Conan Rey: porque los antihéroes nunca morirán

«Y así, oh, príncipe, Conan el rey volvió a Aquilonia…».

Una de mis asignaturas favoritas del instituto fue Historia del Arte. En un mundo donde cualquier expresión artística es vejada hasta convertirla en un producto, descubrir obras como el Laocoonte suponía encontrarse con la genialidad, la visceralidad y una búsqueda del sentimiento trágico capaz de atravesar eras. De un modo similar me siento cuando disfruto del arte de Conan Rey de Timothy Truman y Tomás Giorello.

El poder de Conan

Hace poco leía que comprar libros era una afición diferente a leer libros, pero me odio por tener una montaña enorme de lecturas pendientes, porque, a menudo, me esperan joyas como esta. Quiero consolarme pensando que, mientras excavo, puedo hallar sorpresas como esta, pero solo es una forma banal de hallar sentido a una manía que seguramente degenere en enfermedad: la montaña nunca deja de crecer y los días nunca dejan de menguar. Puro Sísifo o como se tuvieron que sentir Truman y Giorello al adaptar varios de los relatos crepusculares del personaje de Robert E. Howard.

Y es que el padre de este personaje, Howard, jamás encajó en su época. Pienso que nunca habría encajado en ninguna. Más allá de su amor con Novalyne Price, su dependencia materna o las cartas que escribía a otros miembros del Círculo de Lovecraft, el apodado por el Genio de Providence como Bob Dos Pistolas fue una persona solitaria que intentó buscar sentido a una civilización que nunca lo tuvo y para ello encontró en Conan un antihéroe que se enfrentaba a un mundo salvaje que habría hecho enloquecer (más aún) al Quijote de Cervantes.

Conan el Bárbaro
Conan demostrando a sus guardias que no es un anciano decrépito.

El crepúsculo de los reyes

Será Conan, por tanto, un guerrero, un asesino, un ladrón, un pirata, un rey… Y este cómic que adapta las historias que se sitúan al final de su cronología podrían haber chocado de lleno con las versiones previas que se habían realizado sobre estas obras en Marvel, pero en cambio, consiguen superar las anteriores y demostrar que Conan es un personaje que sigue más que vivo, capaz de atravesar cualquier tiempo.

Reseña de la magnífica etapa de #ConanRey por Timothy Truman y Tomás Giorello. Una obra magnífica del cómic. Edita @planetadcomic Share on X

El tomo integral recopila todas las adaptaciones realizadas por la dupla de Truman y Giorello. Tenemos La ciudadela escarlata, El fénix de la espada, La hora del dragón, El conquistador y Lobos allende de la frontera (una historia basada en unos apuntes que dejó Howard antes de suicidarse). Cada uno de estos títulos forma ya parte de la literatura de la espada y brujería y, aunque los necios realistas quieran negar su calidad, de la Literatura en general.

Conan luchando por mantener la corona.
La furia de Conan en estado puro

El final de Conan

A través del tomo, descubrimos que uno de los escribas de la corte se ha propuesto escribir la historia del rey de Aquilonia, el anciano Conan, y buscar la verdad tras las leyendas cantadas por todo el Continente. Un Conan de barba y cabellos grises, pero todavía cínico y violento, narrará su propia historia a partir de los que podrían ser sus últimos días. De este modo, la conocida fórmula con la que comenzaban sus relatos más populares («Oh, sabed, príncipe…») toman un nuevo matiz como celebración, celebración del antiguo y hermoso arte de contar historias.

No olvidemos que el propio Robert E. Howard relató alguna vez que sentía que él no escribía sus historias, sino que Conan se las contaba y él solo las transcribía. Para tomar una vertiente similar, Truman se inspira en una carta que escribió Robert E. Howard antes de suicidarse:

«Creo que fue rey de Aquilonia durante muchos años en un tiempo turbulento e inquietante, en una época en la que la cilvización hiboria había llegado a su culmen y en la que todo rey quería convertirse en emperador. Al principio, se comportó a la defensiva, pero tengo la impresión de que, al final, se vio obligado a llevar a cabo agresiones para preservar su reino. Si tuvo éxito y consiguió un imperio bastó o si murió en el intento, eso no lo sé. Lo que está claro es que viajó mucho; y no solo antes de ser rey, sino también después. Viajó a Khitai y a Hyrkania y a regiones mucho menos conocidas al norte de la primera y al sur de la segunda. Incluso viajó a un continente sin nombre en el hemisferio oeste y exploró sus islas».

Tomás Giorello Conan el Bárbaro
Una de las magníficas splash page de Tomás Giorello para Conan.

La ciudadela escarlata y El fénix de la espada

De este modo asistimos desde la aventura más pulp de La ciudadela escarlata hasta una odisea por recuperar el trono en El fénix de la espada, donde los sueños serán cruciales para poder vencer a un malévolo hechicero.

La hora del dragón y El conquistador

Y si algo odia Conan (aparte de la civilización) es la magia y tendremos mucha en La hora del dragón y El conquistador, que nos hablan de cómo los enemigos de Conan usurpan el trono con ayuda de un hechicero revivido por artes oscuras…

Todo ello conduce a que Conan a enfrentarse a diversos enemigos, pero también a conocer a su reina, Zenobia, y preguntarse si el trono merece realmente la pena para alguien como él.

«Durante siglos, Pramis, los poetas han escrito bellos cuentos sobre la leyenda de Akivasha, pero te aseguro que no es como esa criatura vana y malvada de los mitos. No, se ha convertido en el símbolo de la belleza eterna… una princesa trágica con mal de amores, que brillará para siempre en el reino de los dioses.

Aquel día vi la terrible realidad de la inmortalidad… La horrible perversión de la vida eterna. Puede que fuera el recuerdo de la cálida mano de Zenobia lo que me descubriera lo frías y mortecinas que eran las caricias a Akivasha, y que eso me liberara del hechizo. Sí, es lo que me gusta pensar».

Vampira-Akivasha
La malévola vampiresa Akivasha intenta seducir al bueno de Conan.

Lobos allende de la frontera

Más meditabundo es el desenlace, Lobos allende de la frontera, donde Conan, como los viejos héroes, se enfrenta a su última aventura por culpa de una corona maldita que hará que se una a sus antiguos enemigos, los pictos.

Pese a tener un final precipitado, opino que cumple con el arquetipo del protagonista fantástico que emprende un camino más allá del mar, como Frodo, Ged el Gavilán, el rey Arturo… y ahora el propio Conan. ¡Vaya grupo…!

La palabra de Timothy Truman

Y todo ello acompañado de las palabras de un Truman que consigue tomar las bases de Robert E. Howard y agregarle todavía más fuerza, violencia y energía, sin renunciar a los amoríos y los anhelos de libertad del escritor tejano.

Como decíamos, «Las historias originales de Robert E. Howard proporcionan al lector la ilusión de que está sentado alrededor una hoguera, escuchando cómo alguien cuenta una historia», afirma en su introducción Truman y logra adaptarlo a su versión en cómic.

Sí, tiene más palabrotas, pero también tiene una gran labor de respetar el espíritu del salvaje Conan y rendir homenaje a todo su recorrido en el mundo de la literatura, el cómic e incluso el cine (pese a que el Conan de Milius poco tenga del alma del cimmerio). Además, para los seguidores del Círculo de Lovecraft, incluso tenemos alguna referencia a los dioses oscuros que surgían en los cuentos de este y que Robert E. Howard tomó en sus escritos.

Aunque no todo es un festival de guiños y momentos épicos sin más, sino que la obra también logra decir algo sobre el ser humano y tiene pasajes realmente dignos de ser conservados por su forma de deslumbrarnos.

«Y así pasó la hora del dragón y fue como encontré el verdadero corazón de mi reino, tal y como Zelata, la Bruja, me había dicho», Conan.

El arte de Tomás de Giorello

Gracias también al dibujo de Tomás Giorello, un artista argentino que no lo tenía nada fácil a la hora de recrear muchos de los grandes pasajes de la historia de Conan. Pensemos en los artistas que se habían enfrentado antes a esta tarea, como Barry Windsor-Smith, los hermanos Buscema, Cary Nord… o directamente el gran Frank Frazetta, quien dio vida a Conan en aquellas portadas pulp que a tantos nos enamoraron (recordemos que una de ella presidía el despacho de George Lucas). Y, pese a la dura competencia, Tomás Giorello se ha convertido seguramente en mi artista favorito de Conan hasta la fecha.

«Cuando llegó el momento de adaptar las palabras de Howard y hacer que sus personajes volvieran a cobrar vida, volvía a darme cuenta -como tantas otras veces- de lo difícil que es que nuestra versión visual sea tan emocionante como la prosa magistral de la obra original»- Timothy Truman.

Conan-rey
Conan relata su historia a uno de sus escribas.

La espada de Conan

Acompañado del magistral color de José Villarrubia, este Conan es espectacular y a día de hoy mi favorito, porque es reecontrarme con toda esa fuerza y narrativa que hay en grandes obras como el Laocoonte. Lamento si algún purista se ofende, pero si algo nos ha enseñado Conan es a defender nuestras ideas, aunque sea a través de la espada y la espada de un escritor es la palabra.

Si tienes dudas, ve a tu librería, coge este tomo y deléitate con su energía. Pocos cómics ofrecen lo que ofrece este a lo largo de cientos de páginas donde se dibuja otro mundo, uno más fiero, más deslumbrante, más sobrecogedor, más salvaje… o uno donde al menos todavía sigue habiendo atisbos para la maravilla.

Conan el Bárbaro Tomás Giorello
El asombroso arte de Tomás Giorello al servicio de Conan.

La edición

¿Y ha merecido la pena cómo esta joya ha llegado a nosotros a través de la edición en español? Planeta Cómic la publicó en formato integral, en tapa dura, con extras como textos de sus artistas y bocetos y páginas previas a las finales que destacan por la grandeza de Giorello. Sin embargo, no acabo de entender por qué algunas miniseries tienen las portadas entre números y otras al final, un “pero” menor para una edición como estas historias merecían.

El poder del rey Conan

Hace más de veinte años, antes de aquellas clases de Historia del Arte, cuando todavía era un crío, recuerdo pedirle pasta a mi hermano mayor y comprarme unos retapados del Conan de Roy Thomas y Barry Smith. Recuerdo que eran cómics extraños cuando tenías once años, llenos de exotismo, aventura, duelos, magia más grande que el mundo mismo, damas más hermosas que el crepúsculo… Y ahora, tanto tiempo después, me reencuentro con el Conan sombrío de los últimos días y pienso en cómo el tiempo es como la civilización: un reflejo de la barbarie y no de su antítesis. Lo devora todo.

Pero si algo nos enseñó el Conan de Truman y Giorello, el Conan de Robert E. Howard y el Laocoonte de los escultores de la Escuela de Rodas es que debemos tomar nuestra espada y seguir luchando, porque el mundo merece todavía la pena mientras haya capacidad de imaginar. ¡Y si Crom no nos hace caso, puede irse al infierno!

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