Portada de la edición de ECC del cómic Indigno de ser humano. Fuente. |
“Ahora en mí no ha felicidad ni desdicha simplemente todo va pasando”.
He terminado la lectura de la última entrega de la adaptación de la novela Indigno de ser humano de Osamu
Dazai, que ha hecho el rey del terror en el manga: Junji Ito. Y, como era de esperar, me he deprimido un poco más con las idas y venidas de un personaje terrible que, aunque no quiere ser humano, en realidad es el perfecto ejemplo de todo lo que es la humanidad (y no precisamente bueno).
Poco a
poco, el drama del escritor Osamu Dazai se mezcla con el error existencial de Junji Ito.
Frente a otras historias más deshilvanadas de Ito (Uzumaki sería un ejemplo, aunque es una de sus mejores obras), el esqueleto de la
obra de Dazai permite una trama más clara sobre la degeneración de un
hombre incapaz de ser feliz: Yôzô Ooba. En medio de un Japón que se convulsiona entre lo tradicional y un nuevo mundo, los personajes de esta historia aceptan su tragedia, su desdicha y cómo la vida se convierte en un dolor interminable.
Por último, este tercer volumen se cierra con un
ejercicio meta donde aparece el propio Dazai y que me ha hecho interesarme por el final de la novela, para saber hasta qué punto Ito ha adaptado este libro que, por lo que veo, también ha sido llevado al manga por Usamaru Furuya (y parece que muy pronto al cine).Y es que Indigno de ser humano es una obra de la literatura del siglo XX muy importante en el país nipón. Publicada en 1948, poco antes del suicidio de Dazai, es una novela que llega a recordar a Salinger o Camus.
¿Estamos ante una obra de terror?, se preguntarán los más despistados. No, más bien es un drama, donde vemos a Ito intentando asomar la patita con su estilo de dibujo, diciéndonos: "hey, que soy el tipo que plasma el miedo haciendo que los ojos de los personajes se vuelvan blancos y rodeados de rayitas" o "¿hay una alusión al infierno? Prepárate, porque voy a dibujar zombis y fantasmas hasta que me sangren las manos". No está mal. Es una combinación interesante, pero no es el terror típico de
Ito y se agradece, además sirve para conocer a Dazai, un autor con una
vida maldita. Una de sus amantes inspiraría al personaje de Tomie, que ha hecho célebre el propio Junji Ito. Dazai acabaría suicidándose junto a ella, lanzándose a un río de los suburbios, y se convertiría en uno de esos tristemente famosos escritores malditos.
En definitiva, Indigno de ser humano es una lectura estupenda en tres partes para hundir tu maldita existencia bajo el nihilismo y la tragedia.
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