¿Probarías un juego que recrea tu peor miedo, profundizando a través de tu mente? De eso va Playtest, capítulo de la cuarta temporada de Black Mirror. Fuente. |
"No tengas miedo, solo es un juego".
¿Quién es tu peor enemigo? Tú mismo. Acaso, ¿revelarías a cualquiera cuál es tu mayor miedo? Seguramente no. ¿Jugarías con él a cambio de dinero? ¿Te someterías a una tortura con tal de ganar un videojuego? ¿Cuál es tu límite? Preguntas y dilemas que nos plantea la buena y oscura ciencia ficción de Black Mirror en el episodio de su cuarta temporada: Playtest, que, si bien no es de los mejores (¿no es tan provocador?), sigue siendo bastante atractivo.
A modo de muñeca rusa (y es lo que salva esta historia, los constantes giros), evocando al episodio del castigo eterno de White Bear (de la segunda temporada), la serie de Charlie Brooker nos transporta a un mundo donde los videojuegos basados en la realidad virtual están en auge, tanto que necesitan que alguien pruebe como conejillo de indias. Solo hay que pensar en algunos clásicos del ciberpunk, en las convenciones de fans de los videojuegos de nuestro alrededor o en la premisa de animes como Sword Art Online para hallar un reflejo de todo esto en nuestro día a día.
Siguiendo los esquemas del encierro en la casa encantada del cuento clásico (tener la necesidad de enfrentarse al terror debido a no poder, por ejemplo, pagar un pasaje de vuelta a casa), el protagonista Cooper se somete a una prueba de un nuevo juego de terror que jugará con sus peores miedos. La atmósfera del capítulo, en esta parte, aunque conseguida (gracias a Dan Trachtenberg, director de Calle Cloverfield 10), no logra la profundidad o el desgarro de otros episodios que tiene esta serie, tampoco posee la mordacidad cínica de Charlie Brooker, pero aún así, es un buen capítulo que desvela que nuestra peor pesadilla se puede hacer real. Su protagonista, un parlanchín simpático (bien interpretado por Wyatt Russell), está a punto de experimentar con su verdadero yo, lejos de la imagen que ha querido dar de sí mismo durante todo este tiempo. Parece un joven Juan Sin Miedo, pero pronto la imagen se rompe.
A través de varios finales, la serie nos acerca al mayor temor de Cooper: ¿es una casa encantada? ¿Una araña? ¿Un abusón del instituto? ¿La chica que le dio una mano? ¿La sombra de la enfermedad de su padre? ¿Perder los recuerdos? ¿No contestar a su madre? ¿Un simple móvil? Capas y más capas donde el espectador se pregunta qué es real y qué no, y que nos encierra en el tormento de los videojuegos del mañana, pero, sobre todo, alertan sobre nuestra mente y los miedos que albergamos en ella. Al fin y al cabo, somos nuestro peor enemigo y no creo que debamos probar eso para saberlo. No, sin duda, no es un juego, pero ¿qué lo es en realidad?
Me pareció una buena historia. Incluso me recuerda a relatos que he escrito sobre lo peligroso de enfrentar a una materialización de los propios temores.
ResponderEliminarParece incoveniente el que se borren las diferencias entre lo real y lo irreal.
Me alegro de que te gustase.
Eliminar¡Gracias por el comentario!
Buena serie!!!
ResponderEliminar¡De mis favoritas! :) ¡Gracias por comentar!
EliminarVi Hated in the Nation.
ResponderEliminarMe parece el mejor episodio. Y está entre lo mejor que visto, no sólo entre los episodios de la serie.
Hablaré pronto de él. ¡Gracias!
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