Crítica de "Samurai Champloo", el camino del antihéroe

Samurai Champloo es un clásico moderno del anime. ¿Por qué? Sigue leyendo. Fuente.
I think I've found what I was looking for all this time. I, who was always alone, found friends for the first time. You two were my first friends.

Hoy he dicho adiós a unos amigos y, como todas las despedidas que merecen la pena, ha dolido. Terminar de ver Samurai Champloo es, ante todo, decir adiós a la joven Fuu, el samurai errante Jin y el despiadado antihéroe Mugen en su viaje en pos del Samurái de los Girasoles, la redención, el pasado y un par de elementos más que hacen de este anime de veintiséis capítulos una joya del mundo de la animación japonesa.


Si alguien me pidiese que definiera Samurai Champloo con una palabra escogería "ritmo": el ritmo que hace que cada capítulo se pase rápidamente y que también impulsa la mezcla de música de cada capítulo y es que "mezcla" es otra palabra perfecta (champloo significa "algo mezclado"), porque también tenemos la mezcla de géneros que convierte esta aventura de dos samuráis y una muchacha en busca de un personaje casi mítico en una alocada suma de humor, drama, hip hop, rap y muchos otros toques que la convierten en una serie única.

Samurai Champloo sabe cuándo ser descarada y cuándo ser seria, cuándo balancearse por el terreno del drama y cuándo jugar con la sátira social, cuándo probar con juegos narrativos exagerados y cuándo permitir que la animación transmita ese halo de gran leyenda perdida que acompaña esta obra.

Atentos. La animación de Mugen siempre es sorprendente. Fuente.
Dirigida por Shinichirō Watanabe (el hombre tras la magistral Cowboy Bebop) en 2004, estamos ante uno de esos animes que, pese a tener algunos capítulos de relleno como la historia del béisbol o los zombis o que inciden en los mismos temas (prostitución, delincuencia, secuestros, temas de honor...), siempre sabe qué movimiento realizar o qué giro dar, como Jin y Mugen en medio de un duelo.

Y es que quizás, más allá de cómo está contada, Samurai Champloo es estupenda por su uso de unos personajes carismáticos, como la pequeña Fuu, que debe aprender a crecer durante su viaje, el atormentado Jin (que mató a su maestro) y el delincuente que escapó de los piratas Mugen. Los tres acaban cayendo bien debido a su imperfección, su orgullo y su modo de ver el mundo. A su alrededor se juntan seres variopintos que nos dan algunas historias que realzan una visión desmitificada y, a veces, extravagante de Japón. 

Los últimos tres capítulos de Samurai Champloo se entregan a duelos épicos, momentos de tensión y reencuentros que arrancan más de una lágrima; quizás son la definición perfecta de encontrarse con unos amigos por última vez, pero ¿qué es: "por última vez"? En ese camino que se separa, uno nunca sabe si volveremos a vernos de nuevo. Lo que sí estoy seguro es que, tarde o temprano, volveremos a cruzarnos con ellos.

Una de las imágenes icónicas de la serie. Fuente.

1 comentario:

  1. Al leer tu entrada no he podido evitar recordar uno de mis animes favoritos: Rurouni Kenshin. Me encantan las historias de samuráis y, como no puede ser de otro modo, me la apunto. Me interesan esas visiones atípicas de Japón.

    Abrazos.

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