Stane también piensa que Stark es odiable. |
¿A
quién no le caía mal Tony Stark tras la Civil War? Recordemos que este
millonario, playboy y filántropo se había convertido en partidario del Acta de
Registro que obligaba a los superhéroes a desvelar su identidad, hecho que le
enfrentó al Capitán América. Al final, Stark conseguiría vencer y convertirse
en director de S.H.I.E.L.D. (un pluriempleo pese a todas las jugarretas que le habían hecho los amigos- entonces enemigos- de Nick Furia). Es decir, Tony te caía mal pese a que su posición fuese
lógica. ¿Por qué? Porque se había llegado a comportar como un hipócrita, había traicionado
ese espíritu de “paso de S.H.I.E.L.D.” y lo peor condujo al Universo Marvel a
una de las situaciones más raras vividas en los últimos años: el supervillano
es el de menos, lo mejor es pelearse entre nosotros[1]. Y además, es rico y famoso. Odiable vaya.
El
guionista Matt Fraction y el dibujante Salvador Larroca tenían una difícil
tarea por delante en 2008. Sin embargo, gracias a que se les dio cierta carta
blanca, inauguraron toda una etapa que duró años. En parte, el éxito de la
película Iron Man consiguió que muchos fans volviésemos a ver a Tony Stark como
alguien más majo de lo que había sido, pero ¿cómo lograr eso en el cómic?
Fraction
y Larroca debían seguir el camino de Warren Ellis inaugurado con Extremis, es
decir, relanzar y hacer renacer a un personaje que pocas veces había gozado del
amor de los fans. De ahí que Las Cinco Pesadillas tenga bastante de
introductorio y una buena idea: conocer a Iron Man a través de sus mayores
miedos.
Batallas y más batallas durante todo el cómic. |
Toda
la historia gira en torno a Ezekiel Stane, hijo de Obadiah (enemigo de Stark),
que busca vengarse de Iron Man y, para ello, usa la tecnología de Stark
haciendo atentados por todo el mundo. Un genio criminal que busca acabar con Iron
Man de la forma más certera posible y destruir así también el legado de Tony Stark, que
deberá enfrentarse a temores como perder a sus amigos y compañeros a la vez que
S.H.I.E.L.D. hace lo que mejor se le da: estar fastidiando todo el rato con
María Hill a la cabeza.
Seguramente
el ritmo no termina de acompañar a esta aventura, aunque Fraction intente dejar
claro todos los puntos y cumplir con una historia sencilla que sabe más al
nuevo lector que seguramente al más veterano, que ha visto conceptos tocados ya
en otros momentos y etapas de Iron Man (y sí, esto se hace mucho, pero ya que
estamos se le podría ofrecer algo más).
Por
otro lado, el dibujo de Larroca se muestra espectacular en muchos puntos como
la destrucción de cierta ciudad con la que el dibujante tiene mucha relación.
Aunque quizás el uso de fotos para ciertos fondos (como los cielos) o algún
personaje que aparece algo estático, no termine de enganchar aunque cumpla (y
cumplió durante muchos y muchos cómics más, de forma mensual).
Seguramente,
lo mejor es ese desenlace donde Iron Man reconoce lo que debe ser para triunfar
sobre sus amenazas y puede que no sea algo tan positivo como cabría esperar. No
obstante, no será la primera vez (ni la última) que el Cabeza de Lata cruce la
línea.
La
Cinco Pesadillas al menos cumplió en algo básico: la serie continuó. Si hubiera
sido una obra terrible, no hubiera seguido vendiendo y eso se puede ver contando todos
los cómics que vinieron después.
Acción,
aventuras, exploración y nueva presentación del personaje, aunque no roce niveles de otras grandes obras. De eso va Las Cinco
Pesadillas y en parte consiguió el objetivo: Iron Man ya no caía tan mal.
Valencia y los fuegos artificiales de Stane. |
[1]
Y ahora que lo pienso, una de las cosas buenas de la etapa de JMS en Thor fue
cuando el dios nórdico le dio una paliza a Iron Man por todo el tema del clon.
Otro motivo más para que te cayese mal: Iron Man con su amiguito Reed creando monstruos cual Victor Von
Doom.
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