Críticas de libros: Hija de lobos de Víctor Conde

Escocia, 1826. La joven Sabine junto a sus padres y su hermano enfermo Isaiah llegan a la isla de Rhum, donde pronto despertará una terrible maldición que oscurecerá sus vidas para siempre. Una maldición que aúlla, persigue y mata: los garou, los hombres lobo.

Críticas de libros:

Crítica de Hija de Lobos de Víctor Conde. Fuente.

 

-Autor: Víctor Conde.

-Año: 2011.

-Editorial: Minotauro.

-Páginas: 363.

-Género: Novela gótica, suspense, terror.

-Precio: 17,00 €.

“¿Debo dejar sin contar esta historia, aun cuando sé que la tildarán de increíble y de sangrienta?”

SABINE

Los hombres lobos han regresado. Lejos del mito cinematográfico y de la humanización cursi y ñoña, los hombres lobos de verdad vuelven, resurgiendo de sus mitos más antiguos. ¿Gracias a qué? A la novela “Hija de Lobos”, del escritor tinerfeño Víctor Conde (crónica de la presentación del libro).

[Para amenizar esta reseña, una canción que coincide mucho con la temática oscura y dramática de Hija de Lobos: “Madeleine´s lament” de Elliot Goldenthal para Entrevista con el vampiro]

A la hora de escribir sobre los hombres lobo, Víctor Conde se basó en el mito básico que dio origen a la leyenda. Unos cuentos de terror que se mezclaban con la realidad fueron el origen de todo ello: masacres llevadas a cabo por lobos en ciertas zonas de Europas. Eso evolucionaría del folclore a una nueva imagen que distaba mucho de la que hemos visto a lo largo de los años en la gran pantalla.

Esa vuelta a las raíces supone un auténtico deleite. No es lo mismo de siempre. A la vez, tenemos una gran novela de licántropos, porque los vampiros tienen a Drácula o Carmilla, pero ¿y los hombres lobo?. 

Además, el escritor ganador del “Premio Minotauro de 2010” demuestra lo bien documentado que está en varias zonas del libro (recuperando historias muy oscuras sobre eventos siniestros del pasado y, desgraciadamente, a veces, aún del presente). Todo ello aporta una aura de realidad muy buena. Consigue que me crea esta historia.

Sobre lo anteriormente dicho, añadir que el libro contiene al final una serie de anotaciones que, quizás, pueden no ser muy cómodas al tener que ir pasando de un capítulo al término del libro para hallarlas, pero cuyo contenido vale la pena (uno termina con el gusanillo de querer saber más sobre los licántropos).

Por su parte, el autor de Piscis de Zhintra demuestra nuevamente que no es un contador de historias sin genio o pasión por su oficio, como otros. 

A parte de los consabidos guiños (a películas como En compañía de lobos de Neil Jordan e incluso alguna más insólita, como una canción de Simon and Garfunkel: The sound of silence- o al menos, yo creo haberlo encontrado en una frase), Conde, una vez más, no se conforma con escribir la misma metáfora que ha perdido su sabor añejo hasta ser una frase hecha. Intenta ser original escribiendo y lo hace bien. Eso, en estos días, ya es un milagro.

De esta manera, Conde demuestra su ingenio. Narra muy bien, las descripciones están muy curradas (y no saturan demasiado), hay citas estupendas, crea buenos personajes que evolucionan (como la protagonista, Sabine) y, en muchas de sus páginas, consigue que estemos ante una novela que parece realmente gótica, encontrada en una vieja y polvorienta biblioteca del siglo XIX.

Otro aspecto que se le da muy bien al hacedor de la trilogía de los Heraldos es crear  atmósferas. Sabe concebir muy bien el terror (el ataque del hombre lobo a la casa al comienzo de la novela), pero también otro sentimiento más difícil: la sordidez, atractiva y repulsiva a la vez, durante la estancia de uno de los personajes con los ¿monstruos? de esta historia.

Y me permito colocar el término “monstruos” entre símbolos de interrogación, porque el giro final, cerca del desenlace, está muy bien. Con un toque que recuerda a Alan Moore cuando hablaba sobre los monstruos, más humanos que los humanos (como diría cierta marca dereplicantes), Conde nos regala un buen momento. Hay un giro en la forma de ver la trama que enriquece mucho la novela.

Sin embargo, Hija de Lobos no es una obra perfecta (considero que hay pocas novelas que lo sean). Su título puede llegar a ser un pequeño spoiler, tiene algunos problemas de ritmo en su comienzo (aunque después consigue atrapar), uno siente que los personajes de Dulsie (cuya manera de hablar me parece una gran idea) y el niño salvaje del cura podrían haber sido más explotados en la trama, no terminamos de comprender completamente lo que le ocurre al personaje del hijo pequeño (Chris), el romance puede parecer algo súbito (aunque ¿qué verdadero amor no acaba siéndolo?) y no se termina de entender el odio de los licántropos a la sociedad cuando conviven, entre ellos, en una especie de tribu (que es algo bastante similar, coincidiremos, a la sociedad, aunque esta sea una burda mofa donde no hayas leyes ni reticencias de ningún tipo). No obstante, cómo veis, no son tantos “contras” si los comparamos con los “pros” por lo que “Hija de Lobos” es una novela muy recomendable.

A los puntos buenos o sobresalientes, sumar el auténtico final, ESE FINAL. En él, uno de los personajes (no diré cuál) debe elegir entre ser un salvaje o un civilizado, un monstruo en cualquier caso. Me parece soberbio, muy humano, bien contado y elegido.

Casi para terminar, decir también que el lector acaba con ganas de saber qué podría hacer el escritor Víctor Conde con otros viejos monstruos (hoy, muchas veces vejados por algunas “novelas” que sólo sirven de “consolador emocional” para cierto tipo de adolescentes). ¿Qué monstruos podría tocar Conde con la gracia de "Hija de lobos"? Por ejemplo: vampiros, el mito del “mad doctor” (forjado por “Frankenstein” de Mary Shelley) o momias (licántropos y zombis ya están, en la presente novela y "Naturaleza muerta", respectivamente). 

Sea como sean, son criaturas que en su día horrorizaron realmente y que podrían acabar estando unidas, ¿por qué no?, por la misteriosa aparición de la sociedad NH (que ya aparecía en otra novela de Conde).

¿Quién sabe? Tal vez, en 2013 (con la llegada de una nueva novela del autor sobre los seres oscuros), Conde nos recuerde de nuevo por qué temíamos a los monstruos. 

Con Hija de lobos, ya nos ha dado una visión rasgada por lo antiguo, pero también lo nuevo, que nos crea la misma inquietud y duda que escuchar un aullido a medianoche.

“Supe lo que eran las cadenas de la carne humana. Lo que significaba estar prisionera en un cuerpo que no veía, que estaba tan sordo como ciego, que sólo percibía su realidad más inmediata, lo que tenía justo delante y podía tocar. El hombre manipulaba el mundo para rebajarlo y a su escala, para reducirlo a un concepto manejable, una fórmula matemática, sin darse cuenta de que era él quien tendría que haber crecido para admirarlo en todo su esplendor.”

SABINE