«Que la Fuerza te acompañe».
Hay algo de Quijote en George Lucas que convierte su vida en la semilla para una obra como Las guerras de Lucas. Nacido en Modesto, Lucas siempre fue un niño callado, aficionado a la fantasía, que tenía una gran pasión por las carreras y cierto espíritu rebelde contra la autoridad, ya fuesen profesores, su padre o la industria del cine.
Fue así cómo con unos treinta años desafió todo lo establecido y fue capaz de luchar contra viento y marea con tal de ver en la gran pantalla la historia que tituló Star Wars. Y es un relato sobre cómo pese a los tropiezos, se logró lo impensable: hacer soñar a varias generaciones con las aventuras de los Skywalker.
La vida del Hacedor
Si ya en su día su vida sirvió para el cortometraje paródico Lucas in love, en Las guerras de Lucas tenemos un cómic de Laurent Hopman y Renaud Roche que relata cómo el director estadounidense creó la primera película de Star Wars… y cambió para siempre la Historia del Cine. Cercano al estilo de la miniserie de The Offer (que trataba del rodaje de El Padrino, dirigida por el gran Francis Ford Coppola, al que, por cierto, vemos por las páginas de este tebeo), la obra de Laurent Hopman y Renaud Roche es perfecta para todos aquellos que siguen mirando a la puesta de soles y esperan que suene la música de John Williams. Es, al fin y al cabo, un bello homenaje a Lucas y cómo fue capaz de enfrentarse a gigantes a cambio de conseguir hacer la película que había imaginado.
Y no, no fue fácil.
Desde problemas con los estudios pasando por los veteranos de los estudios Pinewood donde se rodó, sin olvidar a unos actores que constantemente estaban de broma en el set o los problemas con unos efectos especiales que tuvieron que “inventarse” para la película, una suma de problemas que llevaron a que Lucas tuviese un amago de infarto que estuvo a punto de acabar con él, como el accidente de tráfico que hizo que, muchos años antes, se replantease su vida y comenzase a estudiar cine.
Crítica de Las guerras de Lucas, repaso en formato de cómic de cómo se hizo la primera película de #StarWars. Share on XEl Imperio y los rebeldes
El libreto del cómic se centra en cómo Lucas, tras sufrir el célebre accidente de tráfico que estuvo a punto de matarlo, empieza a estudiar cine y tiene la idea para Star Wars. Con unas breves notas sabemos de su infancia, su complicada relación con su padre, cómo conoce a su futura esposa… y vamos viendo paralelismos con lo que será más tarde Star Wars.
Para todos los que se han interesado alguna vez por cómo se hizo la saga, será rememorar fragmentos de la biografía de Lucas o el gran documental El Imperio de los Sueños. Para los que no, será todo un sinfín de descubrimientos sobre cómo se llevó a cabo una de las películas más brillantes del fantástico.
El estupendo dibujo
Puede que el guion sea lo más convencional de la obra (más allá de algún flashback, es bastante lineal), pero no por ello sea malo. Si el lector no espera grandes alardes en su prosa, disfrutará. No obstante, se siente cierta oportunidad perdida a la hora de no enfocar al cien por cien a los personajes como seres tridimensionales, aunque en eso la simbiosis con Roche ayuda (véase la escena de la ruptura de Harrison Ford y Carrie Fisher, que vivieron un romance durante el rodaje del film).
El innecesario faldón promocional que acompaña el libreto dice que es «La historia definitiva del origen de Star Wars», pero como diría el Doctor Manhattan de Watchmen, «nada termina nunca» y a saber si en el futuro tendremos una nueva adaptación a otro formato, una que cuente con más tiempo para escarbar en las motivaciones de sus personajes, hacerlos sentir vivos al cien por cien y, aparte de hablar sobre cómo hacer una obra maestra, ser una obra maestra. Pero, pese a los defectos, por suerte, no se queda en un mero acompañamiento, como en otras obras similares.
Las licencias
Al final del cómic, tenemos un listado de todas las fuentes utilizadas por Laurent Hopman para su guion, lo que además lo convierte en una obra lo suficientemente trabajada como para que todo lector pueda tomarla como un punto de partida para el estudio. Sin embargo, su objetivo no es ser simplemente una obra divulgativa, sino un cómic sobre la vida de Lucas.
De ahí ciertas licencias poéticas como, por ejemplo, que David Prowse (el actor que daba cuerpo a Darth Vader) sepa que van a doblar su voz debido a su marcado acento; en realidad, lo descubrió cuando fue al estreno de la película. Nada que no se le puede perdonar.
Dar vida a la galaxia
En Las guerras de Lucas sobresale el dibujo del francés Renaud Roche, muy superior al guion. En los extras podemos ver que barajó un estilo muy realista del que prescindió para optar por un trazo más sencillo, pero no por ello, menos narrativo. Con cierto toque entre el cómic y el dibujo animado, no nos cuesta reconocer a en sus viñetas a George Lucas, Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, etc. Es imposible, una vez se empieza, dejar este cómic. Se lo aseguro. Por algo ha ganado varios premios a mejor cómic documental. Y sabiendo lo aficionado que es Lucas al mundo del cómic y el arte visual, no sería insólito pensar tendrá un ejemplar de este tebeo en su Rancho Skywalker.
Las guerras de Lucas ha llegado a nuestro país gracias a Norma Editorial, que sabe que está ante uno de esos títulos que hará las delicias de los fans de Star Wars, pese a no ser un producto oficial (ni falta que le hace). En tapa dura y con varios extras, es el regalo perfecto para cualquiera que quiera saber más sobre el padre de los Jedi y cómo se puso el mundo por montera para conseguir cumplir su sueño.
¿Qué significa Star Wars?
Siempre he dicho que George Lucas es el chaval que tiene los mejores juguetes del patio y que, además, es tan majo que nos deja jugar con ellos. Es la metáfora que utilizo para explicar cómo su obra nos ha marcado a tantos. Sinceramente, llevo más años siendo fan de Star Wars que sin serlo, así que gran parte de mi vida, desde las primeras lecturas hasta el primer amor, pasando por la muerte de mis padres o mis comienzos como profesor o escritor, van vinculados a momentos de la saga.
Gracias a Star Wars he descubierto películas, cómics, canciones, referencias…, pero también a personas. Y hay algo mágico (perdón por lo naíf) en cómo el arte nos une. Y es que Star Wars ha estado siempre ahí cuando la he necesitado y nunca podré dejar de darle gracias a George Lucas, así que este cómic es una celebración de todo esto.
En definitiva, con más de cincuenta años a sus espaldas, Star Wars es una saga que sigue viva. Esperemos que Hopman y Roche vuelvan a reunirse en el futuro para contar más historias sobre cómo unos rebeldes desafiaron el imperio cinematográfico y lograron crear una galaxia muy, muy lejana. Siempre habrá algo de Quijote en ello, pero acaso, ¿no merece la pena?
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