidad, me han ayudado a escribir estos tres capítulos. Imagino que podréis haceros a la idea del estilo de La Historia.
Lee las entradas anteriores sobre el proceso de escritura de La Historia:
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