Críticas de cómics: "STARMAN. Vol. I" de James Robinson, el legado de los superhéroes

Opal City necesita un nuevo héroe tras que el antiguo, Starman, se haya retirado. Su hijo mayor intentará seguir sus pasos, mientras el pequeño quiere huir del mundo de los superhéroes y vivir del coleccionismo. Sin embargo, una sombra antigua se cierne como niebla en Opal City y pronto todo cambiará…

Críticas de cómics:

Crítica del primer tomo de Starman. Fuente.

Contenido: Miniserie del 0-26 y extras.

Guionista: James Robinson.

Dibujante: Tony Harris.

Entintador: Wade Von Grabadger.

Editorial: En España, Planeta DeAgostini. En Estados Unidos, DC.

Precio: 38 €

Género: Superhéroes, suspense, aventuras, drama.

Año de la edición: 1994-1996. Edición del tomo 2010.

“Al necesitarse un nuevo campeón… Apareció uno. El hijo de su padre puro y sincero y que Dios se apiade de los villanos”.

Cuando Alan Moore tomó las riendas de la Cosa del Pantano, consiguió que este “héroe” tan peculiar se transformase en un ser que habitaba en grandes historias, muy oscuras, mezclando la fantasía y nuestro mundo real. Los primeros números partían de rescatar a un personaje “poco agraciado”, en cuanto a lectores y aprecio de estos, y convertirlo en algo mejor, tras una pequeña saga contra un villano típico del héroe (a menudo vergonzoso) y con un aire ahora cínico en un gran malvado. Todo ello impulsó “La Cosa del Pantano” y un nuevo concepto que viviría su auge en DC y Vértido. De ahí, viene “The Sandman” de Neil Gaiman (aunque él casi inventó a su Sandman), “Animal Man” de Grant Morrison… Y el cómic sobre el que va esta crítica: “Starman” de James Robinson, tal vez el más desconocido de este período.

Si un lector no conoce la obra de Moore y los otros autores nombrados en el párrafo de arriba, puede sentir que “Starman” es una obra fresca y nueva, pero realmente sigue el esquema que Moore tomase en su momento. Si bien, posee un carácter propio al tratar del legado del padre y el hijo (y sus pecados) y un arranque espectacular e inesperado (mejor llevado que el efectista comienzo de “Kick-Ass” de Mark Millar, por ejemplo). La serie tarda en encontrar una voz propia, pero vale la pena esperar.

Pese a eso, cuando Robinson inició su visión propia de los personajes, es el momento en que “Starman” funciona mejor (mucho mejor). Pronto, enfatizamos con ese pequeño fracasado que llega a ser Jack Knight, el hijo pequeño de Starman. La humanización de los personajes también destaca en el papel de algunos de los “villanos” como la Niebla (cuando se entera de lo ocurrido a su hijo) o Salomon Grudy (cuando se “enfrenta” a Starman).

A su vez, ciertas dosis del realismo de Robinson haría que historias como las de “espantapájaros” Ogrady y sus psicópatas, que buscaban crear el caos en Opal City, se conviertan en buenas historias (véase el final que deciden darle al villano el primer Starman, Linterna Verde y Flash entre otros).

¿Cuál es el legado de los superhéroes? Esa es una de las preguntas de Starman. Fuente.

El escritor James Robinson comenzaría así su periplo por un personaje "casi" desconocido, al que le daría sus dosis de “realismo” en los arcos argumentales que mejoran el trabajo como es “Una noche en el circo” (juego de palabras, es en inglés “A (K)night in circus”, haciendo referencia al apellido de Starman) o “Los pecados del hijo” (cuyo “multipuntos” de vista crean una buena historia, pese a un final no del todo satisfactorio). A su vez, Robinson empieza a tejer un misterio en torno al personaje de Shade y un inmortal (en el que se basa Dorian Grey según la historia de Robinson, atentos al cameo de Oscar Wilde) que usa un póster para absorber la vida de los poco precavidos.

En el prólogo y los extras de la edición (de seis tomos), que no están nada mal, el propio Robinson afirma que era un poco arrogante en la época. Se nota porque uno de los defectos de “Starman” es que no sabe callarse. Mientras que hay narradores que no quieren eclipsar todo el rato el dibujo de sus artistas, Robinson no es de esos. Habla (o escribe) demasiado.

Sin embargo, Robinson sabe describir bien situaciones y ambientes. Eso consigue, rápidamente, que el autor pueda crear una ciudad como Opal City. Una urbe que puede que no conozcamos cuando comienza el tebeo, pero sí a medida que pasan los números. Pronto, el gran trabajo de Tony Harris a la hora de ilustrarlo hacen que sintamos que Opal City es otro personaje más.

Sobre el trabajo del ya nombrado Tony Harris, decir que va mejorando progresivamente. Su trabajo destaca también con las simbólicas portadas.

Por tanto, el arranque de “Starman” es más que prometedor y es una obra a reivindicar por la calidad de Robinson.

“Hay una página arrancada del diario de Shade. Este pasaje termina ahí y me pregunto por qué. Quizás… Quizás sea mejor no saberlo”

JACK KNIGHT.

El apartado gráfico de Starman es uno de sus puntos fuertes en algunos números. Fuente.