Arrowsmith, el protagonista que da nombre a esta serie bélica con elementos fantásticos. Fuente. |
Luchamos y mueren inocentes. Pero si abandonamos, morirán más inocentes. Y lo peor de todo es que los prusianos podrían decir lo mismo. Hacen lo que tienen que hacer. Luchar contra nosotros. Contraatacar. Todo lo que podemos hacer es llegar al final. Intentar contener el fuego hasta que se apague. Y esperar que algo sobreviva.
¿Qué hubiera pasado en la Primera Guerra Mundial si los diferentes bandos hubiesen contado con elementos mágicos como armas? ¿Qué pasaría en un mundo donde la magia siguiese vigente, los dragones fuesen apoyo aéreo y entre las tropas terrestres hubiera una horda de troles o vampiros? Son dos preguntas que amplía y responde Kurt Busiek con sus guiones para Arrowsmith, que contó con el dibujo y el argumento del español Carlos Pacheco.
Arrowsmith es un joven que decide huir de su pequeño pueblo natal junto a su mejor amigo y unirse al escuadrón aéreo que cuenta con dragones con los que pueden sobrevolar los campos de batalla. A lo largo de varios cruentos meses, Arrowsmith comprenderá qué supone la guerra contra un villano que se nutre de nigromancia y sangre, pero también descubrirá que ellos mismos no son el bando heroico que creen ser cuando recurren a nuevas y temibles armas cuya ciencia atroz podría devastar países enteros.
Una demostración de cómo el mundo de Arrowsmith es el nuestro y, a la vez, no. Fuente. |
Un mundo en guerra
Arrowsmith es una de esas series cortas que deseas que hubieran continuado varios números más para expandir esa guerra de soldados en un frente que se alimenta de magia, pero también de sangre, donde los magos son los altos dirigentes y cientos de inocentes mueren bajo el yugo de los poderosos. Busiek presenta todo ello y da vida a los horrores de la guerra y las ilusiones que se quiebran cuando el mundo en blanco y negro de los boletines informativos de guerra se descubre como falso ante una realidad siempre más perversa.
Guerra, amor, amistad, lucha, falsas esperanzas... Todos estos elementos se mezclan en sus páginas y resulta una serie fresca, dando a los elementos mágicos de los cuentos de hadas o la fantasía épica la realidad que tristemente todos conocemos, y planteándonos una serie de interesantes paradigmas como qué pasaría si la magia se hubiera desarrollado en un entorno real, ¿cómo hubiese cambiado el mundo?
A modo de alegoría, Busiek habla de la Primera Guerra Mundial y cómo la humanidad, pese a que posee la magia, seguirá cometiendo errores terribles que llevarán a que vidas inocentes se pierdan fuera y dentro del campo de batalla. Busiek nos habla sobre cómo ni siquiera contando con la maravilla podemos alcanzar ese mundo que debería ser mágico.
Como era de esperar, la obra continúa también las claves de las novelas de crecimiento o el llamado bildungsroman. El personaje evoluciona, cambia y se enfrenta a diferentes adversidades que hace que no sea el mismo chaval ilusionado que parte de la granja donde ha vivido hasta el momento en el primer número.
Portada de Arrowsmith. Fuente. |
La magia del cómic
El proyecto no surgió solo de Busiek sino también de Carlos Pacheco, que recordaba en una entrevista de hace unos años, como a los dos se les ocurrió mientras el guionista pasaba un tiempo en Cádiz. En cuanto ambos pudieron, los dos artistas crearon Arrowsmith y es que la labor de ambos se vuelve complementaria y sumamente importante. En dicha entrevista, Pacheco afirmaría:
"Para mí Arrowsmith es un género bélico: no es una historieta de fantasía que transcurre en una guerra, sino una historieta de guerra que transcurre en un mundo de fantasía. Y esto es sobre todo una forma de evitar suicidarse en el mercado norteamericano, donde el género bélico por sí no tiene demasiado éxito. Por eso se incluyen elementos de fantasía, aunque si los quitas y lo trasladas al mundo normal, la historia básicamente sigue siendo la misma… así que los elementos fantásticos están allí para ajustar la serie a una serie de condicionantes del medio norteamericano".
Si nos centramos en el dibujo, Carlos Pacheco ya había colaborado en la legendaria Siempre Vengadores con Busiek. Pacheco es capaz de dar narrativa a la historia y diseñar personajes interesantes, además de ambientaciones y atmósferas reavivadas, por ejemplo, por el uso de splash page como aquella en la que Arrowsmith contempla maravillado la llegada a un nuevo mundo donde los humanos se mezclan con troles, ogros, enanos, duendes, hadas y todo aquello que podamos soñar. El propio Pacheco reconocería lo a gusto que se sentía en esta obra, con sus personajes, compartiendo todo lo que significan para él. El uso de los diseños, el vestuario y diferentes conceptos aportan a la obra un acabado muy interesante que realza el buen guion de Busiek. Por mucho que exista la magia y esta haya alterado el mundo, no hayamos glamour como en parte de la fantasía épica; hallamos lo que verdad implica. En la labor del entintado cuenta además con Jesús Merino, colaborador de aquel momento del autor español.
El horror es más humano que mágico y eso queda claro con este cómic de Busiek y Pacheco. Fuente. |
Más allá de la guerra
Publicada originalmente en 2003 y sin haber tenido las continuaciones previstas hasta la fecha, el mayor defecto que se le puede atribuir a la serie es que no tenga más números para explorar los diferentes frentes, personajes y lugares de este extraño mundo que conjuga guerra con dioses y monstruos.
El desenlace, si se le puede llamar así, da la impresión de ser demasiado abierto. Puede que con más números entre los publicados pudiésemos haber conocido más de este nuevo mundo en el que Busiek y Pacheco se perdieron y nos invitaron a perdernos como solo la mejor ficción puede lograr. No obstante, la intención de ambos autores ha sido proseguir Arrowsmith en cuanto los derechos vuelvan a quedar libres (es lo que se comenta en la ya citada entrevista).
Para los curiosos, la edición de Norma se complementa con una serie de bocetos, diseños y un mapa del mundo del cómic.
Arrowsmith es una obra con un indudable valor, no solo por su estética o su trama, sino por el mensaje que transmite: y es que más allá de la magia y el encanto, el horror siempre es real y ¿qué podemos hacer nosotros para cambiarlo?
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