El chico estaba muerto, por Stephen King (feliz cumpleaños, maestro)

“Para mí, aquello fue la culminación de todo. El chico estaba muerto. El chico no estaba enfermo; el chico no estaba dormido. El chico ya no se levantaría nunca por la mañana, ni se pondría malo por comer demasiadas manzanas verdes ni le saldría sarpullido del zumaque venenoso ni gastaría del todo la goma del extremo de su lápiz durante un examen difícil de matemáticas. El chico estaba muerto; muerto del todo. Ya nunca saldría en primavera con el saco de yute al hombro a recoger con sus amigos los cascos de botella que la nieve al derretirse deja al descubierto. Ya no despertaría a las dos de la madrugada el primero de noviembre este año para vomitar un gran trozo de dulce barato de la fiesta de Todos los Santos. No le tiraría de las trenzas a ninguna niña en el salón de actos del colegio. No le rompería a nadie la nariz, ni a él se la romperían ya nunca. El chico ya no podría, no, no haría, nunca ya, no podría, no tendría que, no. Era la parte de la batería en que la terminal dice HEC. La ranura en que has de meter una moneda. La papelera junto a la mesa del profesor, que huele siempre a virutas de madera de sacapuntas y a mondas de naranja del almuerzo. La casa encantada de las afueras del pueblo con los cristales de las ventanas rotos, los letreros de PROHIBIDO EL PASO derrumbados en los campos, el desván lleno de murciélagos, el sótano lleno de ratas. El chico estaba muerto, señor, señora, señorito, señorita. Podría seguir el día entero y no aproximarme siquiera a aclarar la distancia exacta entre sus pies descalzos sobre la tierra y sus zapatillas sucias colgando en los matorrales. Eran setenta y tantos centímetros, era un número infinito de años luz. El chico estaba desconectado de sus zapatillas ya sin esperanza alguna de reencuentro. Estaba muerto”
STEPHEN KING, 
El cuerpo.
Los protagonistas de la adaptación cinematográfica del libro de Stephen King. Fuente.

En Canarias aún no es veintidós, así que aún puedo dedicarle unas palabras a Stephen King por su cumpleaños. Fruto del nuevo curso que he comenzado, el máster de guion, la maquetación de Hollow Hallows y mis constantes huidas de casa, no había podido dedicarle el comentario que se merece hasta ahora. Sé que nunca lo leerá, pero yo sí sé que lo he escrito y me ayuda a transmitir un poco lo que siento por su obra (y todas esas cursiladas que me doy cuenta de que lo son mientras las escribo, como me daría cuenta de que lo son mientras las pronunciase en alto, pero dejadme...). 

He escrito "feliz cumpleaños, maestro" y alguno pensará que es una forma simple de agradecerle algo a alguien, que es un mero estereotipo. "Llamas maestro a cualquiera", diréis. No, en mi vida he aprendido a apreciar la profesión de maestro con la suficiente entereza como para respetar y admirar a muchos de ellos. Solo a alguno autores como J.R.R. Tolkien o Stephen King les dedico este "título" (debido, además, han sido profesores en ambos casos). Y es porque Stephen King me ha enseñado muchas cosas sobre la profesión de escritor y sobre el hecho de contar historias que te lleguen al corazón. 

Este fragmento de El cuerpo que he compartido me dejó con los ojos rayados mientras lo leía en un aparcamiento (y sí, los sábados y domingos suelo leer en aparcamientos porque la biblioteca cierra y no puedo estar por casa). Stephen King me mató, como mató a aquel niño en su historia. Y mientras el protagonista lo describe, sabemos una verdad: se describe a sí mismo y lo que siente. Ese hombre adulto que narra la historia, evoca su infancia, pero sabe que, cuando se acuerda de cómo encontró el cadáver, todas las emociones e historias que le pone al muerto son las que él tenía, las que él lector tiene. Todos hemos sido ese crío que muere en una cuneta, todos dejamos atrás una parte muy importante de nuestra alma. Crecemos, pero, por fortuna, recordamos.

El creador de La Torre Oscura recibió hace unos días la Medalla de las Artes, pero ha recibido durante muchos años la admiración y la pasión de los lectores. Y no de forma inmerecida. Él ha estado en ese lugar que nosotros tenemos en el interior de nuestra alma y sabe, sabe cómo contarlo, cómo narrarlo, cómo entregarnos a ese vacío que espera ser hallado. Y ya solo por eso se merece un feliz cumpleaños, un texto fruto del respeto y la admiración y un agradecimiento increíble. 

Sigue escribiendo, maestro, sigue.

Cita de Stephen King en Mentes Criminales.
Gif de la serie Mentes criminales, con una cita de Stephen King.

5 comentarios:

  1. No es cualquiera el autor, noto su influencia en tu novela, incluso en el capítulo que no me gustó.
    Stephen King es un maestro, que ha aprendido tanto de Lovecraft, quien a su vez aprendió de Edgar Allan Poe.
    El parrafo que citas describe elocuentemente la tragedia de esa muerte.

    Me sumo a tu deseo de feliz cumpleaños.

    Ah. hay unos comentarios míos esperando respuesta.

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  2. Hola Carlos!!! Que ganitas tenía de volver por tu Blog, que tanto me gustaaa! ^_^ como sabes vengo de Adolescentealos28... donde ya me seguías, pero me he actualizado y me gustaría que continúes formando parte de todo, así que te invito a mi nueva casa, espero que te guste y te quedes ;)

    VioletaPurpurina.blogspot.com

    Bss de color Violeta...

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    Respuestas
    1. Gracias por el aviso, Violeta. Seguiré tu nuevo proyecto, mucho ánimo con el blog, te deseo que continúes con él :)

      Gracias por tu comentario, un saludo.

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  3. Cuanto más leo a King, más disfruto con sus mundos :)

    Gracias por compartir estas citas.

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    Respuestas
    1. Espero que lo sigas descubriendo. Una de las cosas buenas de Stephen King, ahora que lo pienso, es que gracias a su larga obra, siempre podemos internarnos en ella y descubrir nuevos mundos en numerosas historias (y algunas tienen más de una lectura, sin duda).

      Muchísimas gracias por tu comentario, un saludo :D

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