Un gif de uno de los mejores momentos del capítulo de Hush de Buffy, cazavampiros. Fuente. |
No me gusta hablar en demasía por aquí de mi trabajo como profesor, pero creo que esta anécdota puede resultar hasta cierto punto interesante por cómo me ayudó a comprender que hay formas artísticas que nunca pierden vigencia y que pueden ayudar incluso a los que menos te esperas.
Los viernes doy clase a un grupo de jóvenes que acaban de comenzar su periplo por la educación secundaria. Son muy pequeños y están acostumbrándose todavía a su paso del colegio al instituto. Lo que se traduce a que, a veces, me siento como si estuviera en medio de Mad Max y estuviese rodeado por unos kamikazes sedientos del Valhalla. Podría ser peor, a veces, me he sentido en medio de un ejército de Uruk-Hai o de Gremlins. Así que hay que agradecerlo.
Estábamos en medio de una situación de aprendizaje sobre el miedo; la materia que imparto se llama prácticas comunicativas. Cuando se acercaba finales de octubre, aproximándose la última hora del viernes, decidí arriesgarme y ponerles el capítulo de Hush o Silencio de Buffy, cazavampiros. Para que os sirva de antecedente, llegaba a esa última hora siempre, pensando, en qué sorpresa me encontraría: ¿estarían intentando conquistar Rohan? ¿Se habrían unido a los Chitauri? ¿Habrían mutado como los Gremlins? Y ese día, mientras ponía el episodio, me esperé lo peor, que hubiese ruido y no pudiéramos ver Hush, que decidieran alborotar, que cogiesen algún coche y decidieran rendir homenaje a Inmortal Joe...
Pero, sorprendentemente, durante cuarenta y cinco minutos, aquellos chavales guardaron silencio y se quedaron obnubilados con aquel episodio, uno de los mejores de la serie, donde Buffy se enfrentaba a los Gentlemen, unos seres malévolos que quitaban la voz de todo Sunnydale para, a continuación, de noche, poder arrancarle el corazón a la gente mientras dormía, sin que pudieran gritar o pedir auxilio. Ese capítulo, que tanto aborda el tema de la comunicación en su primera mitad, tiene un gran porcentaje que trabaja con el silencio, los gestos, la voz, el humor, el terror... Joss Whedon y su equipo lograron un capítulo muy especial que, a cualquier fan de Buffy como a mí, me sigue encantando... Y también a ellos, que se llevaron algún susto, se emocionaron, rieron...
Curiosamente, a unos chavales que nacieron más o menos en 2006, con circunstancias distintas, con caracteres distintos, con problemas distintos, disfrutaron de esa historia que se emitió varios años antes de que nacieran, esa aventura sobre una chica que se enfrenta a monstruos, incluso cuando el mundo es demasiado grande y terrible para ella. Quizás, no se hayan dado cuenta ahora, pero espero que, algún día, les inspire a superar todas las barreras que encuentren, a esos monstruos que les intenten acallar o arrancarles el corazón.
Por mucho que algunos consideren que los profesores solo enseñan, los profesores también aprendemos. Yo aprendí, sin ir muy lejos, que un capítulo de una serie de género fantástico podía seguir gustando a unos chavales y que puede conectar con gente que nunca la había visto. Cuando alguno de ellos te pregunta: "¿hay más capítulos?", ya sabes que van apuntando maneras. Y disfrutas de esos instantes en los que sabes que ellos son historias con muchos capítulos por escribir.
Y doy gracias a estos chavales por disfrutar de todos esos pequeños momentos que te recuerdan lo mágica que puede ser esta profesión.
Que gran episodio para dar en una clase. Con la técnica de privación de recursos, que ningún personaje hable.
ResponderEliminarMe recuerda a un capítulo de X-Files, que la mayor parte sucede en oscuridad.
¡Un episodio estupendo, sin duda! ¡Muchísimas gracias por tu comentario!
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