«Rey: ¿Y si esa estrella tiene una capacidad de destrucción mayor de la que imagináis, Taft? ¿Y si no deja rastro de mi reino?
Taft: Entonces tendréis la inaudita oportunidad de reconstruirlo a vuestro gusto. Tendréis oro y tendréis súbditos. Solo los dioses han contado con el privilegio de modelar el mundo según sus deseos».
Una guerrera que ha abandonado las armas. Una prostituta del rey. Una niña esclava. Un domador de aves. Un monstruo capaz de tomar varias formas.
No, no es el principio de un chiste de dudoso gusto, sino de un cómic de fantasía de corte grimdark titulado Shayne, escrito por Stephen Desberg e ilustrado por Chaiko (El rey mono) y que Yermo Ediciones ha publicado en nuestro país. ¿Valdrá la pena este tebeo que mezcla fantasía y fin del mundo?
El fin del mundo de Shayne
Como si de una novela de Joe Abercrombie (se me viene a la cabeza La mejor venganza) se tratase, Shayne narra la historia de unos personajes inesperados que se enfrentan al fin del mundo.
Lo apocalíptico siempre resulta interesante y, además, se puede enfocar desde diferentes géneros: las aventuras (Mad Max), el drama (Melancholia), la acción (El día de mañana)… Aquí lo vemos desde la fantasía épica, un campo donde muchos pensarían que jamás se ha tocado algo similar, más allá de las amenazas de los señores oscuros de marras. Sin embargo, indicaré que la obra Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin tiene fragmentos puramente apocalípticos y no solo por cierto cometa o la amenaza de los Caminantes Blancos, sino también por la desolación que cubre su mundo (recordemos a la pequeña Arya recorriendo como cautiva el camino hasta la fortaleza devastada de Harrenhal).
Por desgracia, lo más interesante de Shayne se queda en sus primeras páginas, donde conocemos a los protagonistas y vemos la destrucción en la que se sume el reino una vez el rey abandona la capital para salvarse del fin.
Los problemas de Shayne
A partir de ahí, todo está narrado con tanta prisa y con tan poca profundidad que sabe a poco. ¿Y lo peor? Que el guion se vuelve confuso debido a que jamás entendemos las auténticas motivaciones del villano de la historia y que la desconexión entre lo que se supone que ocurre en el guion y en el arte resulta tan evidente que uno acaba por perderse.
Luego, tiene el problema habitual de muchos cómics y es el “esto pasa porque sí”, aunque más que “habitual en los cómics”, es “habitual en las malas historias”. No me convencen mucho las decisiones que toman unos personajes que en muchos momentos resultan infantiles, como la esclava o el domador de aves. Ni siquiera la guerra o la exprostituta embarazada acaban resultando interesantes. Mucho menos el lingual, el monstruo que les acompaña.
Oportunidad perdida
Y es una lástima, porque hay malas historias de las que no hay nada que sacar, pero en el caso de esta, presentaba personajes que podrían haber llegado a ser interesantes, como la antigua guerrera Shayne. En manos de un buen escritor, podríamos haber tenido un buen cómic, pero todo queda bastante diluido al final. Ni siquiera entendemos por qué la obra se llama Shayne por esta antigua luchadora, ¿será porqué “Shayne” suena similar a “shine” y el cometa que se precipita sobre este mundo, como si fuera el cometa rojo de poniente, brilla? Lo digo por hacer mis deberes más de los que los hace Desberg y eso que no es un novato, este autor tiene muchísimas obras a sus espaldas como El escorpión o IR$.
Si a menudo digo que una película es un milagro a veinticuatro fotogramas por segundo y una buena película es un milagro a veinticuatro fotogramas por segundo, algunas historias se muestran como ejercicios de una excelsa dificultad en manos de autores que no logran desencadenar todo su potencial por un motivo u otro. Es la demostración de como por mucho que se quiera, en ocasiones, no se puede.
La caída del meteorito
En cuanto al dibujo de Chaiko, a quien conozco de la recomendable El rey mono, sigue teniendo una fuerza visual llamativa, capaz de crear entornos fantásticos con gran potencia, incluso con algunos toques de dibujo animado. No obstante, la serie va de más a menos y esto se nota también en el Chaiko del tercio final, ¿quizá cansado de esta obra? Pese a todo, y a riesgo de sonar cruel, imagino que este cómic venderá más por el apartado visual que por la historia en sí que nos está contando.
Por todo ello, al final Shayne no conmueve ni llama la atención del lector. Si bien se le pueden perdonar los pecados del primer número, en el segundo todo hace aguas por culpa de una confusión y de una falta de ambición que lo convierten en una obra muy menor dentro del panorama fantástico actual.
Sobre la edición, aunque se agradece la labor de Yermo por traer cómic europeo, aquí sabe a poco. Recopila los dos números en un formato amplio que permite disfrutar más del arte de Chaiko. Entre los aspectos negativos, debemos no incluye ningún extra: ni ilustraciones ni portadas alternativas ni diseños ni una carta de presentación… Nada, lo que la convierte en una edición olvidable, como todo el cómic en general, otra de esas falsas promesas del cada vez más quemado género grimdark.
Comenzaba diciendo que esto puede que sonase a un chiste y debo culminar diciendo que quizá Shayne sí lo es…, pero uno sin gracia.
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