Portada alternativa de Phil Noto para la etapa de Ojo de Halcón de Jeff Lemire y Ramón Pérez. Fuente. |
«KATE: Sé que quiero seguir siendo Ojo de Halcón, pero… pero creo que cuando me convertí en Ojo de Halcón fue porque quería ser como tú. Mi padre era un desastre, y consideraba que el papel era una oportunidad de ser algo totalmente distinto, ¿sabes?
CLINT: ¿Y ahora?
KATE: Ahora solo quiero ser yo misma».
Decepcionante.
Con esta palabra podríamos hablar de la etapa de Jeff Lemire en Ojo de Halcón. Él
mismo reconocía que era difícil estar a la altura de la etapa de Matt Fraction
y David Aja, pero si en aquella, Fraction brillaba con alguna idea original y,
sobre todo, por el asombroso trabajo de David Aja en los lápices, en la etapa
del autor de Black Hammer se naufraga pese a la labor gráfica de Ramón Pérez. Sin duda, una oportunidad perdida.
Hydra vuelve a ser el saco de boxeo de turno. Fuente.
Préstamos y deudas
No es un secreto: una de las mejores etapas recientes de Ojo de Halcón ha sido la creada por Fraction y Aja, eso lo tenemos claro... pero en el cine, Joss Whedon también acertó con aquella escena de la hipertrofiada Era de Ultrón donde Clint hablaba con Wanda sobre por qué era un Vengador y por qué un tipo como él, sin poderes, formaba parte de aquel grupo. A la espera de la serie de televisión de Disney +, puede que haya sido el mejor momento de Renner como Clint Barton, aparte de lo visto en Endgame, y pienso que es una forma de conciliar lo que es el personaje en el cine con lo que es en los cómics (aunque le falte toda la chulería del Clint de los tebeos). Al menos, aportó una visión interesante sobre qué convierte a Ojo de Halcón en quien es. Lamentablemente, Lemire no consigue rozar nada de esto a lo largo de todos los números de su etapa con el personaje.
Jeff Lemire es un guionista que ha conseguido crear algunas obras muy interesantes, aunque casi siempre utilice ideas prestadas. Aquí tenemos a Ojo de Halcón y Kate Bishop viéndose involucrados en una misión para recuperar un "arma" robada por Hydra. Dicha "arma" resultan ser unos niños deformes con poderes psíquicos, que nos recuerdan a los niños ancianos de Akira de Katsuhiro Otomo. La decisión de Ojo de Halcón de entregarlos a SHIELD frente a la idea de Kate de salvarlos hará que ambos se separen.
A partir de ahí, Lemire aprovecha para crear un futuro donde ambos personajes llevan tres décadas sin verse y, ya mayores, deciden unirse para salvar a aquellos críos que perdieron otrora. Del mismo modo, a lo largo de toda la obra, el cómic se fragmenta para, primero, narrarnos la infancia de Clint Barton, de cómo huyó con su hermano de un padre maltratador que lo dejó sordo, cómo se convirtió en ladrón y cómo se unió a un circo de criminales; luego, vemos el pasado de Kate, de cómo una niña rica decidió convertirse en Ojo de Halcón cuando fue salvada por este, siendo una cría que se vio involucrada en una de las tramas criminales de su padre.
El dibujo de la trama del futuro no acaba de convencerme. Fuente.
Flechas perdidas
Y poco más ofrece este Ojo de Halcón: escenas de acción, cosas que pasan porque sí, algún diálogo chispeante, Clint siendo un perdedor capaz de dejar que a unos críos psíquicos se los lleve Hydra, la búsqueda de una complejidad mediante la estructura que, aunque resultona, poco aporta y más viniendo de lo que venimos...
Y eso que Lemire decide tomar una serie de preguntas como eje temáticos de su etapa que me resultan llamativas: ¿qué convierte a Ojo de Halcón en quién es? ¿Qué convierte a Kate Bishop en la segunda Ojo de Halcón? Son dos cuestiones interesantes que trazan paralelismos, desde el pasado, con la historia presente y futura, al estilo de lo que suele hacer Jason Aaron en series como Thor, pero aquí no hay excesiva épica, sino un relato iniciático que suena demasiado conocido y que ofrece pocas visiones nuevas sobre dos personajes que ya tienen varios años a sus espaldas, y es una lástima, porque Fraction y Aja lograron rejuvenecer a Barton, pero también desarrollar a Kate, sin tener que caer en efectismos que resultan demasiado evidentes.
Lo peor es que se le ven las costuras por todos lados y, por ejemplo, lo que se supone que es un brillante giro al final de la obra, es uno de los típicos planes de Clint Barton y, lejos de sorprender, llega a volverse tedioso.
El brillante uso del color en los flashbacks. Fuente.
Al menos el trabajo de Ramón Pérez me parece brutal… en dos de los tres segmentos que componen en esta historia. En el presente, cuando es más deudor de Aja, es impecable. Lo mismo sucede cuando nos lleva al pasado onírico de los personajes, donde el colorista Ian Herring es asombroso con las acuarelas. Sin embargo, cuando se narra la parte del futuro, con un estilo desdibujado (que tiene su razón de ser, pero que no termina de convencerme), creo que es cuando la obra pierde más fuerza, aunque lo hace también a nivel argumental, porque el ardid que nos tiende Lemire era arriesgado y no logra salir adelante (aunque lo intenta, pero el lector siente que lo han estafado). Cualquiera que tome el volumen de Panini en el que se ha recopilado esta etapa y lo abra, seguramente se decidirá a leerlo por su dibujo y por ser la supuesta continuadora de los volúmenes previos de la estupenda etapa de Fraction y Aja; si busca algo más, no lo encontrará. Una pena que, al final, esta conclusión se quede a vivir de las rentas y no se quede para ofrecer algo nuevo.
Todo acaba con una conversación tan típica y llena de moralina como toda la serie: la etapa de Ojo de Halcón de Jeff Lemire y Ramón Pérez es una promesa que nunca llega a cumplirse, se conforma con tomar una premisa simplista y alargarla mientras intenta ser un relato que consiga la fuerza del origen de la unión de Clint y Kate. Por desgracia, no da en la diana.
¿Cuál será el nuevo destino de Ojo de Halcón? Fuente.
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