El tarro de las lecturas pendientes


Leer es, junto a escribir, gran parte de mi vida. He encontrado en la lectura y la escritura docenas y docenas de mundos y vidas que me han acompañado a lo largo de mis veintisiete años. Para mí, leer es como el oxígeno: me permite existir, pensar, respirar y recordar que estoy vivo. Entiendo que muchos no lo comprendan; solo espero que otra afición o amor produzca en ellos lo mismo que me produce a mí la lectura y la escritura.

En este último lustro, por diversos sucesos, he leído muchísimo más, pero no he podido conseguir tantas obras como querría y muchas de las que me interesaban no estaban en la biblioteca. Ahora, desde que doy clase, en estos últimos meses, he logrado un montón de libros, cómics y mangas que deseaba leer desde hace mucho tiempo, con lo cual mi pila de lecturas pendientes ha crecido hasta formar un cerro que rivaliza con Emyn Muil. Ya sabes, salvando el caso de Burroughs y otros grandes, si enseñas a tus hijos la afición por los cómics, libros y demás no tendrán dinero para drogas. Así que mejor gastarlo en libros, en muchas ocasiones, que en otras cosas.

Pero ¿cómo puedo ir avanzando con mis lecturas atrasadas y, a su vez, incorporar, de modo más sosegado, algún título de vez en cuando?

Sea como sea, leyendo la newsletter de Ana González Duque, autora de la reciente La Sociedad de la Libélula, se me ha ocurrido un modo de ir menguando dicha pila de obras a la espera de lectura y frenar mi sed o hambre de nuevos libros.

Os cuento: Ana propone la idea de usar un tarro que llenar con un euro por cada obra leída este año y, al final, en diciembre de 2019, gastar esa suma de dinero en libros.

Mi idea: a mí se me ha ocurrido, a partir de la idea de Ana, ir poniendo en un tarro un euro por cada libro leído y no comprarme otra obra hasta que consiga el precio de dicha nueva adquisición. Es decir, si quiero comprarme un libro de quince euros, tengo que leerme antes unas quince obras. Así avanzo con la pila de lecturas pendientes y freno la adquisición de libros que hará que pronto mi casa se convierta en una biblioteca (cosa que, por otro lado, tampoco está mal).

Por ahora, ya he puesto un euro en el bote tras terminar esta mañana el volumen tercero de Paper Girls de Brian K. Vaughan y Cliff Chiang. No vamos mal. 😏

Sigo pensando en qué puedo hacer para escribir más ficción y más reseñas, tarea que me gustaría compaginar con la docencia, estudiar y mi vida muggle. Quizás, ¿un giratiempos?

¿Y vosotros? ¿Tenéis alguna idea, objetivo o propósito para ir haciendo decrecer la pila de pendientes y avanzar en vuestras lecturas este año? ¡Ánimo!

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho la idea del tarro, a ver si me lo aplico... Porque verse con dinero y librerías cerca... En ese sentido las lecturas obligatorias son un alivio, uno puede ceder sin sentirse culpable je, je, je. Me gusta mucho el blog de Duque, sobre todo las entradas enfocadas a la creación de mundos de fantasía.

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    1. El frasco se está llenando, jeje, el problema es que esta semana pasé por una librería de segunda mano, una de cómics y apunté los libros del segundo cuatrimestre de la uni y... Ay, ay, ay... ¡Espero arreglarlo!

      Duque es genial, tengo ganas de conocerla en persona, ya que vive en Tenerife y es todo un referente fuera y dentro de la isla, gracias a sus conocimientos sobre el mundo literario. A ver si hay suerte y puedo ir a alguna de sus presentaciones.

      Gracias por el comentario.

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