Carrie: el legado de la primera novela de Stephen King

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Carrie de Stephen King continúa siendo una obra que merece la pena ser descubierta.

«El tiempo pasaba. No importaba. Macbeth había asesinado el sueño y Carrie había asesinado el tiempo. No estaba mal. Una buena comparación. Sue sonrió tristemente»

Entre 1950 y 1973, con sus idas y venidas, el Gobierno de los Estados Unidos desarrolló el Proyecto MK Ultra. A través de diversos experimentos, comprobaron factores como la resistencia humana, el uso de drogas alucinógenas, etc. La Guerra Fría había propiciado la búsqueda de nuevas armas.

Y más allá de los pensamientos de aquellos que creen que esto es una simple conspiranoia de esas que plagan Internet, fue el caldo de cultivo perfecto para la idea de la telequinesis y los poderes psíquicos que hicieron que una novela como Carrie cobrase sentido.

El origen de Carrie

En 1971, un joven profesor escribía relatos y novelas sin parar. Aunque vivía en una caravana y mantenía a su familia como podía con su escaso sueldo de docente, seguía hallando en la ficción una vía de escape. Su nombre era Stephen King.

Desde pequeño se sentía fascinado con los cómics de terror, los relatos pulp de autores como Lovecraft y el cine al que se había vuelto un gran aficionado desde la niñez. Puede que lo llevase en la sangre: hurgando entre las pertenencias de su padre, que abandonó a su familia, encontró varios libros baratos de terror e incluso algún manuscrito de este.

Desde sus primeros años, King quiso ser escritor y empezó a mezclar los terrores más atávicos con los hechos más cotidianos. Tras terminar la Universidad y publicar varios cuentos, empezó a barajar el argumento de su siguiente historia.

Nace Carrie

Por aquel entonces, puede que por su labor como profesor, King recordaba su época de estudiante. A su cabeza, más allá de las aventuras, las enseñanzas y los grandes momentos, lo que venía era también la aspereza de aquella etapa.

Y así fue cómo recordó la historia de una compañera de clase que había sufrido las burlas de sus compañeros y que, aunque intentó cambiar, dejar de ser un «patito feo», el resto de los alumnos, mostrando su eterna crueldad, lo impidieron. Siempre sería distinta, siempre sería el blanco de las burlas.

También recordó a otra cuya madre era una fanática religiosa. Lejos de ser un héroe, King formó parte de esa masa silenciosa que acaba convirtiéndose en cómplice.

Esas dos historias se sumaron a varios hechos de los que fue testigo como profesor.

En el emblemático ensayo Mientras escribo (uno de los pocos «manuales» de escritura que merecen la pena… porque no es un manual de escritura al uso), King narró cómo más tarde descubrió que una de esas chicas se suicidó y la otra murió tras un ataque epiléptico. Nunca pudieron ser aceptadas. Nunca tuvieron amigos. Solo recibieron odio.

Y de la paranoia de los poderes psíquicos y las trágicas biografías de estas jóvenes nació Carrie White, la protagonista de lo que comenzó siendo un relato.



Salvar a Carrie

«Para Tabby, que me metió en esto y luego me ayudó a salir», dedicatoria de Carrie.

Pero King no era entonces el King que conocemos ahora, el llamado «rey del terror» (aunque haya demostrado que no se ha quedado solo en ese género). Muchas de sus obras permanecían en el cajón cuando no se iban directamente a la basura. Una de ellas fue encontrada por su mujer, Tabitha. Eran las primeras cuatro páginas de su cuarta obra, un cuento que podía convertirse en novela. Fue ella quien las leyó y, tras hacerlo, le pidió que acabase esa historia.

«Tabby fue capaz de proporcionarme un camino en varios momentos de encrucijada mientras escribía el libro», dijo el autor años más tarde. King, que había sentido que aquella novela abordaba el mundo de la mujer y que él sabía bastante poco de él, cedió y decidió terminarla. Esa historia fue Carrie, su primera novela publicada gracias a la búsqueda de nuevas obras de género tras el éxito de El exorcista. Una vez se vendieron los derechos para la edición de bolsillo, el éxito no se hizo esperar.

«Ahí tienen, pues: Carrie, en todo su esplendor sangriento y flameante, con su capacidad de atracción intergeneracional y sus varias capas de significación, desde lo cercano y local hasta lo ampliamente folclórico y arquetípico», Margaret Atwood, en el prólogo del 50 aniversario de la novela.

Se acerca el triunfo

Con varias editoriales pujando por ella, los derechos cinematográficos fueron vendidos rápidamente y el encargado de llevarla a la gran pantalla fue el joven y prometedor director Brian de Palma. Esto facilitó que King abandonase su trabajo como profesor (que compaginaba trabajando en una lavandería, como su madre) y se dedicase solo a escribir. Sin embargo, para pesar de King, su madre, la que lo motivó a escribir durante tanto tiempo, murió de cáncer antes de que la novela de su hijo se publicase.

Era el inicio de la carrera del escritor vivo más adaptado de todos los tiempos.


Carrie hoy

Leer Carrie en 2023 sigue siendo interesante, porque aunque el film de de Palma ha envejecido (y aún así es su mejor adaptación con diferencia), no lo ha hecho tanto el libro. Si bien ahora la crueldad de los adolescentes pasa por grabaciones de móvil, redes sociales y demás, el bullying que sufre Carrie todavía ocurre en nuestras aulas y podemos ver a varias herederas del trágico personaje creado por King, lamentablemente. Como curiosidad, el profesor King aparece en sus propias palabras, amparándose en su segundo nombre, Edwin.

La escritura de su autor, aunque sea su primera novela publicada, resulta adictiva en todo momento. Desde los pasajes narrativos hasta los fragmentos de cartas, entrevistas, libros e informes ficticios que se añaden a diversos puntos del libro para funcionar como prolepsis con los que atrapa al lector.  «La novela creció hasta convertirse en un libro con muchas voces (...). Todas esas muchas voces, juntas, cuenta la aterradora historia», Margaret Atwood. 

Esta última técnica, en el terror, nos evoca los relatos clásicos y sus cartas, pero sobre todo a Bram Stoker y su Drácula, obra fundamental que se apoyaba en epístolas, informes, noticias… para crear esa sensación de verosimilitud que el autor irlandés y el autor de Maine buscaron con ambas novelas, tan alejadas en el tiempo y en el fondo tan dignas de formar parte del panteón de las grandes obras de terror.

Y si no me creen, piensen que es una de las novelas más censuradas en los institutos de USA y que sigue despertando controversia en otros países. Por si hiciera falta recordarlo, leer libros prohibidos debería no solo ser una obligación, sino también el mayor de los placeres y Carrie lo es, aunque un placer oscuro, de aquellos que dejan una huella sangrienta en nuestra alma. Una de esas que nunca cicatrizan.


La tragedia de Carrie

Como cualquier tragedia, la historia de Carrie ya resulta conocida.

Porque Carrie es una obra tensa y fatalista, que dosifica el horror sobrenatural para sus últimas páginas, y prefiere centrarse en su primera parte en el terror del día a día, en lo que unas adolescentes pueden hacerle a Carrie cuando le llega su primer período mientras está en las duchas del instituto, después de Educación Física. Tras burlarse de ella y tratarla como un monstruo, la joven acaba cayendo en un abismo en el que quizá, en realidad, ha vivido toda su vida.

Aunque los profesores como la de Educación Física, Desjardin, castigue a alumnas como Chris (la mayor enemiga de Carrie) o haga recapacitar a Sue Snell (la otra gran protagonista) por su comportamiento, Carrie sigue encontrándose en casa con una madre sobreprotectora, una criatura cruel que obedece a un Dios vengativo y justifica toda su maldad en la religión.

Víctima de todos, Carrie tiene una última oportunidad cuando Tommy, el novio de Sue, le pide que la acompañe al baile: es idea de Sue, para que Carrie sea «normal» durante una noche, para que tenga un buen recuerdo del instituto, para que sea una más del insano ecosistema adolescente de los Estados Unidos.

Lo que no sabe Sue ni ninguno de los personajes es que pronto se desatará una tragedia que King nos adelanta mediante los variados extractos que acompañan, narran y profundizan en la historia.

La célebre adaptación de Brian De Palma.

El fatalismo

Toda la obra está cargada de un aura de fatalismo. Muchos críticos ven en Gabriel García Márquez y su Crónica de una muerte anunciada esa búsqueda incesante de la tragedia: algo que nunca cambiará. Los saltos temporales fortalecen ese ciclo del que no se puede escapar. Sin embargo, ya se había visto en múltiples obras, como El Padrino: Parte II o la mismísima Carrie, aunque estas comparativas provoquen la urticaria de algunos. Es lo que tiene mencionar que aunque el Boom de la Novela Hispanoamericana es importante, no deja de ser un producto del marketing reconocido incluso por su autora, Carmen Balcells. Por desgracia, muchos críticos y estudiosos se olvidan de ello y son incapaces de ver lo que hacen otros creadores, incluso algunos «vilipendiados» por la «masa gris» de la cultura, como es el caso del bueno de King.

Por otra parte, aunque el autor temía tocar la femineidad (menos mal que contó con su esposa para echarle una mano), uno de los puntos más interesantes de Carrie es el enfoque que percibimos de esta y cómo se aborda desde el género de terror. Resultaba innovador en los ’70 y lo resulta ahora. Más allá de la bruja o el monstruo, Carrie explora el papel de la mujer en su momento y cómo el deseo de aceptación nos convierte en aquello que podría destruirnos.

Temas como la adolescencia, la menstruación, el trauma, la sexualidad… se mezclan a lo largo de sus doscientas cincuenta páginas para demostrar que Carrie no es un éxito de un día, sino una obra más que perdurable.

La piedad y el poder

A menudo, con cierta socarronería, comento que cuando uno ve una película de terror en la niñez o la adolescencia se siente identificado con las víctimas… pero con los años, empezamos a sentirnos, hasta cierto punto, identificados con los asesinos. Uno no puede dejar de pensar que Jason Voorhees tenía «algo de razón» para hacer lo que hizo… pero lejos de lo burlesco, Carrie no es un monstruo… o no es un monstruo que no podamos llegar a entender.

Como en Frankenstein, es imposible que el lector no se apiade también con el monstruo, es decir, con Carrie, al final de las páginas de su historia. Una vez ocurrida la tragedia del baile (a la que le sucede la destrucción de toda la ciudad), comprendemos que ella solo ha sido una persona que ha recibido odio e incomprensión durante toda su vida y ahora lo devuelve de una manera feroz. Nietzsche tenía razón: el abismo nos devuelve la mirada y esa mirada es la de Carrie, desorbitada y cubierta de sangre.

Además, King toca también la ucronía cuando centra ciertos pasajes en la idea de si el horror de Carrie podría desencadenarse nuevamente, en si está naciendo una especie con poderes psíquicos devastadores que podrían arrasar con cualquier ciudad del mundo, igual que con Chamberlain, el lugar donde transcurre Carrie.


¿Y si volviese a ocurrir?

A lo largo de los años, Stephen King ha explorado de nuevo varios temas que ya se tocaban en su primera obra. Podríamos considerar el don de Carrie un poder cercano a El resplandor. La niña protagonista de Ojos de fuego podría ser una víctima de una caza de brujas tras lo sucedido con Carrie. Los jóvenes de El instituto no dejan de ser muchachos excepcionales como la propia Carrie… Pero a su vez, Carrie ha influenciado a otras obras: podemos ver sombras en obras dispares como Stranger Things, Wednesday y muchas otras.

Lo que está claro es que, ya desde sus inicios, Stephen King demostró un gran talento (un don, más bien) para contar historias y que, aunque algunos sigan cegados, era el inicio de uno de los mejores narradores del siglo XX y XXI. Si bien la crítica preferirá nombres más rimbombantes, el lector de a pie preferirá a King y será el que hará que siga vivo para siempre.

El éxito de Carrie no se hizo esperar. A la adaptación de Brian de Palma le han seguido versiones teatrales, telefilmes, musicales, segundas partes e incluso un remake en 2013. Todos ellos, salvo la película del 76, son más que olvidables, pero la novela continúa vigente y dispuesta a ser descubierta en todo momento.

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