Pensaréis: “Esta es una
entrada chorra para enseñarnos una cosa graciosa”. Bien, es eso y algo más.
Viendo
esta imagen, siento que se resumen mis ganas de leer un cómic decente y
escribir sobre superhéroes. Creo que capta a la perfección el sentido.
Me explico...
Al
principio, tienes ganas de destrozar todo un género que parece que no avanza.
Tienes ganas de verter todo su cinismo (forma educada de decir mala leche). Pero
después, recuerdas esas historias que te emocionaron siendo un crío, como “El niño que coleccionaba Spiderman”, y tienes que abrazarlo.
Ese
es el mal del lector y el escritor de superhéroes, nunca los odiarás del todo,
siempre ha habido algo que merece la pena. La industria puede que se vuelva una sacacuartos sin deseos artísticos, pero siempre hay -o ha habido- un autor o un personaje que te devuelven la fe. Por eso, nunca odiaré los tebeos y tampoco los tebeos de superhéroes.
Eso
sí, me pones una piñata con la cara de algunos de los mequetrefes que hay
actualmente en la industria... Me vuelvo loco a sacar caramelos.
XD. Curiosa relación amor/odio la de los seguidores del noveno arte tenemos con el cómic.
ResponderEliminarHola, superñoño
EliminarSí, creo que todas las aficiones conllevan esa carga de amor y odio que las hace irresistibles.
Gracias por tu comentario, un saludo.