Amarilla de R. F. Kuang: el mundillo literario

«¿Hay algo que podamos querer más los escritores que ese tipo de inmortalidad? ¿Acaso los fantasmas no quieren simplemente ser recordados?», Amarilla, R. F. Kuang.

Decía Carlos Ruiz Zafón que el mundillo literario tenía más de «mundillo» que de «literario» y se podría aplicar perfectamente a Amarilla (Yellowface), la nueva novela de R. F. Kuang. En ella, June roba el manuscrito de su amiga, Athena, fallecida accidentalmente, y decide completarlo y firmarlo con su nombre. Ese será tan solo el principio de su pesadilla.

Descenso a los abismos

Hay novelas con grandes premisas que, finalmente, resultan fallidas y Amarilla es una de ellas. Las primeras doscientas páginas son estupendas, no dejan respiro y atrapan al lector. No es un misterio: R. F. Kuang es una autora que sabe escribir a la perfección un pasapáginas que engancha. No tiene la profundidad de la maravillosa Babel, pero tampoco le hace falta para conseguir que el lector desee saber más sobre el descenso a los infiernos de June. Lo malo es lo que viene después.

El problema comienza con un nudo excesivamente alargado y con algunos aspectos que resultan repetitivos, como la aparición de diferentes manos en la sombra que deciden manipular a June y desvelar la posible polémica: ¿y si June robó su novela a su amiga?

Para cuando llega el final (y se inserta en un falso panorama sobrenatural que no acaba de encajar), solo nos quedan unos leves chispazos de genio hasta un final en el que los personajes se reivindican como lo que han sido desde el principio: seres miserables que no han aprendido nada.

Crítica de Amarilla (Yellowface) de R. F. Kuang, novela en la que una escritora roba el manuscrito de su amiga muerta Share on X

¿Una novela trascendente?

Puede que fuese Neil Gaiman, Stephen King o Alan Moore. Uno de ellos comentó que las preguntas sobre escritura solo interesaban a los escritores. Y puede que Amarilla sea perfecta para aquellos que crean historias, pero también para los lectores que suelen pensar en qué sombras rodean el mundillo literario. Para el resto… no tanto.

A lo largo de sus páginas, Kuang nos habla del proceso creativo, de qué significa escribir, de qué significa dejar de hacerlo. Así, el proceso pasa a convertirse en una tortura cuando entran las envidias hacia otros autores o la pérdida de fe en uno mismo cuando se da cuenta de que no hay un público que quiera leerlo. Es el problema de ver la escritura como un medio (para hacerse famoso) y no como un fin (crear).

Sobre escribir

«Escribir es lo más parecido que tenemos a la verdadera magia. Es crear algo de la nada, es abrir puertas a otras tierras. Escribir te da el poder de darle forma a tu propio mundo cuando el real duele demasiado. Dejarlo me mataría. No podría volver a entrar en una estantería sin acariciar los lomos de los libros con anhelo, preguntándome cómo habrá sido el largo proceso editorial que ha hecho que esos títulos estén en las estanterías y rememorando cómo fue mi experiencia».

Una lástima que Amarilla no sea tan incisiva como cree ser. Más que una novela trascendente e importante, nos encontramos ante un pasatiempos que quedará obviado en un par de años. Típica novela de aeropuerto o sala de espera. Si lograse algo más, será por marketing y el empeño de su autora con nuevas obras, que por motivos propios.

Reseña-Amarilla-RF-Kuang
Amarilla podría haber sido una gran novela, pero se conforma con ser un pasatiempos.

Puñales por la espalda

Es inevitable que pensemos en cuánto habrá de R. F. Kuang en la fallecida estrella literaria de su propia obra: Athena. Ella también es china estadounidense, estudió en prestigiosas universidades y ha logrado el éxito siendo muy joven.

Pero si lo retorcemos, cabría pensar cuánto hay de ella en June Song, la protagonista y narradora de la novela, la cual roba el manuscrito. Como esta, Kuang se ha cambiado su forma de firmar en esta novela (en Babel, fantasía, era R. F. Kuang; en este «thriller» que es Amarilla, es «Rebecca F. Kuang»), como Song, seguro que ambiciona llegar a lo más alto.

«Creía que había superado lo de su muerte. Tenía mi salud mental bajo control. Pasaba por un buen momento. Me iba bien.

Hasta que ha regresado.

Pero ¿no es eso lo que hacen los fantasmas? ¿Aullar, gemir y llamar la atención? En eso consiste ser un fantasma, ¿no? Hacen cualquier cosa para recordarte que siguen estando ahí. Lo que haga falta para que no puedas olvidarlos».

Apropiación cultural

Por lo pronto, conocemos de primera mano los dimes y diretes del mundillo literario, con larguísimos procesos editoriales, campañas publicitarias previas y nuevas figuras como los «lectores de sensibilidad». La protagonista, una escritora estadounidense, se ve en el blanco (nunca mejor dicho) de las críticas por escribir sobre personajes chinos sin ella serlo… o lo que se conoce ahora como «apropiación cultural». Un debate que en los últimos años se ha recrudecido: ya en su día se levantaron varias voces contra J. K. Rowling por su retrato de los nativos americanos en las escuelas de magia del mundo mágico expandido que estaba creando.

Y hablando de Rowling, también se habla de la cancelación, pero mientras que Kuang es valiente para citar a algunos escritores famosos, no lo es tanto para hablar de la autora de Harry Potter y cómo se ha convertido en la enemiga número uno de Twitter. Ojalá la novela de Kuang hubiese explorado más la mal llamada «cultura de la cancelación» y no se hubiese acobardado a la hora de profundizar en este tema tan interesante, pero, a la vez, tan arduo.

Chris Evans en Puñales por la espalda.
Hasta la protagonista menciona que el otro personaje le recuerda a Chris Evans en Puñales por la espalda en cierta parte del libro. Puede que uno de los problemas de Amarilla (Yellowface) es que, pese a tratar de la literatura, tiene más de guion cinematográfico.

Los miedos del escritor

Lo que sí explora Amarilla es la adicción a las redes sociales y cómo estas se vuelven obsesivas para los autores. Habla también de cómo los debates estériles y el odio se vuelcan en estas redes. Y como al final lo puede significar todo para la autora… y nada para el resto de la gente. Sin embargo, otros escritores, como el ya nombrado Stephen King, conseguía en varias de sus obras, como Misery o La ventana secreta, trasladar mejor la agonía del autor.

Es normal que aparezca entonces la duda sobre si esta novela sobrevivirá en el tiempo. Sus alusiones a Twitter, Goodreads, Amazon, Random House… ¿Cuánto durarán? (Por lo pronto, ya vemos que Twitter poco). Tampoco es crucial, pero sí que pone cierta fecha de caducidad a la obra.

En ese aspecto, Amarilla es un buen libro por cómo trata las vicisitudes del mercado y cómo ahora la publicidad parece decidir qué es un éxito incluso antes de que se publique. Por desgracia, le falta ser más aguda, más cruda, más cruel, más cínica.

Si bien su protagonista June no es simplemente odiosa, tampoco es intachable y eso es muy positivo, pero, por otra parte, más allá del fantasma de Athena, el resto de los personajes están tan desdibujados que, cuando más tridimensionales logran ser, es cuando aparecen calcados de películas como Knives Out (y la propia autora cita la influencia en dicha escena, por cierto). Pero a Kuang le falta la garra de Rian Johnson y un auténtico sentimiento de tensión.

johnny depp libro stephen king
Como en La ventana secreta, película inspirada en un cuento de King, en Yellowface (Amarilla) tenemos largos pasajes de la autora buscando la inspiración. Real como la vida misma.

Lo que pudo ser… y no fue

Los escritores son como vampiros, esperando para alimentarse de las vidas y tragedias ajenas, como dijo Bernard Shaw. Si June robó la novela de Athena es porque la propia Athena robó hechos de la vida de June, como una violación en la época de la universidad. Esto nos lleva a debatirnos sobre la ética del autor, sobre cómo haríamos cualquier cosa por escribir una buena novela. Lamentablemente, Kuang solo lo insinúa, nunca lo explora con la suficiente fuerza.

En definitiva, Amarilla es un buen paseo entre las bambalinas del mundillo literario, un mundillo cruel, lleno de gentuza y donde se pierde el amor por escribir y leer, amor que jamás deberíamos olvidar incluso cuando mueran todas nuestras ilusiones y el vacío amenace con devorarnos.

Como las protagonistas de su historia, R. F. Kuang es un autora joven y prometedora. No es de extrañar que una editorial como Hidra, más habituada al fantástico en nuestro país, esté apostando por ella (y edite Amarilla, que poco de fantástico tiene) y tengamos una reedición de su obra de fantasía The Poppy War en septiembre. No obstante, Amarilla (Yellowface) es como la obra Madre bruja que se cita en el propio libro: un volumen más para que no se deje hablar de su escritora. Y ya está.

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