¿Por qué le gustan los dragones a John Howe?


El ilustrador John Howe ha dado vida con sus dibujos a diversos dragones y seres hermanados con ellos, como las monturas de los Jinetes Negros de J. R. R. Tolkien. Fuente.

"¿Cómo no amarlos? Los dragones son una encarnación arquetípica de la magia: criaturas que nunca han existido, pero están presentes en innumerables ciclos míticos y leyendas en todo el planeta. Son verdaderamente mágicos, en el sentido del compromiso espiritual e intelectual del ser humano con un mundo que no puede comprender o explicar. El mito es una ficción que es inherentemente verdadera. Los dragones son uno de los habitantes de ese mundo, el mito-mundo que supera al nuestro a pesar de los esfuerzos de la criptozoología para explicar sus orígenes científicamente. El arte de la fantasía es el heredero de esa magia, lenguaje y verdad que una vez solo se comunicaba; es el reino del arquetipo, que perdería sentido si el arte mismo desaparece de la faz de la tierra. Quiero hacer mías estas palabras escritas hace más de un siglo por el francés Joris-Karl Huysmans en A contrapelo (À rebours, 1884): «Cuando un hombre de talento se ve obligado a vivir en una época prosaica y estúpida, el artista, incluso sin darse cuenta de ello, se siente atraído y obsesionado por la nostalgia [...]. Evoca recuerdos de seres y de cosas que no ha conocido personalmente, y llega un momento en el que se evade violentamente de la cárcel de su siglo y vaga, con toda libertad, por otra época con la cual, como última ilusión, le parece que hubiera encontrado una mayor armonía». Además de ser complejos, intrigantes, amenazantes, multiformes y totalmente fascinantes, los dragones son también una tremenda diversión para dibujar y pintar"- JOHN HOWE.

El porqué de esta cita

Hace unos años, leí esta entrevista que le hicieron al ilustrador John Howe en ABC. Durante décadas, este artista ha dado vida a la Tierra Media y otros mundos fantásticos habitados por seres imposibles como dragones. Hoy es su cumpleaños y quería homenajearlo con esta cita que capta su fascinante personalidad.

Los dragones son símbolos primordiales y fascinantes para todo autor de género fantástico. Tenemos varios en la obra de J. R. R. Tolkien, siendo el más conocido Smaug el Dorado, aunque también existen otros tan fascinantes como Glaurung o Ancalagon. Para Tolkien, los dragones eran una fuerza maléfica y codiciosa, bebiendo así de los mitos clásicos. En el caso de Ursula K. Le Guin, por ejemplo, los consideraba como una sabia fuerza primordial que nos hermanaba con la fantasía. Cuando un personaje se encuentra con un dragón, se topa con la magia en estado puro. 

El escritor Carlos Ruiz Zafón los coleccionaba allá por donde iba, incluso escribió un relato sobre Sant Jordi, un personaje tan celebrado en su Barcelona natal, un héroe que se enfrentó y venció al dragón, con el triunfo sobre el mal y la marca que conlleva. Zafón era un autor que también sentía una profunda melancolía y una fuerte nostalgia.

Todos los que amamos la fantasía, la amamos porque es un espejo, como decía Neil Gaiman, que "distorsiona" nuestra realidad para hablarnos de la verdad que hay en ella. Vivimos en tiempos prosaicos y estúpidos, no es extraño que nos entreguemos al escapismo y, gracias al arte de John Howe, viajamos a esos mundos imposibles donde los dragones son, ante todo, una promesa de la magia que jamás perderemos.

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Ilustración de un temible dragón, hecha por John Howe. Aquí tenéis su web.

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