Si alguna vez te has preguntado cómo sería tener una relación tóxica con un fantasma, Soy quien amas en la sombra tiene la respuesta que nunca supiste que necesitabas. Imagina esto: te retiras de la ciudad, buscas paz y te topas con una casa encantada que, en lugar de ofrecerte inspiración artística, te da un fantasma posesivo. Es como si hubieras reservado un retiro en Airbnb y te hubiera tocado el ex más pegajoso del inframundo (o algo al estilo Barbarian), uno que no entiende el concepto de «espacio personal»… porque literalmente no tiene cuerpo.
La sombra de la creación
Ro, nuestra protagonista (que no hace vídeos virales en TikTok), es una pintora que se muda a esa clásica casa vieja que siempre (siempre), tiene algún tipo de maldición. La trama podría parecer un cliché (¡quién no ha visto esto en Poltergeist o La maldición de Hill House), pero el equipo de Skottie Young y Jorge Corona sabe cómo darle un giro que te atrape, porque, seamos sinceros, todos hemos sentido alguna vez que el fantasma del amor podría destruirnos. Solo que, en este caso, el fantasma es literal. ¿Y cómo escapas de eso? Ya te digo que no es tan sencillo como bloquearlo en Instagram, pedirle que se lleve sus cosas o llamar a los Cazafantasmas. Irónicamente, a un espectro no se le puede hacer ghosting.
Si alguna vez te has preguntado cómo sería tener una relación tóxica con un fantasma, Soy quien amas en la sombra tiene la respuesta Share on XEste cómic tiene un aire de Stephen King y Neil Gaiman, como bien promete la contraportada, pero no esperes la profundidad de La historia de Lisey ni la fantasía oscura de The Sandman. Más bien, logra desarrollar su trama a partir de su premisa de un modo que el romance sigue siendo inquietante, sin caer en la fantasía romántica tipo Crepúsculo (que siempre se agradece).
El arte, cortesía de Jorge Corona, juega un papel crucial. Si ya conoces su trabajo en Middlewest (una obra a reivindicar), sabes que tiene una habilidad única para capturar lo que hay entre la realidad y lo que da mal rollo. Y ahí es donde entra el color de Jean-François Beaulieu, envolviendo cada escena en una atmósfera que te hace sentir como si estuvieras en una pesadilla.
El retrato de un fantasma
Pero lo que realmente hace que Soy quien amas en la sombra destaque es su trasfondo. Porque esto no es solo una historia de terror o amor, es una reflexión sobre el arte y la inmortalidad. Piénsalo: Ro busca inspiración y lo que encuentra es una musa fantasmagórica que no la va a soltar. Es un concepto que podría haberse sacado directamente de El retrato de Dorian Gray, pero aquí no se trata de mantener la juventud, sino de mantener la relevancia artística, incluso a costa de tu cordura. ¿Hasta dónde llegarías por crear algo que perdure? Y cuando te obsesionas tanto con el arte, ¿qué parte de ti empieza a desvanecerse?
Por otro lado, no puedo evitar ver el paralelismo entre Ro y los propios creadores del cómic. Skottie Young y Jorge Corona son una dupla que ya demostró su química en la ya citada Middlewest, donde también exploraban los demonios internos (en este caso, la relación de un hijo y su padre), pero esta vez lo hacen desde una perspectiva más íntima y oscura. Como si, al igual que Ro, ellos también estuvieran lidiando con sus propios fantasmas creativos. El cómic no solo habla de los monstruos que creamos con nuestras obsesiones, sino también del proceso artístico en sí, de cómo el arte puede atraparte en un bucle del que es difícil escapar.
Amores tóxicos
Y aunque la historia tiene sus momentos predecibles (porque claro, cuando tienes una casa encantada y un fantasma enamorado, sabes que las cosas no van a acabar bien), el final nos deja con una sensación de inquietud que perdura gracias a su epílogo (más allá del homenaje a El resplandor, tanto el libro como la película).
Así que si eres fan de los cómics, de las historias que mezclan el arte, el amor tóxico y un toque de lo sobrenatural, Soy quien amas en la sombra es tu próxima parada obligatoria. Puede que no te dé pesadillas como los libros de King o que no te transporte a mundos oníricos como Gaiman, pero te dejará pensando en cómo lidiar con tus propios fantasmas… y, con suerte, a no invitar a ninguno a mudarse a vivir contigo.
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