El Caballero Luna regresa de entre los muertos, gracias a la breve, pero intensa etapa de Warren Ellis, Declan Shalvey y Jordie Bellaire. Fuente. |
"He muerto antes. Era aburrido, así que me levanté”- El Caballero Luna.
¿Quién demonios es El Caballero Luna? Esta es una cuestión fácil de responder para los seguidores acérrimos de Marvel; Moon Knight es uno de los personajes más desconocidos de La Casa de las Ideas, pero incluso así es un personaje de culto. Pero ¿por qué una reinvención mitológica y trastornada de Batman se ha convertido en uno de los oscuros emblemas de Marvel? Tanto a esta pregunta como a la primera de todas (¿quién es?) han intentado responder tres creadores de un solvente talento, el guionista Warren Ellis (Planetary) y los dibujantes Declan Shalvey y Jordie Bellaire.
Que conste en acta: El Caballero Luna es muchas cosas. Este héroe de diversas caras (y sí, tiene varias identidades, cuatro para ser exactos) nació como un mercenario destinado a morir traicionado ante la estatua del dios Khonshu que lo resucitaría convirtiéndolo en un vigilante enmascarado de ropajes blanquecinos, que hacía gala de la iconografía pulcra de la luna, pero que abrazaba a las tinieblas de la moral y no solo de la noche. En manos del guionista Doug Moench y el siempre extraordinario Bill Sienkiewicz, El Caballero Luna vivió una etapa dulce donde gozó del reconocimiento de los lectores que buscaban superhéroes con aventuras más oscuras de las que solían leerse en una época donde los superhéroes comenzaban a volverse adultos.
Ahora, Marvel regresa a este personaje tan querido para entregárselo durante seis números a Warren Ellis. Cuando se anunció que un guionista como él se iba a hacer cargo de Caballero Luna, todo presagiaba a que sería un éxito rotundo. Y así ha resultado ser. Ha logrado hacer una creación artística, dando una visión personal, y consecuente con el personaje. El polifacético escritor, amante de la ciencia-ficción y la magia, vuelve a su manía de decir “sí” a casi todos los trabajos que caen cerca de él, pero con mejores resultados que otros trabajos menos deslumbrantes de su carrera como su Ultimate Iron Man. El autor de la famosa Planetary escribe seis historias casi independientes sobre el emblemático personaje, relatos que parecen más bien una antología que una serie propiamente dicha. En una época en el que los cómics americanos de las dos grandes editoriales cada vez pareces más complejos e inaccesibles, con etapas ambiciosas (e incluso pretenciosas), densas, en largas, con arcos argumentales que parecen que nunca acaban, o que tienen una historia de fondo, Ellis ha demostrado que no es necesario eso para contar historias interesantes. Ha sido capaz de hacer veinticuatro páginas que aportan mucho más que buen parte de esos cómics largos. Y lo ha hecho seis veces en esta serie.
Si bien nos hundimos de nuevos en las tinieblas del enmascarado (y este ocupa más espacio como héroe que como ciudadano de a pie, interesante), es porque Ellis quiere presentarnos la mentalidad trastocada de nuestro protagonista, pero también cómo reacciona la ciudad ante él, en qué sueña, qué teme y contra qué lucha. Es decir, Ellis nos introduce de nuevo (o por primera vez, para el recién iniciado) al Caballero Luna, aportando algunos interesantes toques de su cosecha, como la mentalidad al borde del precipicio del Señor Luna y una ciudad donde si bien habitan héroes brillantes como Los Vengadores, es más posible que nos topemos antes con seres más oscuros como el Castigador, Daredevil o el propio Caballero Luna.
El tomo De entre los muertos (que sí, que nos recuerda al subtítulo del clásico hitchcockniano Vértigo) se compone de los seis primeros números, los únicos guionizados por Warren Ellis. Durante seis episodios independientes Ellis, por un lado, consigue condensar distintas versiones, visiones de autores precedentes del personaje, y lo hace de un modo consecuente, con su estilo personal. Da su visión de un modo refrescante a un personaje de segunda fila (al menos, considerado así por muchos, incluso a veces por la propia Marvel), lo cual ha permitido que tenga mayor libertad creativa, algo que ha aprovechado.
Empezamos con Cortador, una presentación camuflada, cuyo protagonista, mientras afronta sus propios demonios (como siempre), se enfrenta a un monstruo (como siempre) surgido del halo más oscuro y conspiranoico (como s… no, como muchas veces en el trabajo de Ellis). Vemos un Caballero Luna que hace honor a su nombre, y deja las "extravagancias", para lucir un elegante traje blanco (genial diseño de Declan Shalvey), y es caracterizado como un Sherlock que deja en ridículo a la policía y es capaz de resolver un caso sin demasiada dificultad. Además, tenemos una crítica a un sistema que envía soldados y no se ocupa de ellos cuando vuelven, desde un punto de vista retorcido. Y por si fuera poco, nos espera una revisión, una vuelta de tuerca bastante inteligente a la psique del personaje, que hace que lo veamos de un modo diferente.
El Caballero Luna regresa con una nueva representación a lo largo de esta fascinante etapa. Fuente. |
A Cortador le sigue Francotirador, una historia donde brilla el dibujo de Declan Shalvey y el coloreado de Jordie Bellaire, una apuesta arriesgada que hará las delicias de los amantes de la narratividad de los cómics. Tras un arranque sorprendentemente violento, tenemos una cruenta batalla completamente muda, genialmente narrada por Shalvey. Y es solo en la conclusión cuando Ellis decide dar algo de contexto, arremetiendo, en este caso a uno de los ámbitos más "querido" de la actualidad: el mundo financiero y bancario. Sin lugar a dudas, una refrescante historia, por el cómo es narrada y donde menos es más.
Tras las dosis de narratividad, Ellis se divierte en La Caja con una pandilla de fantasmas punks (han leído bien) que hacen que El Caballero Luna, en pocas páginas (puede que demasiado pocas), se replantee cómo enfrentarse a la muerte de las que tantas veces ha vuelto. Al mismo tiempo que nuestro protagonista está teniendo un plácido paseo en su limusina, se debe enfrentar a los espíritus del punk, porque todos sabemos que el punk no está muerto. Una historia delirante, divertida, ágil, y con un final sorprendentemente emotivo, que da una capa más a la aventura.
A continuación, Sueño o cómo El Caballero Luna parece deambular por algunas ideas descartadas por Neil Gaiman en el clásico número donde Morfeo, en The Sandman, se encontraba con Constantine para recuperar uno de sus objetos perdidos y se topaban con una “enferma de los sueños”, pero no diremos más para que lo lean y sepan como Ellis se distancia de esto. Nos encontramos con un viaje psicodélico gracias a un hongo. No, ni el personaje ni el lector lo ingieren. Si Verne nos transportó al centro de la Tierra, Ellis ha optado por llevarnos a un viaje absolutamente alucinógeno al centro de un hongo. Jamás podremos ver a esos elementos igual. Shalvey tampoco se queda atrás, ya que sus imágenes e imaginación a la hora de plasmar como debe ser un hongo y lo que supone para la mente.
De ahí pasamos a un homenaje a The Raid, Dredd, Old Boy e incluso a los videojuegos (¿quién no ha experimentado nunca abrirse paso por millones de enemigos para llevar a cabo un objetivo?). Un edificio, una persona secuestrada en el último piso, entre la entrada y esa persona, una ingente cantidad de matones, la caballería debe pasar por encima de ellos. Violencia descarnada, en un número absolutamente frenético, hiperbólico. Pero que en pequeñas píldoras nos da reflexiones geniales:
SCARLET: No es una máscara. Es tu caraCABALLERO LUNA: Chica lista.
Ahí Warren Ellis nos da una reflexión profunda sobre los enmascarados y equipara la psicopatía de Spector con la de grandes antihéroes como Rorschach en Watchmen.
Y en la despedida, tenemos un cómic que recuerda a Garth Ennis, en el sentido de crear tramas cogiendo a personajes absurdos, intrascendentes, que son ignorados, y crearles un delirante trasfondo, convirtiéndole en protagonista . En ese caso, uno de los policías humillados en el primer número. Conocemos su dramática historia, cémo se genera el odio hacia nuestro El Caballero Luna y cómo planea y ejecuta su venganza. En un solo número. Se nota que es el adiós de esta etapa de Ellis al recuperar a un secundario de la primera historia (Cortador) y entregarle un halo psicópata que hará las delicias de todos aquellos que pensamos en un mundo real con superhéroes, se engendrarían también a muchos locos entre aquellos que no pudieran estar a su altura.
Hay que decirlo una vez más: seis interesantes historias que demuestran el talento de Ellis a la hora de hacer su El Caballero Luna nos salude de nuevo, lanzándonos una de sus shurikens con forma de luna.
La narratividad juega un papel crucial en este cómic. Fuente. |
El gran “pero” de El Caballero Luna de Warren Ellis es que sabe a poco. “Lo bueno si breve, dos veces bueno” se suele decir (y puede que muchas veces esté acertado), pero uno aquí no sabe que pensar. Un servidor deseaba perderse por las cuatro personalidades del Caballero Luna, sus relaciones con otros personajes (como la propia ciudad), el hombre bajo la máscara… Y, aunque tenemos ligeros brochazos, son un par de gotas en un mural deseoso de continuar siendo pintado. Este “problema” hace que tengamos una serie que se lee rápidamente (poco más de una hora sirve para terminar la lectura de este arco argumental), que deja entrever todo el potencial de nuestro lunático preferido, pero de la que siempre se espera más. Y es que las expectativas (o el hype) son siempre enemigas de la realidad, por mucho que busquemos esperar poco.
En el apartado gráfico, Shalvey y Bellaire cumplen gratamente. Ellis se calla muchas veces para dejar que los dos dibujantes nos cuenten todo lo que necesitamos, cosa que puede llegar a ser un alivio al permitir que la propia historia sea el hilo conductor, sin sobreabundancia de cuadros narrativos excesivos o diálogos farragosos. Este permiso de Ellis para que sus dibujantes destaquen podría haber jugado en su contra si no tuviese a dos buenos narradores como lo son estos dos artistas, pero por suerte tenemos la demostración del talento de ambos en páginas donde se atreven con arriesgados juegos narrativos que nos evocan (y no solo en el uso del color) al trabajo del mismísimo Frank Miller, cuando rompía con todo en obras como Sin City.
No solo dan con el tono exacto que precisa cada historia, sino que demuestra una gran versatilidad, capacidad de adaptación y una narrativa más que interesante. Viñeta a viñeta, nos muestra unas de las peleas más espectaculares que uno ha podido disfrutan en un cómic; sencillamente magistral. Sumen al cóctel de narratividad y homenaje la capacidad para evocar a otros grandes artistas como John Romita Jr. (más cerca de su estilo en Kick-Ass) o el propio Bill Sienkiewicz, cuya sombra (nunca mejor dicho) es alargada. Centrándonos en Jordie Bellaire, sabe dotar del color perfecto y contribuir en crear lo icónico de esta obra, además de colaborar con las imaginativas, minimalistas, coherentes y, sobre todo, nada engañosas portadas.
Para Pedro de Mercader: "El Caballero Luna de Ellis es la prueba de que menos es más. Que siendo procedimental, se pueden contar grandes historias. Que no es necesario cincuenta series de mil números para contar una sola historia, sino que con veinticuatro páginas tienes de sobra. Son historias, en apariencia sencilla, pero que no dejan de tener una profundidad, un trasfondo, todas y cada una de ellas. Una obra inteligente, que sirve para dignificar a un personaje de culto, aunque secundario y, en ocasiones malentendido y, en consecuencia, maltratado. Porque el Caballero Luna puede y debe ser mucho más que una mala copia de Batman. Porque todavía se pueden seguir contando cosas interesantes y refrescantes con personajes con una edad considerables. Por todo ello y por muchas más razones que uno mismo debe descubrir debemos estar agradecidos a Shalvey y a Ellis".
Para Carlos J. Eguren: "El Caballero Luna de Ellis, Shalvey y Bellaire nos transporta a los recovecos más sombríos del Universo Marvel para dar pinceladas dignas de ser vistas a lo largo de la historia de este mágico personaje. Ya sea enfrentándose a psicópatas (vivos o muertos) o sí mismo (sus numerosas personalidades dan para ello), el Caballero Luna nos embarca en un viaje donde la narratividad y las ideas espontáneas surgen de la forma más natural posible pese al artificio artístico. No se queden con la primera lectura, la más llana y superficial, solo por gozar de la enorme narratividad y esos toques a la psicología humana, De entre los muertos es uno de esos tomos que merecen la pena ser descubiertos. Por tanto, si ustedes buscan algo diferente, algo que les haga disfrutar con una muestra de pulp y superhéroe callejero, aquí tienen una compra más que asegurada que hará las delicias del respetable".
Al principio de esta crítica nos preguntábamos quién demonios era El Caballero Luna y cómo se había convertido en un símbolo de la parte más oscura de Marvel, la respuesta está en este tomo De entre los muertos. Comprendan que no queramos, por tanto, desvelárselo. Mejor que lo descubran por sí mismos. Lo agradecerán, viajeros de la larga noche.
Yo es que tengo un "problema" con el Caballero Luna: Cuanto mas se separa de la sombra del Murciélago menos me gusta.
ResponderEliminarMe pasa un poco lo mismo con el Escuadrón Supremo.
Creo que aquí aún tenía algunas dosis de la sombra del Caballero Oscuro, aunque ya me comentarás si lo has leído. En cuanto al Escuadrón, me quedo, desde siempre, con Gruenwald, que para algo era un grande. ¡Gracias por tu comentario! ¡Un saludo!
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