Cómo escribir fantasía con Enrique Dueñas
Hace un par de años, cuando era estudiante, si algún profesor tenía la osadía de preguntar si alguien leía cómics, le gustaba la fantasía o vagaba por los mundos insólitos de la ciencia ficción, nadie levantaba la mano y, si había alguien que pudiera levantarla, no lo hacía por vergüenza. Ahora, lo extraño sería que ninguno de los estudiantes levantase la mano. El auge de los libros, las series, los cómics y los videojuegos de fantasía, terror y ciencia ficción ha hecho que lo que antaño se consideraba «friki» ahora sea la galería donde muchas personas pasan gran parte de su vida. El poder friki ha prevalecido y de poder friki sabe mucho el escritor Enrique Dueñas, quien comenzó en los terrenos de la blogosfera con el mítico blog llamado ni más ni menos que Poder Friki. Mucho tiempo ha pasado desde entonces, pero muchos todavía recordamos con cariño su bitácora.
Pero Enrique no ha parado. Ha escrito relatos reunidos en colecciones como Fantasía fugaces, ha publicado la novela Pico de Chorlito o la reciente La verbena del Diplodocus ha escrito obras para el público infantil y ha diseñado juegos de mesa como el reciente Neimhaim. Si vamos a su web, además, veremos algunos videojuegos que ha creado. Y es que Enrique no lo oculta, le encanta crear, le encantan los monstruos de la Hammer, la ciencia ficción de los años ’50, los marcianos de H. G. Wells, los ignotos dioses primigenios de H. P. Lovecraft, la magia de la Tierra Media, la fantasía desbocada de Conan… El Poder Friki, un poder friki que nos encanta y nos permite tener esta charla con este gran creador de mundos.
Entrevista al escritor y guionista de género fantástico Enrique Dueñas, autor de Pico de Chorlito y del juego de mesa Neimhaim. Share on XSobre juegos y ficción
CARLOS J. EGUREN: Acabas de estrenar un nuevo juego de mesa, Neimhaim, basado en el mundo de las dos primeras novelas de Aranzazu Serrano (Los hijos de la nieve y la tormenta, y El azor y los cuervos). ¿Cómo ha sido la experiencia de transformar una saga de fantasía de una autora de gran éxito en nuestro país en un juego de mesa? Debo reconocer que me ha entrado por los ojos y lo compré la semana pasada, al igual que los dos ejemplares de la saga de Aranzazu… Buen trabajo.
ENRIQUE DUEÑAS: Muchas gracias. El juego estaba pensado para estar en tiendas durante la primera mitad de 2021, pero todos sabemos que las cosas no han sido fáciles los últimos dos años. Las ilustraciones son cosa de Vero Navarro, que ya ilustró la portada de los libros originales.
Conozco a Aránzazu desde hace varios años, de forma que la idea de convertir sus novelas en un juego de mesa llevaba ya rondando mi cabeza desde hace un tiempo. Tuve varias conversaciones con ella y al final me decidí por hacer un juego cooperativo basado únicamente en el primer libro. Tenía que ser fiel al material original, y accesible, pero tampoco podía pasarme con la sencillez. El mercado de los juegos de mesa es hoy muy exigente. Mis influencias principales han sido, en este orden, Shadows Over Camelot, Horrified, El símbolo arcano y El señor de los anillos de Reiner Knizia. Debo decir que Aránzazu fue de mucha ayuda durante todo el proceso y que desde el principio se mostró encantada con mis ideas.
Confío en que el juego sea un éxito y guste tanto a lectores de las novelas como a los que no saben nada de ellas.
C.J.E.: ¿Cómo cambia el Enrique escritor al Enrique que escribe juegos de mesa o al Enrique que escribe posts o el Enrique hace vídeos en YouTube? ¿Cómo es tu método creativo en una u otra disciplina?
E.D.: Estoy bastante seguro de que todos ellos son la misma persona. Pero yo que sé, ya me he equivocado antes.
Al escribir intento ser muy pragmático y estructurar bien el texto antes de ponerme manos a la obra. ¿Qué voy a escribir exactamente y CUÁNTO va a ocupar? Incluso la historia más loca y absurda requiere una reflexión previa importante. Lo pienso todo: qué estilo quiero usar, qué temas quiero tocar, cuales son los puntos de giro…
Los juegos de mesa tienen un proceso distinto. El 90% del juego se forma en mi cabeza sin tener absolutamente nada en lo que apoyarme en el plano físico. Entonces fabrico un primer prototipo. Y a partir de aquí empieza el trabajo de verdad: probarlo una y otra vez hasta que funciona bien.
Los vídeos de Youtube son un entretenimiento. Sobre todo me vino bien para mantenerme en forma durante el primer confinamiento.
«Al escribir intento ser muy pragmático y estructurar bien el texto antes de ponerme manos a la obra».
Creación y sistemas de magia
C.J.E.: En uno de tus vídeos de YouTube comentabas que dibujabas las escenas, ¿sigues haciéndolo? ¿Compartirías alguno de esos dibujos, más allá de aquellos de tus juegos descargables?
E.D.: Sí, claro. No es algo que haga con todos los personajes, ni con todas las escenas pero sin duda ayuda mucho al proceso creativo. Sobre todo cuando uno está atascado, y cree no saber muy bien hacia donde debe dirigirse la historia. De repente, pones la última página en imágenes y todo cobra vida, deja de estar borroso. Desde cierto punto de vista, es como ponerse unas gafas graduadas. Por otro lado, no creo que la calidad de ninguno de esos dibujos merezca la pena. Son una herramienta de trabajo.
C.J.E.: Como autor de juegos de rol, el tema de los sistemas de magia no te debe parecer extraño. En los últimos años, un autor como Brandon Sanderson se ha reivindicado por crearlos en sus novelas. Véase la alomancia de Mistborn o las runas (o aones) de Elantris. ¿Tú qué opinas de estos “tutoriales” que incluyen autores como Sanderson en tu obra? ¿Crearías uno para tus novelas o piensas que ordenar tanto la magia podría precisamente eso, quitarle la magia?
E.D.: Más bien lo segundo. Lo maravilloso es, por naturaleza, inexplicable. O quizás tiene una explicación, pero los simples mortales no deberían acceder a ella. No creo que nadie niegue a Tolkien su capacidad para construir mundos de fantasía y, sin embargo, los poderes de Gandalf nunca quedan claros. Los caballeros Jedi eran más interesantes antes del invento de los midiclorianos. Los villanos de Conan siempre realizan complejos rituales, pero Howard nunca explica su funcionamiento de forma pormenorizada. Creo que detallar cómo funcionan cosas como la brujería, los dones sobrenaturales o los milagros divinos nos lleva irremediablemente al terreno de la comedia. Cuando Jack Vance creó su sistema de magia para La tierra moribunda no lo hizo para dar verosimilitud a la historia, sino como un vehículo para contar una historia concreta, la del mago Mazirian, y para justificar que los hechiceros combatan por robar los hechizos de los demás. El autor acaba llevando este conflicto al terreno de lo absurdo, lo humorístico. Los cazafantasmas es la mejor película que existe porque, precisamente, utiliza elementos de ciencia ficción para justificar que un grupo de baby boomers sin oficio ni beneficio sean capaces de derrotar a monstruosas entidades lovecraftianas. Es aventura pero, al mismo tiempo, es comedia. No es una fantasía romántica, eso está claro.
Creo que la moda de los sistemas de magia es una herencia de los videojuegos, en los cuales, por motivos obvios, todas las habilidades de los personajes deben quedar claras desde el principio y su uso debe ser intuitivo. Lo cual, por su parte, viene de los juegos de rol, que tú mismo mencionabas al principio. No me malinterpretes: me encantan los números, las sumas y restas, comprar poderes mágicos como si fueran berenjenas… pero no creo que ninguna de esas cosas sea buena para el drama.
«Lo maravilloso es, por naturaleza, inexplicable».
Escritores y mundo friki
C.J.E.: Muy pocos autores viven de la escritura, pero tú has conseguido publicar diversas obras, incluso en formato de entregas, como la dedicada a Loki dentro de la colección de Mitos Nórdicos de RBA. ¿Cómo ves el panorama desde dentro? ¿Crees que es cierto eso de que el género literario con el que se saca más dinero es el género de las cartas donde se pide un rescate tras un secuestro?
E.D.: El hecho es que no vivo de la escritura. Vivo un poco de todo. Soy un carroñero de la creación artística: me alimento de las sobras de los demás. Participar en Mitos Nórdicos me ayudó muchísimo, de eso no hay duda, pero no sé si puedo considerarme “escritor profesional”. Sinceramente, ignoro qué es exitoso y qué no. Todo el mundo tiene una fórmula mágica para hacer dinero pero luego hay muy poca gente a la que le funcione. En Ciudadano Kane decían que hacerse rico no es tan difícil si lo ÚNICO que quieres en la vida es hacerte rico. Quizás sea cierto. Pero si uno escribe sobre lo que le da la gana (como es mi caso), tiene que aceptar que su público será más bien limitado.
No puedo hablar mucho del panorama actual. Hay gente a la que le va bien pero mucha otra a la que va extraordinariamente mal.
C.J.E.: ¿Cómo ves el estado del género fantástico? Cuando llevabas el blog Poder Friki era casi un refugio, una reivindicación de lo que nos gustaba. En cambio, ahora es raro encontrar a alguien que no tenga un gusto que antaño se considerase “friki”. ¿Ha degenerado el término si es que alguna vez no lo estuvo? ¿Cuál es el límite entre el poseur y el repartecarnés?
E.D.: No sé si el término ha degenerado o no, pero lo que sí sé seguro es que la era de “lo friki” ya ha terminado y sin embargo mucha gente sigue sin haberse enterado de en qué puñetas consistía eso. Resulta frustrante.
El blog de mi web actual se llama “Poder Friki 2.0”, pero más por una cuestión nostálgica que otra cosa.
Tampoco sé si es bueno o malo que entre la gente a cholón en aficiones que antes eran minoritarias. Mi primera reacción es pensar cuantos más mejor… pero, en la práctica, eso atrae al capital, y cuando el capital posa sus garras negruzcas sobre algo, lo manda a tomar por culo. Para muestra, lo que ha pasado con Blizzard, Juego de tronos o Star Wars.
Sobre Lovecraft y la cancelación
C.J.E.: Eres un gran admirador de H. P. Lovecraft y otros autores de su Círculo. Últimamente, ha surgido el tema de la cancelación (me niego a denominarlo “cultura”). Sin embargo, soy incapaz de formar una opinión cerrada sobre eso de “separar autor y obra”. ¿Tú qué opinas sobre este tema y escritores como H. P. Lovecraft y su racismo o Marion Zimmer Bradley (Las nieblas de Avalón) y el encubrimiento de lo hecho por su esposo? ¿Podemos separar autor y obra? ¿Debemos dejar de leerlos?
E.D.: Por supuesto que se puede separar el autor de la obra. El arte es arte, no es una extensión viva del autor. Es como culpar a un hijo de los delitos de su padre. Nadie debería apartar de su vida algo que adora (como un disco, una película o un libro) por motivos morales. Al hacerlo, una parte de nuestro pasado, de nosotros mismos, muere un poco. No es necesario relativizar los crímenes, es tan sencillo como compartimentar las cosas en nuestra propia cabeza.
En el caso concreto de Lovecraft, lo cierto es que el hombre hizo muy poco en vida para merecer el ataque por tierra, mar y aire al que es sometido en la actualidad. Creó una mitología interesantísima y tremendamente original, dio nombre a Cthulhu, Nyarlathotep y Yog Sothoth, y descubrió las páginas del Necronomicon, que son hoy días tan reales como las obras de Esquilo.
No creo que la mal llamada “cultura de la cancelación” sea un problema en España. Aquí censuran los de siempre, los fascistas. Pero en Estados Unidos SÍ es un problema, que no solo afecta a obras de ficción, sino a muchos escritores, periodistas, profesionales y artistas cuyas carreras quedan destrozadas por los motivos más peregrinos. El caso más reciente es el de Lindsay Ellis.
Hay personas que tienen la necesidad constante de demostrar que son mejores personas que sus vecinos. Pues bien, yo digo que no hay ninguna diferencia entre esa gente y los puritanos del siglo XVII. La única razón por la que insultan en twitter en lugar de quemar brujas en la hoguera es porque una cosa pueden hacerla y la otra no. No debería hablar de política porque por algo el voto es secreto, pero yo siempre he sido (y me temo que siempre seré) una persona de izquierdas. Que esta muchedumbre de indocumentados utilice ideas y principios en los que creo para justificar la censura y el acoso me resulta, sencillamente, repugnante.
H.P. Lovecraft es un escritor con muchas obras inacabas y, no lo neguemos, mucha basura. Por eso siempre recomiendo NO leer el recopilatorio de narrativa completa. Pero estamos hablando del autor de El horror de Dunwich, El que susurra en la oscuridad, La sombra más allá del tiempo y La sombra sobre Innsmouth. Solo por eso, merece un espacio en el canon del género fantástico. Cosas tan dispares como Suspiria, El exorcista, It, La torre oscura o Hellboy beben de Lovecraft.
Sí, en su correspondencia hace comentarios monstruosamente racistas y absolutamente reprensibles. Pero repito: hablamos de su correspondencia.
Si le conociera en persona, seguramente querría darle un puñetazo. Pero nunca le he conocido en persona porque lleva casi un siglo muerto. Le conozco a través de sus escritos, que han sido tremendamente influyentes y que aún hoy cautivan a millones de lectores.
¿A quién cojones le importa que en su vida privada pensara gilipolleces? Nunca hizo daño a nadie. Además, que todo el asunto está basado en una falacia. La gente no critica a Lovecraft por ser racista. Eso es una excusa. Lo que hacen es criticar a la gente que ama la obra de Lovecraft, para tener poder sobre ellos.
Los actos de humillación pública se han convertido en una suerte de juicio de pureza en los cuales participan los miembros de la secta, para demostrar su valía. Pero, como en todas las sectas, hay una estructura piramidal y auténticas patadas por estar en la cima, lo que significa que los que parecen más dignos un día son los que caen más duramente al día siguiente. Entretanto, los individuos que destruyen de verdad el mundo (como Jeff Bezos, Bolsonaro, Mitch McConnell, Bobby Kotick o Amancio Ortega), viven en sus mansiones ajenos a todo el ruido.
No, no están haciendo el mundo un lugar mejor. Y no, no están luchando por una mayor inclusividad, sino por exactamente lo contrario: la exclusividad. Que llegue un punto en el cual solo pueda publicar YO y aquellos a quien YO considere dignos.
Cada vez que cedemos a las demandas de esta gente, la comunidad literaria pierde un poco de cordura (si se me permite el chiste lovecraftiano).
Lo de Marion Zimmer Bradley es ya otro asunto. Al parecer, ella sí hizo daño a gente. Y no voy a mentir: el asunto me hace un poco de gracia, precisamente por lo aterrador que es. Son acusaciones tan brutales, tan absurdamente salvajes, que parecen sacadas de un episodio de South Park y no del mundo real. En cualquier caso, no debería opinar sobre el tema, porque nunca he sido muy fan de su obra y tampoco conozco bien la situación.
«Por supuesto que se puede separar el autor de la obra. El arte es arte, no es una extensión viva del autor».
Los «límites» de la creación
C.J.E.: Has escrito diversos libros como Pico de Chorlito, Ojos en la noche, Fantasías fugaces… Vas desde la novela hasta la colección de cuentos pasando por obras para los más jóvenes. ¿Cómo cambia tu enfoque cuando escribes a un público u otro o en un formato u otro? Me refiero a cómo sabes que un toque de humor de Pico de Chorlito no encaja tanto en Ojos en la noche o que un relato de Fantasías fugaces no debe convertirse en una noveleta, ¿cómo te pones “límites”?
E.D.: Mi referencia fundamental es, y siempre ha sido, el cine. La colección de cintas de vídeo, la estantería repleta de DVD. Llevo viendo películas de todo tipo desde muy pequeño. Puedo disfrutar tanto de La chaqueta metálica como de Babe. En el género fantástico es lo mismo. Hay espacio tanto para Excalibur como para Merlín en encantador. No hace falta escoger un bando. Un hombre puede sentirse atraído por estéticas dispares y mundos de ficción enteramente diferentes. Depende, fundamentalmente, de su estado de ánimo en ese momento, o del mensaje que quiera transmitir. Roald Dahl, sin ir más lejos, se hizo famoso con sus novelas para niños, pero también tiene colecciones de relatos de terror increíblemente crueles. El enfoque cambia de forma natural al iniciar un proyecto nuevo. No hace falta llevar a cabo ningún ritual concreto.
Lo de la duración es un asunto distinto. Yo soy muy estricto con ese tema. Pongo límites respecto al número de palabras que debe tener una determinada obra, el número de palabras que debe tener cada capítulo e incluso cuantas veces debe aparecer un personaje. Desde fuera puede parecer un tanto obsesivo, pero lo cierto es que me ayuda mucho a estructurar el trabajo y terminar las cosas a tiempo.
Sobre Tolkien
C.J.E.: Sé que eres un gran lector de Tolkien y que incluso realizaste un guion sobre La caída de Gondolin, que fue compartido en páginas como elfenomeno.com. ¿Qué me puedes decir de las adaptaciones del legendarium de Tolkien? Creo que tienes problemas con El retorno del rey y su tumorco.
E.D.: ¡Tumorco es una de las pocas cosas que me gustan de El retorno del rey! Por supuesto, no es perfecto: es un villano que no encaja mucho con el estilo narrativo de Tolkien, hace que el Rey Brujo pierda protagonismo, viene de ninguna parte y, de repente, deja de salir en la película. Pero es cruel y extremadamente entretenido de ver. En más de un sentido, me recuerda a los Harkonnen del Dune de David Lynch.
La versión cinematográfica de El retorno del rey me decepcionó bastante. Aun con todo, la vi cinco o seis veces en el cine. No es la peor adaptación del mundo, pero abusa del CGI y corta momentos de la novela que considero esenciales para entender la trama. No me gusta que Frodo y Sam se separen, que Mordor sea un parque temático de dos hectáreas de tamaño, ni que Denethor recorra toda la ciudad en llamas y se tire por el balcón, ni que los fantasmas del Sagrario se comporten como fairy ultra, limpiando Minas Tirith de orcos. Tiene algunos momentos buenos, como la carga a caballo de Faramir, el combate entre Eowyn y el Rey Brujo y, por supuesto, el encendido de las almenaras.
Es una lástima, porque La comunidad del anillo es una película perfecta y Las dos torres, con todos sus defectos, resulta tremendamente entretenida.
Eso hablando de las versiones estrenadas en cines. La versión extendida de El retorno del rey es directamente, mala película. Son cuatro horas de chorradas. Decir esto me apena muchísimo, pero es la verdad. Todos estamos de acuerdo en que no tiene sentido cortar la muerte de Saruman, pero la forma en la que Jackson rueda esa escena es lamentable: un diálogo que tiene lugar a un millón de kilómetros de distancia y en el que nada tiene sentido. En el Sagrario, Aragorn, Legolas y Gimli sobreviven a una cascada de calaveras en una secuencia que parece extraída de Atrápalo como puedas. Aragorn asesina a Boca de Sauron en un momento muy poco caballeresco. Y esto son solo tres ejemplos.
La única escena salvable es en la que Frodo y Sam son confundidos por orcos e incluso eso habría quedado mucho mejor con la cancioncita de “Where there’s a whip there’s a way”. También es bonito el diálogo entre Faramir y Eowyn, muy fiel al libro, pero demasiado breve, y está en un momento raro de la película.
C.J.E.: El Hobbit te pareció deleznable (como a mí el “biopic” sobre Tolkien). ¿Crees que Guillermo del Toro hubiera salvado esta última?
E.D.: El Hobbit es una auténtica aberración y un insulto a todos los espectadores, no solo los puristas de la obra de Tolkien. Me gusta creer que la versión de Guillermo del Toro hubiera sido mejor, pero lo cierto es que nunca lo sabremos.
C.J.E.: Y lejos de entrar en ucronías… ¿Cómo ves la adaptación de El Señor de los Anillos que prepara Amazon? No me da muy buena espina…
E.D.: Respecto a lo de Amazon: NO es una adaptación de “El señor de los anillos”. Es una adaptación del Akallabeth y los Apéndices. La serie narrará historias de la Segunda Edad y, me imagino, culminará con la batalla de la Última Alianza. He oído muchas informaciones contradictorias al respecto de la serie así que prefiero no pronunciarme. Ya veremos que sale de ahí.
C.J.E.: Si pudieses llevar a cabo tu adaptación, ¿qué enfoque le darías?
E.D.: No creo que nunca en la vida tenga la oportunidad de trabajar dentro del reino de Tolkien, y menos en el ámbito audiovisual, donde todo vale del orden de tropecientos millones de dólares. Pero ya que me preguntas, te contestaré.
Daría lo que fuera por poder contar alguna de las historias del Silmarillion. Como bien indicas, el primer guion que escribí fue una adaptación de la caída de Gondolin. Lo tengo todo en mi cabeza, cada plano. Es mi relato favorito de Tolkien (y uno de los primeros que él mismo escribió, si no recuerdo mal). Pero también me interesa la maldición de Fëanor, el romance de Beren y Luthien y la guerra de la cólera.
Es mitología pura, con personajes que viven y sufren durante miles de años, con guerras que tiñen los mares con sangre, con romances más allá del entendimiento humano, con momentos de extremo dramatismo, repletos de violencia, tanto física como psicológica… es un tapiz maravilloso en el que trabajar, pero debe hacerse bien. Respetando no solo el texto del Silmarillion, sino sus orígenes e intenciones. Modernizar esas historias sería lo mismo que quemarlas.
Creo, además, que las leyendas de Beleriand no pueden narrarse con el mismo tono ni con la misma estética que El Señor de los Anillos. Relacionar las dos cosas entre sí es un error, aunque todo pertenezca al mismo universo.
Pero, sobre todo, lo que me haría más ilusión del mundo, sería participar en una adaptación de El Hobbit. Una película fiel al material original, breve, colorida, divertida y con marionetas de Jim Henson. Una mezcla entre La princesa prometida, Dentro del laberinto y los cuentos de hadas rusos.
Escribir y crear
C.J.E.: Cuando todo se te viene encima (el dolor de espalda, la poca visibilidad de los autores de este país, los mil problemas de redes sociales y la vida real…), ¿qué es lo que te motiva a seguir escribiendo y concibiendo mundos?
E.D.: Cuando una historia me pide ser contada, lo que tengo que buscar son razones para no estar delante del ordenador, tecleando. Afortunadamente, soy padre, así que no es muy difícil encontrar motivos.
C.J.E.: Dime, ¿cuál es tu próximo proyecto y por qué crees que merece la pena hacerlo realidad? En los últimos meses, me he preguntado muchas veces por qué una de mis historias debería ser contada (¿por qué vivir en la ficción mientras nuestro tiempo real se acaba?)… ¿Cuál es la respuesta para ti?
E.D.: ¡Ay! ¡La arena del reloj, que cae inexorablemente! Dices que para qué vivir en la ficción cuando el tiempo se acaba pero, para mí, la respuesta es justamente lo contrario: quiero contar un montón de historias y me aterra la idea de no tener tiempo de contarlas todas.
Esa dicotomía entre la creación de mundos de ficción y la necesidad de tener una vida propia ya la plasmó J. R. R. Tolkien de forma magistral en El herrero de Wootton Major.
Conclusión
Como bien ha dicho Enrique, la arena del reloj sigue cayendo y es hora de que partamos ya en busca de nuevas historias, pero con el inmenso recuerdo de esta charla que ha discurrido por los senderos de lo maravilloso. Esa será la redoma que nos ilumine en los momentos más oscuros. Al fin y al cabo, esa es la misión de lo que ama Enrique Dueñas: el género fantástico, y lo hace con todo su poder friki. Gracias por hacer que lo recordemos. Que nada nos detenga.
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