Bienvenidos a 2019, el año de la Aniquilación

Feliz inicio del año, monstruos...

Estimados monstruos,
Lo sé. He arrancado de un modo muy solemne. Permitidme dicha solemnidad ahora, porque, a partir de aquí, voy a soltar muchos comentarios melodramáticos y muchos chistes malos. Gracias.
No he hecho un balance global de 2018 salvo hablar de dos aspectos que me encantan: mis lecturas favoritas de libros y cómics del pasado año. ¿Por qué? A ver, 2018 fue uno de esos años extraños de los que aprendí muchísimo. Y, aparte de la playlist del pasado año, voy a hacer dicho balance ahora (¡ja! ¡Qué maldad! ¡Habéis caído en mi trampa! ¡Muajajaja!). 

Ejem...

En fin, en 2018, me han pasado muchas cosas buenas que no podía esperar, como convertirme en una especie de Remus Lupin (sin la licantropía, por ahora). El año comenzó con mi ingreso en el hospital (todo bien al final), pruebas médicas varias (todo bien al final), mi estancia en Barcelona con una familiar que iban a operar (todo bien al final), un accidente de tráfico de una persona allegada (todo bien al final)... Y docenas de pequeñas historias más que fueron dinamitándome, pero doy gracias, porque todo fuera a mejor y... en verano, las cosas tomaron otra perspectiva y... ¡pude convertirme oficialmente en profesor, mi sueño desde hacía mucho tiempo! 

En resumen, para que lo comprendías, como le suelo decir a mi amiga Rosa, mi mayor pesadilla ahora sería despertarme y darme cuenta de que lo que he vivido en los últimos meses ha sido mentira (sí, debería dejar de leer La vida es sueño, ver Matrix y esas cosas). Por ahora, eso no ha sucedido. Cruzo dedos.

Publicando en 2018

Literariamente, 2018 fue el primer año desde 2014 en el que no publiqué ninguna novela. En 2015, publiqué Hollow Hallows. En 2016, Devon Crawford y los Guardianes del Infinito. En 2017, El Tiempo del Príncipe Pálido, una fantasmagoría. Algunas veces, pensé que el ritmo de un libro por año estaba bien, pero no soy Woody Allen dirigiendo ni Derek Landy escribiendo... Y eso está bien, cada uno es distinto y yo debo aprender cuál es mi ritmo. Escribir no es mi principal vía de subsistencia económica ni mi principal trabajo; es un arte que adoro y que da sentido a mi vida, pero debo intentar dar siempre lo mejor de mí cuando me consagro a él, no conformarme con cumplir fechas y punto.  Por suerte, no tengo editores que me lo rueguen ni lectores pesados como los tiene el pobre George R. R. Martin (no todos sus seguidores somos así, que conste). Es más, aprovecho para decir que siempre que he tenido el placer de conocer a mis lectores, me han parecido personas muy simpáticas, amables y llenas de ganas de conocer nuevos mundos. Debo darles las gracias.

Ahora mismo, no cuento con tanto tiempo como querría y este fue el año del estudio, estudio y más estudio, pero... algunos textos míos vieron la luz en 2018, como un nuevo relato de Maverick la Mil Veces Maldita en la segunda antología de Action Tales (muchas gracias a Miguel Ángel Naharro), y, en el mundo académico, he colaborado en varias publicaciones y reseñas (muchas gracias a Luis Machín por estar ahí en muchas ocasiones). 

Además, ¡El Antro de los Vampiros y Otros Monstruos ha cumplido diez añitos! Escribí y publiqué esto en el blog para "festejarlo".

Escribiendo en 2018

No publicar no significa que no haya escrito. Volví a trabajar en La Historia, cuyo primer volumen está finalizado y el segundo comenzado; ya os he dicho varias veces que es una obra terriblemente compleja (para mí) y me cuesta reescribirla, pero ya cumplió diez años desde su primer borrador y decidí sumar todas las influencias que me han marcado en estos años. No quiero esperar a otros diez para publicarla, pero debo ir con calma. Despacio y con buena letra. 

Mientras, he avanzado con Los Hacedores de la Aniquilación después de doce meses de dudas. La aparqué poco antes de los sucesos que me acompañaron a finales de 2017 y sentía mucho pesar por ello. Ahora, decidí regresar y echar una mano a Devon. ¿Lo mejor? Está funcionando.

En fin, 2018 fue un año centrado en el estudio y el trabajo, pero espero hallar más tiempo para mis nuevas historias en este 2019.

Año raro, lo sé.

¿Y qué espero de 2019?

Ahora mismo, sé que solo hay que mirar atrás para coger impulso y debo centrarme en lo que tengo ante mí. Debo aprender a organizarme mejor y mantener más la calma. Os pongo un ejemplo: en noviembre, los estudiantes de Periodismo de la Universidad me entrevistaron (muchísimas gracias) y llego un punto en que... ¡no recordaba exactamente el título de La Eternidad del Infinito! Sí, así funciona mi cabeza en estas fechas... Temí que, en ese momento, entrase la policía del arte y me dijera que era un farsante, que dejase de escribir y que me dedicase a otra cosa, tal y como decía Neil Gaiman. Por suerte, fue una señal. Me di cuenta de que debía aprender a respirar. Una vez más.

Os cuento: estoy estudiando una segunda carrera que absorbe el poco tiempo que me queda al salir de dar clase; tiempo que ya suelo dedicar a preparar dichas clases. Debo ser más eficiente y preparar las materias de otra manera para que no se conviertan en mi vida; en ocasiones, siento que solo salgo del instituto para volver a entrar. Me encanta, pero no debería perder la perspectiva ni centrarme solo en un aspecto. 

Mi mayor temor (que lo sepa el boggart o Pennywise) es cansarme o quemarme muy rápido de cualquier cosa (estudios, escritura, docencia...) y el problema no es ese, sino lo que viene después. ¿Cómo sobrevives estando quemado o cómo dejas de estarlo? De ahí, que mi intención sea aprender a respirar más, tener algo de tiempo libre, poder seguir escribiendo, leyendo, estudiando y dando clases, entre otras cosillas.

Así que mis propósitos para 2019, por tanto, ya que parece que todo el mundo debe tenerlos y siempre serán sometidos a mi deseo de que todo vaya bien (sobre todo con la salud de las personas más cercanas que tengo y la mía propia), son:
  1. Encontrar un equilibrio entre estudios, trabajo y tiempo libre. Ya lo he dicho, pero dejadme que me repita como un disco rayado.
  2. Leer mucho más (libros clásicos, cómics, obras pendientes...), ver más cine y series, escuchar más música... Es el objetivo que me pongo cada año y quiero seguir con él. Me encanta. En 2017 leí más de cien obras y en 2018 solo setenta, así que voy a intentar avanzar más que en 2018, aunque no llegue al nivel de 2017.
  3. Dar más vida al multiverso: hay más historias que contar, que escribir... Me gustaría hacer alguna presentación. Sé que no tendré mucho tiempo para el blog, pero os informaré por aquí, en mis redes sociales, etc.
  4. Salir más, hacer algún viaje... Disfruté muchísimo de mi estancia en Fuerteventura y en Barcelona (aunque en este último caso, los motivos no acompañaban excesivamente). Tengo objetivos como visitar alguna vez Londres, Irlanda o Rumanía. Y si no puedo salir de mi Azkaban personal, al menos hacerlo de mi celda. Caminar más, ver más mundo, respirar...

Debería haber puesto una foto más relacionada con el tema, pero vi este gif y me gustó tanto que... Fuente.

¿Y mis historias en 2019?

No sé qué ocurrirá con mis proyectos en 2019. Quizás, dentro de doce meses esté hablando de otra cosa. O de nada, pero...

Por lo pronto, ya empiezo a barajar fechas para La Eternidad del Infinito. Y esta vez, son en serio. Me gustaría que se hubiera publicado en marzo o abril de este 2019. Todo dependerá de la portada, que ya está encargada, y la última corrección propia y las ajenas (lectores de prueba, correctora...), además de la maquetación. Seguramente, no cumpla con estas fechas, pero os mantendré informados (¡ups!). Sé que la historia de esta publicación ha sido larga y algo complicada, pero le tengo mucho cariño a esa novela sobre el primer verano de Devon como custodia. Tiene muchos personajes nuevos. Me atreví a contar algo de talante más... romántico y cómico, en medio de guerras mágicas, canibalismo y criaturas extrañas. Es producto de una insólita mezcla y me lo pasé genial con ella. Tiene la influencia del manga, Terry Pratchett, Neil Gaiman y otras formas artísticas y autores que me han marcado. Aguardo que os guste, aunque no sea, al principio, sencilla.

Gracias a Elsbeth por hacerme este avance de la nueva novela.
Sobre Devon Crawford y los Hacedores de la Aniquilación (aprovechad y añadidla en Goodreads, por favor), deberá esperar a 2020 o puede (solo puede) que, a finales de este 2019, si me veo productivo este verano, la corrección sale y cuento con la maquetación. ¿Octubre o Navidades? Puede que no sean malas fechas. Tengo muchas ganas de verla terminada. Es, desde hace mucho tiempo, una de mis obsesiones. Por ahora, Devon está esperando a que se abra una dimensión sellada y comienza a escuchar voces extrañas... ¿Llegará esto a la versión final? No lo sé, estoy esperando saber cómo se resuelve esta road movie que tendrá varias dimensiones, varios objetivos y el fin del universo de Dev como punto de partida. Ya lo he dicho varias veces, pero he aquí una vez más: Devon Crawford y los Guardianes del Infinito comenzaba con la muerte de Devon en la primera frase; Devon Crawford y los Hacedores de la Aniquilación empieza con el final de su universo. Para la tres, no sé con qué catástrofe empezar. O sí, pero prefiero guardármelo. 

La ilustración que hizo Alejandra Aguado para la segunda novela.
¡No dejéis de buscar su trabajo! ¡Es estupendo!
Ahora, seamos honestos: ¿publicar dos obras en un año? Es un pequeño suicidio. No soy Stephen King ni cuento con seudónimo. Ahora bien, tampoco publico esperando hacerme famoso o por dinero. ¡Eso llega a ser la libertad! ¡En serio! Lo hago (escribo y publico), porque me gusta, así que tampoco me someto a leyes del mercado, con lo cual, no deja de ser posible la publicación de ambas obras en un año. Ojalá la mayoría de los artistas pudieran llegar a ese momento en que ellos solo dependen de sí mismos.

Y mientras rumio y vagabundeo por mis ideas, quería finalizar este post dando las gracias a las personas que siguen leyendo este blog (comenten o no), y desearles que tengan el mejor 2019 posible. Tú, monstruo, haz en 2019. Disfruta del tiempo. Viaja. Respira. Lee. Escribe. Escucha música. Ve pelis. Sonríe. Llora cuando lo necesites. Siente. No olvides que eres un milagro en una constelación de ellos. Enámorate. Lucha. Sueña y sé tú. Os deseo lo mejor. ¡No dejéis de salvar el infinito!


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