Con sesenta años a sus espaldas, Doctor Who se ha convertido en una de las series más longevas y queridas de la Historia. Eso no quiere decir que haya tenido altibajos o parones a lo largo de décadas. Ya en 2005 Russell T. Davies la salvó de un hiato y la trajo de nuevo a la pequeña pantalla, y en 2024 regresaba para salvarla del pésimo showrunner Chris Chibnall. Más allá de tres especiales para celebrar el aniversario, Davies estaría tras la primera temporada del nuevo Doctor, encarnado por Ncuti Gatwa, y que buscaba conectar con el público de la serie clásica, el del reinicio de 2005 y, lo más complicado, un nuevo público que tomase el relevo. ¿Lo ha logrado?
Un nuevo viejo Doctor
Lejos de plantearse solo como un reboot, es interesante cómo Davies vuelve a hacer lo que ya hizo en 2005: encajar con el público joven sin dejar de tomar elementos clásicos como base. Tenemos a un Doctor que cambia de “uniforme”, un destornillador sónico que parece un mando, un personaje capaz de enamorarse de alguien de su propio sexo… pero a la vez hay guiños y homenajes constantes a la serie clásica, desde la TARDIS hasta un enemigo más cercano a un dios que a un simple monstruo. Y la estrategia funciona aún más: es algo viejo que vuelve a ser nuevo o viceversa.
Otro aspecto a tener en consideración es que el Doctor Who de 2024 ha sido lanzado en Disney+, que ha colaborado con la BBC en incrementar el presupuesto, algo que podría jugar contra el aire despendolado y sin dinero con el que ha jugado la serie desde siempre y donde radicaban, precisamente, dos de sus virtudes: primero, no tener vergüenza alguna y, segundo, utilizar soluciones más o menos imaginativas para salir airosa de cualquier problema. El Quince Doctor no ha perdido eso.
La nueva temporada de #DoctorWho va de menos a más y nos entrega algunos grandes momentos que nos confirman el regreso de nuestro Señor del Tiempo. Share on XMenos Doctor
Pero el «invento» no ha salido perfecto. Uno de los problemas es que solo hemos tenido ocho episodios y eso ha dejado al Doctor en un segundo lugar en muchas de sus aventuras y es una lástima porque Ncuti Gatwa hace un gran papel. Solo esperemos que tenga más presencia en las futuras temporadas, aunque no olvidemos que los problemas de agenda ya nos dieron en su momento el magnífico capítulo de Blink de Steven Moffat y aquí nos han dado ese remedo de La zona muerta que es el magistral 73 Yards, donde todo el peso recae en la jovencísimo Ruby Sunday, interpretada por Millie Gibson.
Repaso por la temporada
Space babies
Vista a distancia, esta primera temporada va de menos a más. Space babies es ese Doctor Who clásico y loco que se convierte en café para los más cafeteros y que es bastante arriesgado para enganchar a nuevos espectadores. Unos bebés superinteligentes abandonados en una nave donde son atacados por un monstruo hecho de mocos no entra dentro de mi definición de “gran episodio”. Lo siento.
The Devil’s Chord
Después tenemos un capítulo que tiene mejores intenciones que resultados. Me refiero a The Devil’s Chord o el capítulo donde salen los Beatles pero no suena ninguna canción de ellos porque la música de los Beatles es carísima (y sobrevaloradísima). Me gusta el Maestro, el villano que no tiene nada que ver con el clásico The Master, pero pienso que la idea no está bien desarrollada y que se queda en terreno de nadie. Básicamente, como la música de los Beatles.
Boom
Mejor suerte tenemos con Boom, escrito por Steven Moffat, quien regresa a la serie tras que la dejase como showrunner y que debutó como guionista de capítulos sueltos en la época de Davies. No estamos ante uno de los mejores, por mucho que los fans lo crean, aunque viniendo de lo que veníamos… parece que sí.
73 Yards
Y después llegó el ya mencionado 73 Yards, que es una pequeña joya de ciencia ficción donde nuestra compañera, Ruby, se queda sola y ve siempre la sombra de una anciana que la advierte, pero ¿sobre qué? Descorazonador, es una distopía bastante oscura donde el espectador puede entrar siempre y cuando suspenda la credibilidad y no busque demasiadas explicaciones (como en casi todo el trabajo de Davies).
Dot and Bubble
El siguiente episodio, Dot and Bubble, fue una sorpresa porque una vez más se juega con una premisa a lo Black Mirror: en el futuro, todos dependemos de una pantalla… ¿o es el presente? Una mujer elige vivir en su propia ficción (como todos) hasta que un misterioso mensaje le habla de unos monstruos que están a su alrededor, alimentándose de la gente que la rodea.
Como metáfora, funciona aunque sea tan sutil como que te caiga encima un rascacielos, pero me gusta mucho más el tenebroso giro que tiene en sus últimos minutos: el Doctor no salva siempre a gente buena y el racismo, lejos de haber sido olvidado, lamentablemente está cada vez más presente.
Rogue
Después nos llegó Rogue, un capítulo más ligero (y se agradece). Este episodio es considerado el Bridgerton de Doctor Who si Bridgerton no fuese una obra lamentable. Bailes de época, personajes aristocráticos, un cazador de recompensas interpretado por Jonathan Groff (y no, no es Jack Harkness) y unos alienígenas con forma de pájaro que toman el aspecto de humanos para hacer… cosplay. Puro Doctor Who.
The Legend of Ruby Sunday / Empire of Death
Y antes de lo que esperábamos la serie se encamina hacia su final con The Legend of Ruby Sunday y Empire of Death, dos episodios que funcionan como uno solo. El primero planta todas las semillas (quiénes son los padres de Ruby, quién es la anciana que aparece en todas las historias, qué hecho revolucionario va a retransmitir una compañía que podría pertenecer a nada más y nada menos que Susan, la nieta del Doctor…) y el segundo es una aventura que toca bastante el corazón del espectador que haya entrado en la temporada, y que nos habla sobre la muerte y la necesidad de un personaje como el Doctor, que trae algo de esperanza cuando más la necesitamos.
Además, es una valiosa relectura al final horrible que Jar Jar Abrams le dio al personaje de Rey en las secuelas. También, una vez más, Davies demuestra que es capaz de decir adiós a compañeros del Doctor antes de que se quemen (algo que nunca dominó Moffat) y tenemos uno de esos lacrimógenos desenlaces del Doctor, a los cuales nos acostumbró desde su reinicio de 2005.
Un buen regreso
No solo ha vuelto Russell T. Davies, su productora y parte de su equipo. No podemos olvidar mencionar la banda sonora. Murray Gold retornó con Davies y eso permite que, a su toque habitual de fanfarria, se le permita recuperar algunos temas clásicos y reinventar otros… ¿Y acaso Doctor Who no va sobre reinventarse?
Con esta temporada, Russell T. Davies y todo su equipo han demostrado que Doctor Who ha vuelto y que nos acompañará un par de años más. ¿Cómo no lo iba a conseguir nuestro viajero del tiempo favorito y más en esta época donde necesitamos algo de esperanza?
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