Recupero esta columna de El Juntaletras que escribí en su día, porque sigo fascinado por cómo el arte mueve a cada uno de nosotros en nuestras vidas. Seguid leyendo para saber el porqué.
Y sí, este post incluye cómo convertir tu coche en El Halcón Milenario. Bueno, más o menos. Fuente. |
Esta semana me vi involucrado en la persecución en coche de un libro.
Sí, suena ilógico, quizás si os lo cuento más aún, pero quien ha sentido la magia sabe que nada es imposible y… En serio, ¿me estoy poniendo filosófico tan rápido?
Los juntaletras perdemos el norte. Es bueno cuando escribes (es genial a veces no saber a dónde vas a parar), pero como en la vida, siempre deseamos tener un camino y calmarnos cuando el miedo más atroz nos envuelve: ¿qué será de nosotros mañana?
Muchos se confunden pensando que el destino del juntaletras es escribir para ser rico, importante y poderoso, no para que se nos lea. Personalmente, esto último es lo que más deseo: que el público se embarque en mis historias.
En ocasiones el realismo puede conmigo: no me gusta ser alguien que no tiene pasta ni para comprarme un libro (cosa que me está pasando), pero tampoco deseo ser un miembro relevante de ninguna élite cuyas palabras cieguen mi meta (escribir); he de decir que lo que más placer me produce es saber que hay lectores que hacen lo imposible por seguir una obra…
¿Y quién no, John? Fuente. |
Y sí, ahora os explico.
Esta semana, una persona muy cercana a mí terminó en solo dos días un libro (Bajo la misma estrella) y deseaba otra novela de ese autor (Ciudades de papel de John Green). Eran las nueve de la noche y los centros comerciales donde se vendía ese libro cerraban en una hora. Eso me convirtió en el copiloto de carrera de vainas más inexperto de la historia.
En el primer centro al que fuimos, no estaba. Quedaban menos de diez minutos para el cierre del otro (además de una distancia considerable). ¿Daría tiempo? ¿Dónde está el Doctor y la TARDIS cuando se les necesita? Salvando el universo, lo sé, pero acaso ¿ir en pos del arte no es salvar el mundo… un poquitín?
Digamos que en el viaje a toda prisa me sentí como Chewbacca sufriendo la velocidad de la luz mientras huía de la Estrella de la Muerte…
Y, al final, tampoco encontramos al libro.
No se preocupen. No hay final triste, hay un epílogo reconfortante.
Milagros en el arte
Al día siguiente, lo primero que hicimos fue ir a por Ciudades de papel y lo conseguimos. Esa persona cercana a mí (estoy a punto de ponerle un mote tipo Pratchett: La Persona Cercana A Mí) lo leyó en dos días, como ya hizo con el anterior. Yo, que soy una persona muy lenta leyendo, solo puede alegrarme.
Amigos, este tipo de “milagros” surgen de la escritura, del arte en general. Nos embriaga y nos hace realizar locuras por él. ¿Qué lleva a los seres humanos a sentirnos maravillados por lo ficticio, por lo irreal? ¿Cuál es ese placer que hay en las historias que hace que deseemos escucharlas? ¿Qué parte de nuestra mente conecta con ese tiempo donde se contaban las historias alrededor del fuego?
Es magia (y un montón de hilos y electricidad de nuestro cerebro, pero no, como veis no soy científico y prefiero la forma romántica y literaria de describirlo, perdón).
Como lector y escritor (aunque no concibo que haya juntaletras que no sean lectores), encuentro fascinación en estos actos que glorifican al que lee por su pasión y al autor por hacer que las personas sean capaces de seguir los pasos de su obra.
Confieso que es esa fuerza, esa alma, la que deseo más como juntaletras, que la gente se muera por leer mis obras, que dentro de unos años, alguien convierta su coche en El Halcón Milenario con tal de llegar lo antes posible a mi obra, que la devore en solo unas horas, que desee saber más, más y más. Eso lo es todo, nada de egos y estupideces vacuas. El arte para vivir y maravillarse, eso es todo.
Lo que me recuerda…
Yendo a por otro libro. Fuente. |
Leer y respirar
George dejando las cosas claras. Fuente. |
Hace unas semanas, George R.R. Martin hacía un corte de manga a todos los seguidores que le piden que escriba más rápido, se deje de tonterías y no se muera por el camino hasta el final de Canción de Fuego y Hielo. Ya se sabe lo simpático que puede llegar a ser un lector. Martin estaba harto y, como dice Neil Gaiman: “George R.R. Martin no es tu putita”. Así, se mostró cortante (esto es un juego de palabras con corte de mangas que no esperaba) con un gesto que no me parece tampoco acertado.
Si bien estoy de acuerdo en que el artista debe trabajar a su tiempo y entregar lo mejor de sí (por encima de lo que quiera el lector más caprichoso), considero que el acto de la peineta tampoco le glorifica. El escritor necesita mostrar respeto hacia el lector y el lector hacia el escritor, como todo el mundo. La paciencia es necesaria tanto para el devorador de libros como para el contador de historias. Esa es, al menos, mi opinión.
Escribir es seducir, recordadlo. Fuente. |
Pero ¿qué sabré yo? Regresando al auténtico tema de esta columna (el amor por los libros y el deseo de cautivar al público, por si no me he explicado), Stephen King dice en el más que recomendable Mientras escribo que “escribir es seducir”. No dudéis de que estoy de acuerdo.
El mundo se viene abajo a mi alrededor, pero sigo buscando y tejiendo mis sueños, ya sea tecleando con tinta o persiguiendo libros a la velocidad de la luz. No sé qué será de mí. No sé si alguien me recordará. Solo sigo respirando…, por ahora. Mientras tenga esta oportunidad (y esos libros ajenos o propios, ¿no es leer respirar?), seré feliz. Acaso, ¿no podemos serlo todos en el mundo del arte? Recordad que solo el amor hacia la cultura y lo que nos rodea es lo que hace que el mundo siga girando (esto es una metáfora, disculpe, señor científico). Dejadme.
P.D.: Me ha gustado Bajo la misma estrella, la película y el libro, contra todo pronóstico (sí, soy un ñoño con armadura de kaiju). Ahora me toca Ciudades de papel, por ahora está muy bien. Te enseña que ser un pagafantas tiene nefastas consecuencias. Maldita Margo.
Me gustó lo de Martin no es tu putita. Putitas son algunos personajes que aparecen en Games of thrones, tan esenciales en las tramas, como los dragones y La Guardia Nocturna.
ResponderEliminarY me gusta la mención a El Doctor, personaje que es capaz de viajar en el tiempo y espacio para comer algo que le gusta, encontrandose con peligros para enfrentar. Y alguna encarnación tuvo una aventura en una bibleoteca que seguro conocés mejor que yo.
Y sumo una pregunta. Está claro que las historias gustan. Practicamente la escritura empezó con Gilgamesh El inmortal, una historia mítica. Y el cine, como espectaculo, con una historia de ciencia ficción, de George Melies.
Mi pregunta es que lleva a alguien a escribir ficción, que tiene un precio.
Me explayo. Estoy haciendo un taller de historieta, con un buen profesor que esta revelando ciertas técnicas. Y comparó la forma de narrar en las historietas con ser un mago. En el sentido de que tiene que aprender los trucos, que saber que esa magia es una ilusión. Y que eso nos iba a pasar a nosotros, que para saber contar historias en forma de historieta, ibamos a perder la inocencia de lectores. Y pienso que es el precio de escribir ficción, perder algo de la magia que implica ser solo un lector. Pero a la vez hay quienes tenemos deseos de escribir propias historias, pagando ese precio.
Interesante lo que planteaste.