Desde que empezó a publicarse en 1986, el cómic protagonizado por el detective de lo oculto Dylan Dog se ha convertido en un hito del tebeo italiano. L’alba dei morti viventi fue el título de su debut y dejó las cosas claras.
Las aventuras, creadas por Tiziano Sclavi, rescatan el pulp y el terror, y en ellas aparecen docenas de extrañas criaturas y misterios, llegó a ser uno de los cómics noir con más seguidores dentro del panorama europeo.
El tomo Mater Morbi ha sido mi primer acercamiento al personaje creado por Tiziano Sclavi. Tras llamarme la atención por su arte, he encontrado una historia que indaga en el terror y en la enfermedad. Y ha merecido la pena.
El precio de morir
En este caso, Recchioni y Carnevale recuperan al personaje para darnos una historia que me ha recordado a John Constantine (en especial, la etapa de Garth Ennis). Como en aquel arco donde el detective inglés creado por Alan Moore estaba a punto de morir de cáncer, en este, Dylan Dog, el protagonista, despierta durante la madrugada y encuentra en su casa a una extraña joven.
Con maquillaje gótico y ropas que recuerdan a una ama sadomasoquista, la desconocida le dice que pronto le pertenecerá… en cuerpo y alma. Dylan Dog no sabe entonces que esa mujer es la representación antropomórfica de la enfermedad.
Poco después, será la Madre de la Enfermerdad la que que le llevará a yacer moribundo en la cama de un insólito y pesadillesco hospital, cuya atmósfera recuerda a los cómics de Vértigo y a las películas de David Lynch.
Aceptar la muerte
El guion corre a cargo de Roberto Recchioni, que fue elegido, aparte de por ser un conocido escritor y guionista, por sus problemas de salud y su visión sobre la enfermedad. Todos los que hemos estado ingresados en un hospital, hallaremos ecos de nuestras propias vivencias en este tebeo. Pocos saben la cantidad de extraños evento que pueden ocurrir en uno de esos lugares de noche…
El dibujo corre a cargo de Massimo Carnevale, quien aporta su propio estilo al mítico personaje. Con un par de líneas y sombras, Carnevale consigue transmitirnos toda la atmósfera de este tétrico (o quizá «morboso» sea el adjetivo más adecuado, de acuerdo a su etimología) relato.
Destaco en especial las escenas coloreadas del comienzo, con un estilo que recuerda a la acuarela, pero también el blanco y negro del resto del cómic, que aportan una sensación enfermiza a cada escena.
Ambos, Recchioni y Carnevale, consiguen darle un aire catastrófico y sombrío a toda esta historia que aborda temas tan polémicos como la eutanasia, el tratamiento de los hospitales, la enfermedad y la muerte.
El significado de la enfermedad
En la obra de J. R. R. Tolkien se sostiene que los elfos carecían del mayor regalo que se les hizo a los humanos: la mortalidad. Aunque los seres humanos no lo vean como un don, los elfos sí. Saber que todo tendrá un fin hace que todo tenga más valor.
En Mater morbi, se habla de la enfermedad como prefacio de la muerte y nos hace pensar en qué es más clemente: ¿una muerte rápida o una muerte tras una larga enfermedad? Pero, acaso, ¿no convivimos siempre con la enfermedad? ¿Sería mejor morir sin más?
La enfermedad crónica (encarnada en el personaje del niño) también aparece en el cómic, al igual que los debates que conlleva el juramento hipocrático y las diferentes posturas de los médicos hacia sus pacientes terminales: ¿hasta qué punto es justo «obligar» a «vivir» a alguien conectado a una máquina?
Crítica de Dylan Dog: mater morbi, ¿cuál es el precio de amar a la enfermedad? Share on XAl final, resulta más interesante precisamente la reflexión que se hace sobre la vida, la muerte e ir apagándose poco a poco que la propia aventura que vive Dylan Dog en los parajes de la enfermedad. Esto no quiere decir, no obstante, que no tengamos grandes escenas, como esa Mater Morbi que revela su soledad. Nadie ama a la enfermedad.
Como curiosidad, cuando se publicó el cómic en Italia formó un pequeño revuelo, ya que coincidió con un debate sobre la eutanasia. Y como siempre, hay gente que cree que puede decidir lo que hacer con la vida de otros.
Mater Dolorosa
A modo de homenaje a toda la historia de Dylan Dog y, a su vez, secuela de la famosa Mater Morbi, el guionista Roberto Recchioni y el dibujante Gigi Cavenago crearon Mater Dolorosa, un cómic mucho más ambicioso, que sirve para dar trasfondo a la mitología del personaje y continuar desarrollando su relación con Mater Morbi.
En el tebeo, nos encontramos con dos líneas temporales: una, en el presente, con Dylan Dog volviéndose a ver prisionero de la Madre de la Enfermedad, otra, en el pasado, con los padres de Dylan escapando en un barco del siglo XVII de otro buque con las velas hechas con piel humana, el buque de la Madre Enfermedad.
Si Mater Morbi fue una historia de terror, Mater Dolorosa es una historia de aventuras con pequeños retazos de horror y que, a su vez, sirve para explorar la relación entre Dylan y la Madre Enfermedad (en ocasiones, entre el amor y el odio… un amor en todo caso digno de Edipo). ¿Pueden los enfermos escapar del cortejo que todos hacemos a la muerte desde que nacemos?
Amor y dolor
El trabajo de Recchioni a dos tiempos es fantástico. Me quedo con la línea temporal del pasado, con ese padre intentando crear una cura para el pequeño Dylan, mientras su tripulación se prepara para amotinarse o esa madre capaz de infectarse con la misma enfermedad que su hijo para que su esposo busque con más ahínco la cura.
El aura de fatalidad se consigue en todo momento. Por un lado, sabiendo que quizá esta pueda ser la última aventura de Dylan Dog. Por otras, con ese segundo nacimiento del personaje, cuando de niño es entregado a la Madre de la Enfermedad y es su auténtica madre la que se enfrentará para liberarlo de la tétrica dama.
El simbolismo, aunque poco sutil, no deja de ser magnífico.
Vida y Enfermedad
Sobre el apartado gráfico de Gigi Cavenago, sobresaliente y con un uso del color experimental. Más allá de su trazo (interesante el parecido entre las dos madres de la historia), es precisamente en la paleta de colores donde Mater Dolorosa destaca.
En comparación, Mater Morbi debía ser en blanco y negro, como un cómic de terror clásico. En cambio, Mater Dolorosa es una explosión visceral de colores que hacen que no haya ningún otro tebeo con este carismático uso del color.
Sin duda, Mater Dolorosa es toda una celebración del detective Dylan Dog, de su mitología, de las figuras que marcan nuestra vida… y de lo que supone la muerte. Otro triunfo del fantástico en el cómic europeo.
El legado de Dylan Dog
Dylan Dog no solo cuenta con un protagonista memorable, sino que también está repleto de personajes secundarios interesantes y bien desarrollados (como Groucho Marx, el extraño compañero de Dylan) o la propia Mater Morbi (que pasa de villana a personaje del que al final nos apiadamos). Lejos de volverse inaccesible, es de esos cómics que puede tomarse por cualquier tomo, siga el orden o no, y disfrutarlo.
Mater morbi y Mater Dolorosa fueron mis primero acercamientos a Dylan Dog y son dos obras que dejan claro que merece la pena. A aquellos que les apasionen las historias de terror, misterio o sobrenatural, cuentan con una lectura obligada. No obstante, este título se suma a todos los detectives e investigadores de lo oculto como Martin Hesselius, Thomas Carnacki, Van Helsing, Joe Golem…
Para mí, ha supuesto un descubrimiento, porque, lejos de aquella película cutre que apareció en 2010 o el desconocido film apócrifo Cemetery Man, poco sabía de este interesante personaje que protagoniza historias con un toque pulp que me recuerda a los grandes personajes de Dark Horse, como Hellboy.
Será cierto entonces aquello que dijo Umberto Eco: «Podría pasarme días leyendo La Biblia, a Homero o Dylan Dog sin aburrirme».
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