Lo confieso. Tengo muchas cosas que hacer en mi vida, pero prefiero volver al mundo de The Witcher a tener que soportar monstruos reales, como el inevitable paso del tiempo o Hacienda. Mientras recorría de nuevo los caminos del Continente a lomos de Sardinilla en The Witcher 3: The Wild Hunt, David G. Miño y un servidor decidimos grabar un especial sobre Geralt de Rivia para Viajeros de la Noche. Y eso significaba que tenía que empollar y, aparte de releer algunas partes de las novelas, decidí embarcarme en las adaptaciones al Noveno Arte de las historias de Sapkowski. (De la serie pasé porque la serie no existe, son los padres… unos malos padres y ellos ya pasaron en su día de las novelas, ¿no?).
Reseña de los cómics de #TheWitcher, adaptación de la obra de Andrzej Sapkowski y los videojuegos de CDProjekt. Share on XIgual que comerte diez tabletas de chocolate de golpe, quizá leer casi diez volúmenes de un mismo personaje, pero con distintos equipos creativos, del tirón, no sea lo más sano que hay, pero me ha permitido redescubrir el mundo de Geralt desde una perspectiva diferente. Y como nadie a mi alrededor se los había leído al completo, he decidido escribir este post no solo como reseña, sino también como una especie de guía, porque si puedo echar una mano a alguien que desee usar plata para matar monstruos, ¿cómo iba a decir que no?
Una aclaración
A la hora de hablar de los cómics de The Witcher debemos dividirlos entre los que están basados en los videojuegos que se basan a su vez en la obra de Andrej Sapkowski y los que adaptan directamente los relatos del escritor polaco.
Los primeros suelen aparecer enumerados en la edición de Norma y los segundos aparecen como versiones directas de los cuentos. Parece algo baladí, pero está bien puntualizar qué forma parte y qué no del witcherverso o, mejor dicho, a qué rama del witcherverso pertenece: novelas propiamente dichas o el videojuego.
The Witcher: La Casa de las Vidrieras
La andadura de Geralt de Rivia en los cómics no podría haber arrancado mejor que con esta miniserie que posee un buen regusto a cómic de la editorial Dark Horse. No obstante, podría ser una historia de Hellboy o A.I.D.P., y no solo por la portada que firma el gran Mike Mignola (en CDProjekt Red se declaraban fans del creador del demonio de Dark Horse, por cierto), sino también por el dibujante Joe Querio, quien ya había colaborado con el estadounidense en una miniserie sobre Bogavante Johnson, el superhéroe del Mignolaverso.
Pero, más allá de la larga sombra de Hellboy, ¿qué encontramos en La Casa de las Vidrieras? Pues una historia donde Geralt y un cazador quedan encerrados en una misteriosa mansión donde son vigilados por la esposa fallecida del nuevo compañero del brujo. Ella, transformada en una lamia, parece haberse aliado con las fuerzas oscuras del bosque, fuerzas que les impiden escapar. Por el camino, conocerán a una súcubo con sus propios intereses.
Un buen cómic que mezcla casas encantadas, misterio, giros y algunos instantes muy conseguidos que, además, sirven de presentación del mundo del Brujo a todos aquellos que no hayan tenido la suerte de disfrutar del videojuego o los libros.
«Geralt: He aprendido que más vale cometer un error con una espada en la mano que en la vaina.
¿Lamia?: Muy bien. Supongo que la vida de un brujo rara vez recompensa confiar en aquellos como yo».
The Witcher: hijas del zorro
Geralt y el enano Addario viven aventuras por todo el reino hasta que se topan con un grupo que navega en busca de la raposa, una criatura mitad elfa mitad zorra que ha raptado a una princesa elfa para convertirla en una de las suyas. Creyendo que cobrarán una recompensa, estos mercenarios han logrado capturar a una de las crías, aunque no es la princesa que buscan. Sin embargo, Geralt pronto les advierte del peligro de enfurecer a la raposa, una criatura antigua capaz de crear poderosas ilusiones y convocar a terribles enemigos, como los profundos, seres del lecho marino.
The Witcher: hijas del zorro (aunque quizá le pegaba más el femenino, ¿miedo a la cancelación?) es una entretenídisima historia que me recuerda a un pastiche entre Hellboy y Conan, quizá por el aire pulp que destila y por estar publicada en Dark Horse. Pese a que transcurre en la continuidad de los videojuegos, me ha gustado que hayan recuperado al Geralt más parlanchín y socarrón de los cuentos de Sapkowski. Además, su relación con el enano trompetista (es así, no estoy haciendo un chiste) Addario es fantástica. No me importaría ver más cómics con estos dos y eso se lo debemos al guion de Paul Tobin.
Lástima que una vez más, el dibujo no esté a la altura. En este caso Joe Querio consigue algunos momentos efectivos, pero en la mayoría de los casos, su trazo no se alía ni con el entintado ni con el color, quedando algunos momentos en los que el lector debe hacer de tripas corazón y continuar adelante.
«En fin, hemos hecho todo lo posible para detenerlos, pero detener a un idiota es un empeño igualmente idiota, porque los idiotas nunca paran. Es como intentar detener un río con un rastrillo».
The Witcher: La maldición de los cuervos
Aquí tenemos a Paul Tobin a cargo del guion de The Witcher con un tercer tomo que mezcla la típica investigación casi noir de Geralt de Rivia con la fantasía grimdark. En este volumen, podemos ver a Geralt y Ciri enfrentándose a toda una serie de monstruos a la vez que encuentran una nueva amenaza bajo la forma de una estringe.
Con algunos toques que me recuerdan a los cuentos del primer volumen de Andrzej Sapkowski (monstruos surgidos del incesto), me quedo también con las partes donde se reflexiona sobre qué es la familia, ya que tenemos la reaparición de la bruja Yennefer, la “madre” de Ciri y “pareja” de Geralt. Como suelo decir: uno llega a Geralt de Rivia por los monstruos y se queda por los personajes (lo suelo decir tanto que imaginen qué cara se le queda a la cajera del supermercado cuando voy a pagar y se lo suelto). Todo ello con un más que correcto dibujo de un Piotr Kowalski, digno de la escuela Dark Horse.
Me quedo también con la historia del chico cuervo y la maldición de su hermana, condenada por saquear los cadáveres de las batallas y dar de comer carne de los muertos a los hambrientos vivos. Son esos detalles que le dan calidad a la trama. Y depresión.
Lástima que la historia dé demasiados giros para resolverse de modo apresurado.
«Las maldiciones son marañas oscuras y letales que crecen, y atraen cada vez a más personas a sus redes, hasta que al fin lo único que hacen es devorar».
The Witcher: De sangre y fuego
Con historia de Aleksandra Motyka y dibujo de Marianna Strychowska, De sangre y fuego es una reinterpretación de los cuentos de Las mil y una noches, pero desde la óptica de Geralt de Rivia. Esto quiere decir que en vez de alfombra mágica tenemos un baúl volador (aunque prefiero los equipajes dados a comerse a gente, como los de Mundodisco), una nueva visión del mundo árabe (hablando al estilo Yoda, aunque no llegue a ser tan ofensivo como cierto libro de Narnia) y monstruos, muchos monstruos.
Puede que esta Aladín de Hacendado no sea el mejor tomo de The Witcher, pero al menos es entretenido ver de nuevo a Geralt haciendo de detective y teniendo de colega a Jaskier, nuestro trovador favorito. Como punto a su favor, el dibujo, que por fin, pese a ser algo estático, consigue estar a la altura de la obra que está tratando. Por desgracia, no será algo que se repita.
The Witcher: recuerdos evanescentes
De vez en cuando, algunas colecciones de cómics pueden sorprenderte y es lo que me ha ocurrido con el quinto volumen de las aventuras de Geralt de Rivia. En él nos hallamos un melancólico relato que se pregunta cuestiones como: ¿qué ocurrirá con el Brujo cuando no queden monstruos que cazar? ¿Es lícito vivir en una ilusión cuando el mundo es cruel y terrible?
Todo esto a raíz de la búsqueda de un nuevo contrato que cumplir en la pequeña aldea de Badreine, que está siendo atacada por unas criaturas que se están llevando a los más pequeños. Sin embargo, esos seres no están actuando como deberían y el mago de la aldea permanece encerrado en su torre, ¿y si existiese una relación entre ambos hechos?
Con un arranque amargo donde Geralt piensa en abandonar su misión (solo para llevarse otro mazazo relacionado con la muerte de las sirenas), asistimos a una historia donde los diferentes puntos de vista son cruciales, al igual que los traumas del pasado, que nos dejan con heridas que no pueden superarse. Al acertado guion de Bartosz Sztybor le acompaña el excelente dibujo de Amad Mir, con un coloreado por Hamidreza Sheikh que realza el resultado final de esta oscura historia.
«Quédate aquí con nosotros, Geralt. Sabes perfectamente que ahí fuera no hay nada para ti. Seguirás intentando atrapar una oportunidad. Y siempre acabarás decepcionado. Lo cual no te desalentará; seguirás buscando. Y, al final, solo encontrarás muerte».
The Witcher: El lamento de la bruja
Este fue el último tomo de The Witcher que conseguí y fue el último que leí… y ojalá ni lo hubiese conseguido ni lo hubiese leído, porque es la demostración de cómo un dibujo terrible y un entintado más cercano al “se me ha caído el tintero encima de una página” que a cualquier otra cosa, puede dañar una obra. Es más, me hace preguntarme a qué estaba el editor cuando decidió publicar esto.
La historia de Bartosz Sztybor busca hablarnos de los remordimientos de Geralt cuando queman a una bruja que ha capturado y también de la desaparición de una joven que llegó a un pacto con esta para librarse del bebé del que estaba embarazada. Nada nuevo bajo el sol en el mundo del Brujo. ¿Lo más interesante? Que Sztybor fue capaz de escribir el mejor (el anterior) y el peor volumen de la serie (con este, por si hay dudas).
Sin embargo, entre giros que no vienen a cuento, momentos supuestamente oníricos y diálogos deshilvanados, todo se vuelve más confuso por el dibujo de Vanesa R. Del Rey. Algunos dirán que es atmosférico y lúgubre. A mí me parece que es más bien un sinfín de garabatos dañados por un entintado salvaje.
Por tanto, si se quiere prescindir de un tomo de The Witcher, este sería uno.
The Witcher: La balada de los lobos
Si por algo me gusta el trabajo de Andrzej Sapkowski en The Witcher es por su capacidad para tomar cuentos clásicos y reinventarlos. En este séptimo tomo de las aventuras de Geralt, tenemos al Lobo Feroz, Caperucita, las tres hermanastras, a un remedo de Pedro y el Lobo… y, aunque en el trasfondo esté el mayor monstruo de todos (la especulación inmobiliaria), tenemos un relato de Bartosz Sztybor que encaja perfectamente con la concepción que tenemos sobre el Brujo y sus aventuras. Ah, y siempre que tenemos al caradura de Jaskier de por medio sabemos que lo que se nos cuenta merecerá la pena.
Por desgracia, el final es demasiado abrupto para mi gusto y no deja la huella que debería, aunque en el lado positivo tenemos el buen trabajo de Mike Montlló, que le otorga un toque de dibujo animado que le sienta extrañamente bien a esta historia que se mueve entre la parodia y el misterio.
«Como siempre, la elección de Geralt dejó a su paso gente dichosa, llena de amor y la balda de los dos lobos terminó con un final feliz y un gran clamor».
The Witcher: El mal menor
Adaptación bastante fiel de uno de los relatos más famosos del Brujo. Posee guion de Jacek Rembis y dibujo de Adam Gorham. En esta versión grimdark de Blancanieves, el gran problema está en que todo transcurre demasiado rápido y no deja el mismo poso que el cuento (uno de los problemas habituales de este tipo de versiones cómiqueras a partir de relatos).
En cuanto al guion, el mensaje queda intacto: uno no puede correr toda su vida y debe tomar una decisión, aunque esta conlleve el mal mayor o menor. En el despiadado mundo de The Witcher, no cabe otra posibilidad. Por tanto, The Witcher trata en esta historia sobre la importancia de tomar partido. De lo contrario, seremos monstruos de ambos bandos, pero ¿qué bando es más justo? Volvemos al dilema principal.
Sobre el trabajo de Gorham, podemos señalar directamente lo mismo que con otros dibujantes que hemos tratado: pertenece a la “escuela de dibujantes” de Dark Horse, editorial que publica en Estados Unidos este trabajo. El estilo, aparentemente simple, cuenta con bastante carisma, incluso cuando no es tan acertado como debería a la hora de crear a personajes como Renfri. Sobre la publicación en nuestro país, cuenta con tapa dura y tres bocetos: Geralt, Renfri y Stregobor.
«El mal es el mal, Stregobor. Menor, mayor, mediano… El grado es arbitrario, las fronteras borrosas. Puede que hable como un santo ermitaño, pero no lo soy, no actúo según una virtud pura. Pero si debo elegir entre un mal y otro… Prefiero no elegir en absoluto».
The Witcher: La semilla de la verdad
Modélica adaptación del relato de Sapkowski que mezclaba el cuento de La Bella y la Bestia con las historias sobre vampiros europeas. En esta historia, Geralt se cruza con un ser monstruoso, capaz de controlar con sus órdenes la mansión donde vive.
Después del encuentro, llegan a convertirse en algo parecido a amigos (o tan amigos como su mundo les permite) y la Bestia le narra cómo los mercaderes le mandan a sus hijas para llevarse a cambio parte de su riqueza (básicamente, las prostituyen). Más allá del toque furro de rigor, lo interesante es cuando se presenta al personaje de una vampira que se aprovecha de la criatura.
El toque melancólico de la obra original, recopilada en el primer volumen de la saga del Brujo, además, es retratado perfectamente mediante el dibujo de Travis Currit. Si todos los cómics del Brujo fuesen así, otro gallo cantaría… y en caso de tener tres cabezas, Geralt se las cortaría. Así matamos dos pájaros de un tiro. O lo que sea una gallina.
The Witcher: Ronin
Hace mucho tiempo (es decir, hace un año), cuando pensaba que no me iba a leer todos los cómics de The Witcher, me hice con este tomo en el que se reinventa al Brujo para trasladarlo a un contexto más asiático y darle un aire manga. Lo reseñé en su día, lo disfruté y ahora me hace darme cuenta de que a veces me hago promesas a mí mismo que rompo enseguida: como no leer más cómics.
Conclusiones
Los cómics de The Witcher tienen sus más y sus menos. Puede que, pese a que tengamos muchas miniseries adaptadas en tomos de tapa dura con menos extras que un DVD moderno, si apareciesen el cura y el barbero del Quijote, solo se salvasen dos o tres de la quema… y pese a todo, en un alarde que no sé si nace de mi deseo de pensar que no he tirado mucho dinero a la basura, he disfrutado de redescubrir las aventuras de Geralt de Rivia en otro formato. No está de más recordar cómo Sapkowski creó uno de los grandes personajes del fantástico actual. Y, acaso, ¿no necesitamos siempre luchar contra los monstruos?
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