Tenía diez años cuando a mis manos llegó una edición de La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson. Cada capítulo venía acompañado de un cómic que lo adaptaba, y recuerdo que devoré este clásico en pocos días. Desde entonces, las historias de piratas han tenido un lugar especial en mi corazón (solo me ha faltado el loro, el parche y la pata de palo, pero siempre hay tiempo para eso). Quizá se deba también a que crecí con Piratas del Caribe, pero este género, que brilló en los años cincuenta y fue resucitado por la saga de Disney, siempre ha despertado en mí una mezcla de fascinación y simpatía.
Ahora, Star Wars: Skeleton Crew se suma a esta tradición, y lo hace con un giro: piratas espaciales y el sentido de la aventura de las pelis ochenteras de Amblin. Porque si algo caracteriza a la galaxia de Star Wars es su capacidad para mezclar géneros, y esta vez nos entrega una aventura que combina la magia de los cuentos de piratas con la nostalgia de películas como Los Goonies. Y, contra todo pronóstico, la serie ha resultado ser una de las sorpresas más agradables del universo de Star Wars en los últimos años, sobre todo tras The Acolyte.
Piratas espaciales y aventuras infantiles
Desde 1977, Star Wars ha sido un cóctel alquímico de influencias: fantasía, ciencia ficción, westerns y, sí, también historias de piratas. Han Solo, con eso de ser un sinvergüenza y el Halcón Milenario, siempre tuvo un aire de pirata, y ahora, Skeleton Crew lleva esta idea más lejos.
Ambientada en la misma línea temporal que The Mandalorian, la serie sigue a un grupo de niños que, tras quedar atrapados en el espacio, se embarcan en una aventura liderada, cuando puede, por Jod, un Jedi/pirata interpretado con carisma y ambigüedad por el siempre genial Jude Law (cuando quieras a un caradura vividor, contrata a Jude Law. Incluso si hace del Papa).
Lo que hace especial a Skeleton Crew es su capacidad para capturar el espíritu de la aventura sin perder el toque mágico de Star Wars. Los niños protagonistas se comportan como lo que son: niños, con momentos de ingenio, torpeza y valentía. Esto ha generado algunas críticas por parte de quienes parecen haber olvidado que Star Wars nació como una mitología moderna para chavales. George Lucas lo entendió en los años setenta, y Skeleton Crew lo reivindica con entusiasmo.
Los directores y el reparto
Uno de los grandes aciertos de Skeleton Crew radica en los nombres detrás de las cámaras. Entre los directores encontramos talentos como Daniel Kwan y Daniel Scheinert, los creadores de la oscarizada Todo a la vez en todas partes, quienes aportan su característico estilo caótico y visualmente deslumbrante a varios episodios. También destaca David Lowery, director de El caballero verde, quien impregna su capítulo de un aura onírica y misteriosa que enriquece la atmósfera de la serie (no olvidemos los guiños que hizo a Willow en su historia sobre el rey Arturo). Estas firmas, junto con la supervisión general de Jon Watts, conocido por revitalizar a Spider-Man en el MCU, dan como resultado una dirección que logra equilibrar la aventura ligera con momentos más emotivos.
En cuanto al reparto, Jude Law brilla como Jod, un personaje complejo que navega entre el mentor protector y el saqueador de dudosa moral, a lo John Silver. Su interpretación, llena de matices, logra que el espectador nunca sepa del todo si confiar en él, añadiendo una capa extra de intriga. Lástima que cortasen el flashback sobre su pasado…
Por otro lado, los jóvenes actores protagonistas, encabezados por Ravi Cabot-Conyers, Kyriana Kratter, y Robert Timothy Smith, destacan por su química y naturalidad, encarnando a un grupo de niños que se comportan como lo que son: curiosos, testarudos y valientes.
Nostalgia, guiños y fantasía desbordante
La serie abraza ese carácter desenfadado y lo mezcla con toneladas de nostalgia. Los guiños están por todas partes: desde el especial de Navidad de 1978 hasta las películas de los Ewoks, pasando por las trilogías originales y el universo expandido. Villanos extravagantes como un cangrejo animado por el estudio de Phil Tippett (sí, el mismo genio tras el Rancor), que parece salido de Moana, o un hombre lobo sacado de un cómic pulp (o la cantina del Episodio IV) añaden un toque de locura que recuerda a los momentos más despendolados de la franquicia y de otras obras cercanas, como la magnífica saga de videojuegos Monkey Island.
Además, el diseño y los efectos especiales son notables, aunque algunos detalles han generado controversia. Por ejemplo, el planeta At Attin, con su estética retrofuturista, ha sido comparado con Los Supersónicos. Pero ¿de verdad esto es un problema en una saga donde Luke Skywalker llevaba un nombre más terrícola que un bocadillo de chorizo? La capacidad de Star Wars para mezclar elementos cotidianos y fantásticos sigue siendo una de sus mayores virtudes.
A esto se añade que el hijo de Michael Giacchino, Mick Giacchino, aporta una banda sonora que no solo rinde homenaje al legado musical de Star Wars, sino que también evoca la energía de Los Goonies y otras películas clásicas de aventuras, vinculadas al mundo de la piratería.
Las luces y las sombras de Skeleton Crew
Skeleton Crew no es perfecta. Su mayor problema está en un final que deja demasiadas preguntas abiertas: ¿qué pasa con el planeta olvidado? ¿Cuál será el destino de Jod? Aunque esto apunta a una posible continuación, deja una sensación de estar incompleta. Y sabiendo que Disney y Lucasfilm no aprenden de sus errores, esto puede jugar en su contra. Ya su estrategia de estrenar una película de Star Wars al año se estrelló con Han Solo y ahora parece que ocurrirá lo mismo con las series: tras The Acolyte, poca gente ha dado una oportunidad a una serie que sí se lo merecía, como Skeleton Crew. Ojalá no la cancelen. Sin embargo, esta falta de cierre puede ser perdonada si la serie forma parte del plan más amplio que Dave Filoni y Jon Favreau tienen para el universo de Star Wars (en el horizonte tenemos la segunda temporada de Ahsoka y la película del Mandaloriano y Grogu).
En conclusión, para alguien que creció soñando con las aventuras de piratas en La isla del tesoro y con las películas de Star Wars, Skeleton Crew es un regalo inesperado. No solo revive el espíritu aventurero que caracteriza a Star Wars, sino que lo hace con una frescura y desenfado que se echaban de menos. Es una serie imperfecta, pero tremendamente encantadora, y nos recuerda que, incluso en una galaxia muy, muy lejana, siempre hay lugar para la magia de las historias bien contadas.
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