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Sweet Sacrifice, una de las mejores canciones de Evanescence, formó parte de ese disco que no paré de escuchar en verano de 2007: The Open Door. Y ahora, lo escucho tras tanto tiempo...
A veces, podemos hacer memoria sin ponernos a pensar. Si leemos un libro, vemos una película o, como en este caso, escuchamos una canción que devoramos en una etapa de nuestra vida, es deleitarnos con los primeros compases y viajar a esos momentos.
Y, de repente, vuelves a disfrutar de un grupo que escuchabas sin parar hace seis años y evocas por qué te gustaba tanto en esa época y por qué ahora los sigues escuchando sin sentir ninguna vergüenza. No siempre tengo esa suerte, pero cuando la tengo, debo compartirla de alguna manera.
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Ohhh ¡Evanescence!
ResponderEliminar¡Es mi banda favorita desde los catorce! * . *
Yo tampoco he dejado de escuchar sus canciones, aunque admito que mi época favorita se remonta a Ben Moody (el guitarrista y compositor de muchos de los temas), él y Amy eran únicos, eran la esencia de Evanescence.
Si no lo has hecho te recomiendo la nueva formación de Ben Moody: We Are The Fallen y los discos en solitario de Ben: "You Can't Regret What You Don't Remember" y "All for This"
¡Sabía que yo no era el único que sentía debilidad por esta banda!
EliminarSí, también fue mi época favorita. Su último disco no me gustó mucho, lo reconozco, así que suelo viajar a las primeras canciones y me transportan a otra época de mi vida.
Muchísimas gracias por las recomendaciones, me las apunto, que usted tiene buen gusto. :)
¡Gracias por tu comentario!
Evanescence es memorable. O tal vez lo sea su líder, Amy Lee. Una mujer que puede ser calificada como una musa, por su talento, por su personalidad.
ResponderEliminarMuy bien por esta mención, buena entrada.
Una musa que me ayudó a escribir en el verano de 2007 mis primeras novelas sobre vampiros, junto a la música de su grupo y otros como los Rolling Stones.
Eliminar¡Gracias por tu comentario!