Imagen de dominio público. |
Nunca me achanto ante nada. Soy un chico valiente, siempre planto la cara a los malos y les pateó el culo hasta mandarlos a otra galaxia.
Así que un día, cuando volvía heroicamente de hacer la compra e iba en busca de mi bravo coche, encontré que había dos personas dentro.
¡Mi sentido arácnido (o lo que fuese) me aviso del peligro!
Preparé mi arma (el móvil) y la disparé (llamé lloriqueando valientemente a la policía) y fui después hasta aquellos dos vándalos para reírme de ellos y su derrota (muy, muy de héroe bravucón molón).
Me encontré con una parejita de tortolitos acomodados en una situación extraña que me dio arcadas. Empecé a echarles la gran bronca, la madre de todas las broncas: que si cómo me habéis atrevido a robar mi coche, que si sois tontos o qué, cómo diantres hacéis esa postura sin dislocaros nada…
Total… Que se echan a llorar y yo observó mi rostro reflejado en la reluciente cubierta de un coche próximo. Del mismo color que el mío… También el mismo modelo… Curiosamente, igual al mío.
Vaya casualidad… ¡Tiene hasta mi matrícula!
Miro la de los tortolitos. No es mi matrícula… Qué sospechoso.
El mismo modelo, pero no era mi coche.
Rápidamente, salgo corriendo a mi verdadero vehículo y huyo de allí… Eso sí, heroica y poderosamente, que no se diga lo contrario.
Nunca me achanto ante nada que no se diga lo contrario.
XD. Que bueno. Genial microrrelato.
ResponderEliminarHola, superñoño
ResponderEliminarLo más tenebroso de todo esto es que podría pasar, lo sé xD
Muchísimas gracias por tu comentario, me alegro de que te haya gustado =D