Un capitán ruso, que realiza trabajos topográficos en la taiga, conoce a un anciano nómada que se convertirá en su guía y, más tarde, en su amigo. Esa es la premisa básica de un clásico como Dersu Uzala. Sí, es bastante vaga, como decir que Titanic va de un barco que se hunde o Aliens es la historia de dos madres coraje enfrentadas. Sin embargo, sería suficiente para esperar un telefilm de sobremesa o, peor, un telefilm de sobremesa de esos a los que los Oscars les gusta premiar de vez en cuando. Pero, paradójicamente, estamos ante lo contrario, Dersu Uzala es una obra maestra y lo seguirá siendo, pase el tiempo que pase.
Amigos para siempre
Dersu Uzala es una película sobre comprender qué es la vida. No enamorarse de ella sin más (deberíamos desterrar el pensamiento más naíf), sino entender o intentar llegar a atisbar su significado en medio del caos. Y es una historia que guarda paralelismos con la vida de su director (aunque quizá su gran espejo, sobre todo de su última etapa, sea la sobresaliente Ran).
En 1970, Akira Kurosawa estrenó Dodeskaden, su primera película a color… y qué dominio del color como forma de subvertir la tragedia de los bajos fondos por medio de la imaginación. No obstante, fue un fracaso comercial que coincidió con una depresión que llevó al director nipón a un intento de suicidio.
Por fortuna, sobrevivió y volvería tras las cámaras con el estreno en 1975 de Dersu Uzala, película producida por la Unión Soviética y que se basaba en la historia real del capitán Vladimir Arseniev, que fue recogida en su diarios y que ya había sido llevada al mundo del cine con una desconocida película, en 1961. La promesa de contar con todos los medios posibles y completa libertad artística hizo que el creador de emblemáticas películas como El infierno del odio, Los siete samuráis o Rashomon dijera que sí.
Y comenzó la realización de una odisea. Y es que Dersu Uzala es la historia del capitán, del anciano guía, pero también del propio mundo. La naturaleza, una vez más en el cine de Kurosawa, ocupa un papel central: desiertos de nieve, lagos helados, cielos de unos colores rojizos fantasmagóricos, bosques inabarcables… No solo es el viento y la lluvia, como en Los siete samuráis o en Yojimbo, sino que es todo lo que rodea a sus protagonistas. La naturaleza puede ser servicial, pero también cruenta y de una enormidad que nos recuerda nuestra insignificancia.
Crítica de #DersuUzala, una de las grandes obras maestras de Akira Kurosawa. Share on XNaturaleza y salvajismo
El personaje de Dersu es capaz de ver ese mundo, ha nacido, ha crecido y ha vivido en él toda su vida. Y no será capaz de comprender cómo la civilización diezmará toda esa naturaleza que él considera “gente”. Su visión animista, al principio excéntrica, queda ejemplificada en su capacidad para comprender lo que los rusos (y el resto de nosotros), hemos olvidado. Dersu se queja de que sus compañeros con como niños, que creen ver, pero no ven nada. Y he ahí una de las píldoras de sabiduría de un personaje entrañable, que se considera mala persona, que ha perdido a toda su familia y que está a punto de perder el mundo que conoció. He ahí el auténtico drama.
Y pese a la visión de la naturaleza y de Dersu, la película no cae en ningún momento en el terreno de lo melodramático. La amistad del capitán y Dersu se antoja real y crece con cada una de las escenas de una película que jamás se hace larga y que es más, tiene el don de estar perfectamente medida y, aún así, parecer orgánica. Me refiero no solo al corte (la película se divide en dos mitades de una duración exacta), sino también a la composición (las ramas de los árboles, por ejemplo, enmarcan a los personajes de un modo perfecto y, lo que parecería baladí, no lo es).
Además, el uso del color que en su anterior película podía resultar insólito, aquí toma unos nuevos matices que me llevan a dudar de la necesidad de una restauración que pudiese cargarse las insólitas fluctuaciones que hay en algunas secuencias. De todos modos, Akira Kurosawa fue siempre un director con alma de pintor y, por algo, por su perfeccionismo natural (si es que este concepto puede existir), se le llamaba “emperador”.
El alma de Kurosawa
El desenlace de la película es duro como lo es la vida misma. Salvar a un amigo te maldice y te condena a dejar de ver lo que los otros nunca han visto. Y la civilización es solo el sueño de un demente que jamás podrás comprender. Y cuando regreses a tu casa, morirás incluso antes de encontrarte con tu mayor enemigo: el tigre que es la muerte. Y es que ese arma que te han regalado despierta la codicia de váyase a saber quién. Y así es la vida, terrible y cruel.
Cuando se habla del cine y del arte en general, se habla de su capacidad para captar la verdad por medio de la ficción. La buena ficción no es mentira, aunque nunca haya ocurrido. A menudo también se habla de cómo Kurosawa lograba ser universal, ya fuese tratando de los bajos fondos de Japón o de obras shakespearianas recontextualizadas al mundo feudal nipón, y sí, es sin duda uno de sus grandes logros (aunque está lejos de ser el único). Quien tenga dudas sobre esto, podrá aprender mucho de la verdad a través del cine de Kurosawa y a través de un canto al poder del séptimo arte como es Dersu Uzala.
Recordada como una de las grandes películas de la última etapa de Akira Kurosawa, Dersu Uzala es una obra que se alza por encima de cualquier prejuicio y se convierte en una obra fundamental no solo de la historia del cine, sino también de todas las artes.
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