La vida de los santos de Leigh Bardugo. Fuente. |
El término “hagiografía” hace referencia a la biografía de un santo y podemos encontrar ejemplos en la Biblia, pero también en obras del Barroco (la mística) o incluso modernas como las versiones que hizo Anne Rice sobre ellos. En el caso de La vida de los santos puede echar para atrás por su título (y sus connotaciones evidentemente cristianas), pero, en realidad, es un imaginativo (e inofensivo) compendio de cuentos de la autora Leigh Bardugo, que permite expandir el trasfondo de su Grishaverso, el mundo en el que transcurren varias de sus historias como Sombra y hueso o Seis de cuervos.
Por suerte, la edición española de La vida de los santos también ha mantenido el formato de la edición original. Fuente. |
A modo de hagiografía sobre los santos de su Grishaverso, que a menudo son precisament eso: grishas (una especie de hechiceros), Bardugo alimenta el trasfondo de sus historias. De este modo, tenemos una serie de cuentos cortos (como máximo unas cinco páginas, como mínimo dos) que nos narran la vida de alguno de los santos que pueblan su mundo ficticio.
La carrera de Bardugo me resulta interesante por cómo está hablándonos de la fantasía jugando con sus clichés y dándoles una vuelta. A medida que avanzan sus libros, la autora profundiza en las diversas raíces que alimentan sus historias y consigue crear interesantes combinaciones de elementos y personajes. Para ello, en esta colección de cuentos, Bardugo toma el matiz de los santorales y los cuentos tradicionales con cierta sombra, como en el caso de los recogidos por los hermanos Grimm.
Portada de La vida de los santos de Leigh Bardugo. Fuente. |
El tono de los cuentos va desde la épica (rescata al personaje de Alina de Sombra y hueso) hasta el drama (el cuento de San Valentín), aunque también ronda el terreno de la fábula (incluyendo siempre un moraleja) o el tono mordaz (quizá el más acertado), como la historia de cierto consejero que mataba a todos de aburrimiento y que no se calló ni cuando lo decapitaron.
Para
aquellos que esperen alguna referencia al cristianismo, en particular al
catolicismo, debo decir que Bardugo utiliza la palabra “santo” y juega con algunos nombres
de nuestro mundo, pero todas sus historias sobre ellos son vueltas de tuerca
que poco podemos relacionar con la religión cristiana salvo el término ya
citado. Es fantasía.
Daniel J. Zollinger es el ilustrador de la obra. Fuente. |
Las historias cortas de Bardugo son simples, pero efectivas, acabando con una alarmante frecuencia en el sacrificio o, mejor dicho, el martirio. En la mayoría de los casos, estos relatos se componen de una fórmula similar que siempre concluye con el motivo por el que se convirtieron en santos y santas los personajes que aparecen en él. Además, podemos localizar ciertas leyendas o cuentos tradicionales reales a los que se nos evoca en más de una ocasión para, después, darle una vuelta de tuerca.
Muchos lectores se preguntarán si pueden acercarse a esta obra que expande el Grishaverso sin haber leído los otros volúmenes que componen el espacio compartido de las historias de Bardugo. En su propia web, la autora comenta que La vida de los santos es una de las posibles puertas a esta nueva realidad. Si bien sería interesante haber empezado a profundizar en estas historias con la trilogía de Alina o la bilogía de Seis de cuervos, eso no impide que, con cierto conocimiento del Grishaverso (por ejemplo, haber visto la serie), se pueda disfrutar de la lectura de La vida de los santos.
La vida de los santos aparece en uno de los capítulos de la serie Shadow and Bone. Fuente. |
El libro termina con un interesante cuento donde la propia autora se inserta en su propia obra y habla sobre la importancia de convertir en ficción todo aquello que la rodea para seguir vivos. Es un buen resumen del trabajo de Bardugo.
Si por un tema destaca La vida de los santos es por su magnífica edición que, por suerte, en España, con la editorial Hidra, se ha respetado: cuenta con tapa dura (con ribeteados dorados) que simula cuero rojo y posee un interior compuesto de una serie de ilustraciones que acompaña a cada uno de las historias cortas. Como hace la autora con su prosa, el artista Daniel J. Zollinger toma referencias del trabajo de Arthur Rackham o Anne Anderson para crear dibujos a partir de cuentos clásicos, además de añadir algunas poses y coloreados que recuerdan a las ilustraciones de santos del catolicismo.
En conclusión, La vida de los santos es un entretenido compendio de cuentos que, más allá de su nombre (y posible equívocos o arqueamientos de ceja surgidos por este tema), ofrece una serie de interesantes historias que aportan trasfondo al llamativo Grishaverso de Leigh Bardugo.
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