Cómo escribir fantasía con Francesc Gómez Guillamón
Cuando a Neil Gaiman le preguntaban cómo escribía sus novelas, respondía que tocaba una tecla tras otra. Puede parecer una contestación simple, pero no lo es cuando pensamos en lo que cuesta hacer dicha acción. El dolor de espalda, la sensación de pérdida, el temor a no saber qué se va a contar, la página en blanco… muchos son los miedos que atenazan al escritor, pero uno de los mayores admiradores de Gaiman, el creador Francesc Gómez Guillamón ha descubierto la magia para superar esos terrores: el no dejar de luchar.
Las grandes heroínas de historias como La Llamada de las Brujas no son heroínas porque nunca caigan, sino porque siempre se levantan con tal de ayudar a los demás. Es ese ejemplo el que encontramos también en obras como El Arte Oculto de Volar y es que este joven escritor español ha demostrado a lo largo de su carrera como autor, diseñador e ilustrador que el camino hasta el éxito va acompañado de la perseverancia y esa es la gran magia de lo insólito, como demostrará en su futura obra La edad de la promesa. Nos cuenta más en esta entrevista que tuve la oportunidad de hacerle a comienzos de 2022.
Sobre la creación de mundos
CARLOS J. EGUREN: La Casa de Huéspedes trata sobre un variopinto grupo de personajes que me recuerda a los que protagonizaban tramas como la casa de muñecas de Un juego de ti de Sandman de Neil Gaiman (que sé que es un autor que te gusta), ¿cuáles fueron las influencias a la hora de crear esta obra? En tus redes, vi incluso que pensaste en un casting para tus personajes.
FRANCESC GÓMEZ GUILLAMÓN: Sin duda, Neil Gaiman es una fuente de inspiración constante para mí, sin embargo para La Casa de Huéspedes me serví de todos aquellos personajes que había creado para otras historias, y que no habían visto la luz todavía, y decidí preguntarme: ¿qué pasaría si los juntase a todos en una casa de huéspedes? Además, un viaje que hice a Oxford me sirvió como catalizador, así que podríamos decir que la inspiración me surgió de ese modo: echando mano a personajes que ya tenía creados y la propia influencia de las Guest Houses (casas de huéspedes) de Oxford.
En cuanto al “casting”, he de decir que siempre lo hago con todos mis libros, me gusta imaginarme a los personajes de carne y hueso.
«Sin duda, Neil Gaiman es una fuente de inspiración constante para mí».
C. J. E.: Aparte de escritor, eres diseñador e ilustrador. ¿Te ayuda el hecho de pensar en imágenes, en tener una amplia cultura audiovisual, a la hora de concebir tus mundos de papel y tinta?
F. G. G.: Por supuesto, mi mente siempre visualiza cómo podrían ser las escenas si se ilustraran, o si yo mismo las ilustrara. Me ayuda mucho imaginar los detalles, las posiciones de los personajes y la acción en general. Sin duda, ilustro mentalmente cuando escribo y eso me ayuda a proyectar la escena y a poderla escribirla tal y como yo quiero. Además, todas mis novelas tienen ese tipo de escenarios o momentos que el lector puede imaginar como si fuesen planos de películas. Especialmente en mi última novela, La Casa de Huéspedes, los lectores coincidían en eso, en que era como si estuviesen leyendo una película (por raro que parezca).
C. J. E.: Clive Barker (que es escritor, director de cine, ilustrador, fotógrafo…) decía que el hecho de dedicarse a tantas disciplinas impedía que se bloquease. ¡Siempre estaba creando! ¿Te pasa a ti lo mismo?
F. G. G.: Clive Barker tendrá mucha más experiencia que yo en relación a “no bloquearse”, sin embargo, yo me bloqueo constantemente. No porque mis capacidades creativas no sean lo suficientemente ricas para seguir creando o escribiendo, sino porque los estímulos exteriores: trabajo, familia, pareja, amigos, obligaciones, el hogar… todo eso hace que el bloqueo me surja solo, y, por supuesto, el estado de ánimo.
Yo solo consigo escribir cuando estoy completamente satisfecho con mi vida y relajado, si me siento agitado o triste soy incapaz de ponerme delante del ordenador. Yo mismo me saboteo, pero cuando salgo de ese estado, suelo escribir muy rápido y con mucha fluidez.
El proceso creativo
C. J. E.: El Arte Oculto de Volar trata sobre ser diferente, pero también sobre ser constante y perseverar. Ser diferente, constante y perseverar son tres aspectos que también deberían aplicarse todos los autores. ¿Tú qué piensas?
F. G. G.: Efectivamente, la constancia y la perseverancia son los dos pilares fundamentales de mi novela El Arte Oculto de Volar, algo que yo he aplicado siempre en mi vida, en mi trabajo sobre todo. Es cierto, que en el tema de la escritura no soy tan constante como me gustaría, pero mi deseo es poder dedicarme todos los días a escribir nada más levantarme y pasar el resto de mi vida haciendo lo que realmente me gusta, pero eso no pagaría la luz ni el agua, me temo.
C. J. E.: ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo conviertes tus ideas en historias? A menudo, al menos para mí, es una tarea casi tan ardua como volar, ¿cómo sigues adelante cuando todo se te viene encima?
F. G. G.: Mi proceso creativo es complejo, a veces pienso que tengo mi propio proceso creativo. Suelo imaginar que mi novela es como una serie de televisión, que cada capítulo de la novela corresponde a un episodio de la serie, por tanto determino en cada capítulo qué actores forman parte del “Main Cast o Casting principal”, “los regulares o secundarios”, “los supporting o de soporte” y “los extras”. En pocas palabras, sé siempre qué personajes va a aparecer en cada capítulo y lo que van a hacer. Soy bastante escritor-mapa, la verdad.
Siempre sigo el plan inicial, sé muy bien cuáles son los objetivos de cada personaje y a dónde quiero que vayan cada uno a lo largo de la historia. Simplemente me limito a seguir el plan, rara vez me salgo de lo estipulado, si lo hiciera, no serviría de nada dedicar tanto tiempo a la planificación.
«Soy bastante escritor-mapa, simplemente me limito a seguir el plan».
Ilustración y magia
C. J. E.: Has ilustrado clásicos como Alicia en el País de las Maravillas, El mago de Oz, La reina de las nieves… y has hecho retellings como Los indios de Nunca Jamás (adoro Peter Pan). ¿Cómo es tu proceso de recrear mediante imágenes historias que ya forman parte del imaginario colectivo y han contado con ilustradores clásicos como Arthur Rackham, John Tenniel, Benjamin Lacombe…?
F. G. G.: Todos los proyectos que has citado nunca fueron planeados por mí, quizá Los Indios de Nunca Jamás, un poco sí. Pero los demás se me presentaron como oportunidades de trabajar con maravillosas editoriales. Como por ejemplo, en el caso de Alicia y El Mago de Oz, fueron mis editores los que me propusieron hacer los libros. Algo que me llenó de mucha alegría porque era una cosa que había querido hacer siempre (soy muy fan de Alicia y Lewis Carroll).
En el caso de La reina de las nieves, encontré una editorial que publicaba novela japonesa y asiática en general, y también publicaba juvenil, así que esa fue la motivación para trabajar en esta historia, de inmediato la editora estuvo encantadísima y el proyecto siguió adelante, ya que solo estaba escrita la historia y faltaban las ilustraciones.
En el caso de Los Indios, la historia surgió sola, un verano que tuve mucho tiempo libre y no me costó mucho escribirla. Planteé esta novela juvenil como la típica que leíamos en el colegio cuando nos obligaban a hacerlo, como un libro que podría encajar en colecciones como la de El Barco de Vapor.
C. J. E.: ¿Qué otro relato clásico te gustaría ilustrar o recrear?
F. G. G.: Hay una espina que tengo clavada, todos estos años he intentado trabajar en una adaptación ilustrada de LA BELLA Y LA BESTIA, creo que es mi historia favorita y sería un sueño poder hacer una edición especial de este libro, con tapas duras, medidas grandes e ilustraciones a doble página. Sería todo un sueño.
C. J. E.: ¿Qué tienen los cuentos clásicos que siguen funcionando?
F. G. G.: En cuanto a los retellings y los cuentos clásicos, creo que siguen funcionando porque son historias que todo el mundo conoce y los autores que nos valemos de ellas para crear nuevas historias jugamos con el factor “nostalgia”, pues forman parte de nuestra infancia y eso siempre evoca a tiempos donde todo era mucho más idílico de lo que lo es ahora, que ya somos adultos y sabemos de qué va la vida.
C. J. E.: La llamada de las brujas es una modernización de la hechicería, pero se basa en la figura de la tríada: anciana, madre e hija. ¿Por qué crees que recurrimos a elementos tan clásicos a la hora de contar nuestras historias? ¿Por qué existe esa fascinación? En casi todas las historias sobre brujas, aparece esta tríada, pero cada autor da su punto de vista (recuerdo ahora El océano al final del camino, también de Gaiman). El tuyo era muy vivaz y lleno de fuerza.
F. G. G.: Sin duda, esta novela, La llamada de las brujas, sí estuvo inspirada por la obra que citas de Neil Gaiman, de hecho las tres brujas surgieron de ahí, aunque las mías son bastante distintas. En mi caso, creo que eran el arquetipo perfecto para contar la historia que quería narrar, porque me brindaba la posibilidad de plantear un problema y tres maneras distintas de solucionarlo. En La llamada de las brujas, un empresario quiere destruir el hogar de las brujas para construir una urbanización de casas adosadas, lo que obliga a las Blackwell, mis brujas, a tener que realizar una llamada para defender esas tierras, que albergan un enorme poder mágico.
Redes sociales y escritores
C. J. E.: En redes sociales, utilizas el seudónimo de H. N. Abbot, ¿por qué? ¿Es el seudónimo liberador? ¿Querías mantener varias de tus facetas por separado?
F. G. G.: Siempre he usado mi nombre real: Francesc Gómez Guillamón para todos mis proyectos literarios; empleaba neilabbott como marca y firma de mis ilustraciones y, recientemente, he adoptado el pseudónimo H. N. Abbott, aunque todavía no sé si llegaré a usarlo en alguno de mis proyectos, es muy posible que sí.
C. J. E.: ¿Cómo surgió dicho seudónimo?
F. G. G.:H es de Humphrey, N de Neil y Abbott. Vayamos por partes, Humphrey Abbott fue un personaje que creé con dieciséis años para una historia que escribía en un blog y que estaba basado en mí, así que, por muchos años que hayan pasado, sigo usando ese nombre en internet. Neil es de Neil Gaiman, por supuesto. Así que hice una mezcla de todo eso: Humphrey Neil Abbott (H. N. Abbott). Parece un poco rebuscado, pero para mí tiene mucho sentido.
C. J. E.: ¿Se lo recomendarías a un autor que esté empezando?
F. G. G.:Yo creo que llega un momento en el que tienes que intentar diferenciarte. Puede que mi nombre no sea muy común: Francesc Gómez Guillamón, pero sí es muy largo. Así que creo que me apetece probar un pseudónimo y ver qué pasa.
La edad de la promesa
C. J. E.: Este año, vas a publicar La edad de la promesa, conocido originalmente como Proyecto Slavic. Lo has anunciado con un magnífico tríptico (tú sí que sabes crear hype…). Ya me has vendido la historia, pero ¿cómo se te ha ocurrido esta mezcla de diferentes leyendas y mitologías eslavas, rusas…? ¿Qué tienen estas historias que te fascinan?
F. G. G.: La edad de la promesa es una historia que guarda cierta similitud con El Arte Oculto de Volar, ya que podría decirse que, en parte, se trata también de un magical girl, aunque Proyecto Slavic tiene un ambiente más oscuro ya que he decidido explorar la mitología eslava para crear la historia.
La premisa parte de que una chica, aparentemente corriente, recibe un don mágico y unas capacidades que antes no poseía, o ella no creía poseer. Esta es la base de toda historia de magical girl como pueden ser: Sailor Moon, She-Ra la princesa del poder, Alice 19th de Yuu Watase o Magical Knight Rayearth de Clamp, entre muchas otras. Creo que en la literatura fantástica hay pocos ejemplos de magical girl y a mí me gusta crear historias a las que la mayoría de la gente de mi edad está acostumbrada por las series y mangas de nuestra infancia y juventud.
Por otra parte, la mitología siempre me ha fascinado, estuve a punto de estudiar historia para luego especializarme en mitología y mitografía, porque es algo que realmente me apasiona. Tengo libros y libros sobre mitos y he leído tanto que, a veces, me creo que soy un experto, pero por mucho que investigue, nunca llego a explorar toda la magnitud de lo que suponen los mitos para la historia de la humanidad, entonces me doy cuenta de que apenas sé nada.
En concreto, de la mitología eslava y del folklore ruso, lo que me interesaba eran las historias, las leyendas sobre Vasilisa la Hermosa, Koschei el Inmortal, el zarévich Iván y la bruja Baba Yaga. Creo que son personajes y fábulas muy poco desarrolladas en occidente y que me inspiran enormemente, espero que sepan captar la atención de los lectores.
Creo que el lector va a descubrir todo un mundo nuevo, del que en absoluto está familiarizado, como la propia Vasilisa o su némesis, Baba Yaga, dos figuras centrales del Proyecto Slavic.
La visibilidad del escritor
C. J. E.: Hace poco escuché que si haces cosas, pero nadie las ve, no existes. La visibilidad es cada día más importante para los escritores…, pero, en mi caso, te deja sin tiempo para escribir. A ti te va muy bien redes sociales. Me gustaría preguntarte dos cosas: ¿cómo lo haces para que te vaya tan bien y cómo mantienes el equilibrio para continuar con tu proceso creativo y llevar tus redes?
F. G. G.: Gracias por tu apreciación, pero creo que a quien le va bien en redes sociales es quien tiene mucho alcance y llega a más gente, al final se trata de eso, alcanzar todo el tiempo a más personas y tener visibilidad. Eso es un trabajo muy costoso y que requiere de dedicación y paciencia, yo ya perdí la paciencia hace tiempo y ya no me preocupo en querer conseguir más seguidores o más interacción.
Al final, las cosas van surgiendo solas y forzarlas no sirve de nada. Llevar las redes es agotador, tengo seis instagrams distintos y suelo generar contenido en las seis cuentas casi todas las semanas, pero al final es un modo de ocio, de pasar el rato y desconectar. Yo creo que al final tienes que divertirte e instagram debería ser también para eso, para divertirte y no estar mirando lo que hacen los otros, al menos yo uso las redes sociales para eso.
Fantasía y héroes
C. J. E.: Sé que admiras a muchos titanes del género fantástico y hay una pregunta que me suele gustar hacer a los autores del fantástico que entrevisto (me permite saber mucho de ellos) y es la siguiente: ¿si pudieras sentarte a tomarte algo con tu autor favorito, de cualquier época, cuál sería y qué obra tuya le darías para que leyese?
F. G. G.: La respuesta creo que ya la sabes, sin duda, Neil Gaiman. Para mí es un maestro, alguien a quien sigo desde hace muchos años. Recuerdo que el primer libro que leí de él fue STARDUST, cuando tenía quince o dieciséis años y mis primos me lo regalaron por Navidad. Desde ese momento, supe que había encontrado a un maestro en la literatura y, a día de hoy, he tenido la enorme fortuna de haber leído casi toda su obra (al menos la gran mayoría de lo que se ha publicado en España). Cuando leo a Neil Gaiman pienso: esta idea perfectamente la podría haber tenido yo. Luego, me paro a pensar y no sé si creo eso porque me ha influenciado enormemente o porque realmente la idea hubiese surgido de mí sin más. A Neil Gaiman le daría a leer La Casa de Huéspedes, por supuesto.
«Yo siempre he escrito las historias que he querido, he tratado los temas que me ha apetecido y mis lectores saben perfectamente el tipo de historia que van a encontrar en mis libros».
- Últimamente, el fantástico es cada vez más reconocido en nuestro país. No noto ese temor que había hace unos años a comentar que te gustase algo fantástico y te tratasen como si fueras idiota (te lo dice alguien que iba avergonzado al instituto por llevar una mochila de El Señor de los Anillos -que tonto fui… por avergonzarme, no por llevarla-). No obstante, sí noto cierto esnobismo dentro de la fantasía: parece que si no tienes grimdark o sistemas de magia, tu obra es inferior. Y ocurre algo peor, cuando dices que escribes fantasía para un público juvenil, cierto sector del fandom te mira con desdén. ¿Qué me puedes decir de todo esto, sobre el reconocimiento del fantástico, el esnobismo y los prejuicios hacia la literatura juvenil?
F. G. G.: Creo que, por fortuna, hay muchos tipos de lectores, y eso es una suerte para los autores que escribimos fantasía, porque podemos crear la historia que realmente queramos y siempre habrá alguien dispuesta a leerla y a disfrutar de ella. El problema viene cuando nos fijamos en lo que hacen los demás, en lo que leen o en lo que escriben. Yo siempre he escrito las historias que he querido, he tratado los temas que me ha apetecido y mis lectores saben perfectamente el tipo de historia que van a encontrar en mis libros, por eso siguen leyéndome (por suerte para mí).
Por suerte también para nosotros, los lectores, que podemos seguir disfrutando de los mundos plagados de magia creados por este autor del fantástico que ya ha empezado a forjar su nombre en el género. Dejemos ya que Francesc continúe tecleando las páginas de su Proyecto Slavic mientras confecciona nuevas historias que nos hagan soñar y nos sirvan de ejemplo para recordar el arte oculto de perseverar, una cuestión que, a veces, aunque resulte fantástica es la que nos hará llegar lejos y proseguir con el sendero hacia la maravilla que abre Francesc Gómez Guillamón con cada una de sus novelas. ¡Adelante!
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